La reforma monetaria

Siempre da mejores resultados llamar las cosas por su nombre. El problema es que cuando en política se satanizan algunos conceptos, los eufemismos toman el lugar que corresponde a las definiciones certeras que tratan de explicar la realidad. Esto dificulta la exacta comprensión de lo que se pretende hacer y, en el caso de la economía, puede restar eficacia práctica a determinadas políticas económicas.


En Venezuela la palabra Reforma fue satanizada por sectores de la izquierda política radical en su confrontación de deslinde con lo que en las décadas de los 70 y 80 del siglo XX se conocía como la izquierda reformista. Aquellos partidos auto definidos como parte de la izquierda, cuya estrategia para llegar al poder pasaba por la coexistencia con las fuerzas del sistema político de democracia representativa, lo cual en muchas maneras implicaba su adaptación y acomodo al propio sistema.


Hoy, luego de 18 años de cambios políticos intensos en la sociedad venezolana, no tiene ningún sentido real continuar utilizando el viejo enfoque. De allí que, calificar despectivamente a quienes planteen determinadas y puntuales reformas políticas o económicas, o proscribir del discurso la palabra reforma constituya una aberración conceptual, que en nada contribuye con la amplia explicación que debe dársele a ciertas decisiones públicas, que sin perder el norte histórico que nos guía, introducen cambios y correctivos imprescindibles para superar enormes desafíos impuestos por la compleja realidad actual.


Objetivamente este es nuestro caso hoy. La llamada Reconversión Monetaria tiene un alcance superior a su propia definición. En realidad es toda una REFORMA MONETARIA, tal vez la más amplia Reforma de la historia económica de Venezuela. De allí la pertinencia de definirla como tal, sin ningún tipo de prejuicio que tienda a minimizar sus proporciones. Una REFORMA MONETARIA que integra un conjunto de factores asociados que toman en cuenta los problemas derivados del peso que hoy en día tiene el dinero en la determinación de las variables económicas, pero sobretodo la dependencia crónica de la economía nacional de la divisa estadounidense y, por tanto, de los vaivenes del mercado mundial.


La calificación plena de REFORMA MONETARIA del programa anunciado, queda justificada a partir de sus componentes, a saber:


1. La creación de una nueva moneda, el PETRO, anclada en las reservas petroleras certificadas y el valor del barril de petróleo. Es la correcta política de darle respaldo real al valor de cambio de la emisión monetaria, distinta a la política estadounidense de emisión de moneda en distintas formas sin sustento tangible, que ha precipitado al mundo hacia una guerra comercial-monetaria sin precedentes históricos, detrás de la cual está la burbuja de papel creada por la Reserva Federal estadounidense que al estallar configurará la más desastrosa crisis de todos los tiempos.


2. Una reconversión del cono monetario, cuyo significado es la REVALUACIÓN DEL BOLÍVAR, moneda severamente desvalorizada por la escasez de divisas y la acción criminal de la especulación monetaria como instrumento de guerra económica. Recuperar la capacidad de compra del bolívar golpeando la inflación y facilitar las operaciones comerciales y contables.


3. Derogatoria de instrumentos jurídicos ineficaces en el momento actual, la LEY de Ilícitos Cambiarios, para facilitar la libre circulación de divisas, a objeto de aumentar su oferta y estabilizar los precios de las mercancías.

4. Nuevo sistema para anclar los precios de los productos y los salarios al valor que determine la relación bolívar-petro, ajustados a sus variaciones permanentes con el propósito de sostener su poder de compra.


5. Nuevo papel más dinámico del BCV en el control de las variables económicas, interviniendo con acciones para regular el mercado financiero y realizando operaciones financieras (con sustento en petróleo certificado en yacimiento, 29 mil millones de barriles) para fortalecer las reservas internacionales en divisas. Además, su obligación de publicar las estadísticas económicas y colocarlas a disposición del país.


6. Mercado de divisas, mediante la creación de las casas de bolsas y otros operadores cambiarios, en el cual se podrán comprar y vender divisas por parte de los actores privados a valor de las fluctuaciones de la oferta y la demanda. El precio de las divisas provenientes de las remesas de los particulares, contribuirá a aumentar la oferta significativamente a mediano plazo.


Para garantizar la eficacia de esta REFORMA MONETARIA, es fundamental definir el esquema de relación de las divisas que se transarán en el mercado con respecto al anclaje bolívar-petro. En esto, dejar claro el nivel de la tasa de cambio de las divisas que ofertará el Estado constituye un elemento esencial, toda vez que nuestra economía continuará atada objetivamente a este factor durante un buen tiempo. En mi opinión, es necesaria una ruptura con el concepto de venta de divisas baratas, entendiendo que la tasa de cambio a la cual suministremos divisas al mercado, deberá ser aquella que nos permita desarrollar la economía no petrolera, creando una industria nacional competitiva.



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Rodolfo Sanz

Secretario General de Gobierno del Estado Bolivariano de Miranda. Miembro de la dirección nacional del PSUV.

 fcbm29@gmail.com      @RodolfoSanzPsuv

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