Ministro ante el fracaso de su gestión, renuncie por favor

A pocos días de cumplirse un año de que Héctor Rodríguez Castro fuera designado, por segunda ocasión, Ministro de Educación, ha transcurrido tiempo más que suficiente para convencernos de que no ha estado a la altura del cargo para el que fue designado. Nadie debería negar la capacidad discursiva del Ministro, pero la verdad es que los tiempos de hoy demandan más que eso para retomar el rumbo perdido de la educación en nuestros días.

La evidencia más reciente del fracaso de la gestión de Rodríguez Castro en Salas la tenemos en la reciente jubilación de más de 11.000 trabajadores del Ministerio que después de 25 años al servicio de la educación pública fueron víctimas del fraude por parte del patrono al recibir exiguos montos por concepto de prestaciones sociales.

Bien podría alegar el Ministro Rodríguez, con algo de razón, que no fue él quien diseñó la política laboral que desde 2018 se implementa, la cual apunta a la desaparición del salario y por ende a la eliminación progresiva de las prestaciones de los trabajadores; no obstante, el Ministro es "cómplice" del fraude laboral que se aplica a los trabajadores del Ministerio que está bajo su cargo. Pero veamos otras razones porque sostenemos también que el Ministro fracaso.

No fueron pocas las promesas y ofrecimientos que hiciera, desde su designación, a las maestras. Entre ella la de dignificar la vida de maestras y maestros y colocarlos en el sitial que se merecían. Al día de hoy es necesario preguntarse ¿es digno que una maestra sobreviva con salarios que en la mayoría de los casos no sobrepasan de los $10 mensuales?. Léase bien, hablamos de "salarios", no mencionamos los "bonos fraudulentos" a los que ahora hasta la designación de bonos le han cambiado porque saben que están reñidos con las leyes vigentes.

Ninguna de los anuncios de dignificación del gremio se han visto materializados después de un año y no es descabellado afirmar que los maestras y docentes viven en condiciones de precariedad laboral al percibir ingresos invariables en un país con una inflación que no se detiene. ¿Acaso no sabe el Ministro Héctor Rodríguez el costo de la canasta alimentaria al día de hoy?. Claro que lo sabe porque él, al igual que quienes desempeñan cargos de relevancia en el gobierno, están bien informado.

¿Por qué aunque el Ministro ya no repite las promesas de mejorar la condición de maestras y maestros, ignora la realidad económica que viven quienes se dedican a enseñar en nuestro país?

La semana pasada mientras se oficializaba la información de los nuevos jubilados del Ministerio de Educación y de "ipso facto" se cargaron las prestaciones sociales de estos 11.000 trabajadores y sus familias, vimos un tal Congreso Pedagógico de Docentes Bolivarianos aplaudir la "ficción" de educación pública de hoy, pretendiendo ignorar que serán ellos quienes recibirán miserias por concepto de prestaciones de parte de su patrono.

Es penoso que los trabajadores de la educación, de todos los niveles y modalidades, estén condenados a vivir hoy en precariedad económica mientras los gobernantes repiten cifras de crecimiento económico que se hacen burlescas para quienes deben sortear la inflación con ingresos que apenas sobrepasan los $160 mensuales.



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Carlos Luna Arvelo


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