Otra vez sobre la permanencia del control de cambios (II)

En una versión anterior (https://www.aporrea.org/economia/a266457.html) hemos tratado algunas razones que favorecen el mantenimiento de un control de cambios en Venezuela, conjuntamente con la apertura de un mercado para las transacciones privadas con divisas, originadas en la capitalización de rentas derivadas exclusivamente de la actividad privada o de particulares, que provea de mayor flexibilidad y complemente la dotación de divisas a la economía nacional por parte de la actividad exportadora, principalmente estatal (aunque también privada). Esta última posibilidad dependería a su vez -entre otras medidas necesarias- de la autorización de todos los agentes financieros -públicos y privados- para adquirir remesas de venezolanos en el exterior y aprobar la despenalización de las transacciones con divisas entre ciudadanos o particulares.

En aquel artículo insistimos sobre todo en los aspectos positivos del control de cambios (defensa y reposición de nuestras reservas internacionales, racionalización del uso de nuestras divisas, ajuste controlado del tipo de cambio, protección contra la especulación del capital privado de corto plazo, etc.). Ahora quisiéramos insistir, fundamentalmente, en algunos aspectos negativos de la liberación absoluta del mercado de divisas en Venezuela:

La decisión de liberar el mercado cambiario refleja un ingenuo optimismo en el funcionamiento de los mercados; una ingenuidad que sorprende pues es una verdad muy aceptada que los "mercados fallan y fallan frecuentemente" (Stiglitz, premio Nobel de Economía). Además de que los mercados financieros generan graves y muy perjudiciales consecuencias, incluso cuando funcionan óptimamente y precisamente por ello.

Al momento de considerar la conveniencia de tomar una decisión a favor de la apertura o liberalización del mercado de divisas, que no dudamos de calificar de desastrosa para Venezuela y para la mayoría de los venezolanos, es necesario evaluar el contexto en el que se adoptaría tal medida.

La situación actual de Venezuela, tanto en el ámbito interno como internacional, no aconseja tal decisión, en tanto existe un contexto de inestabilidad económica y financiera; en el ámbito internacional, por la continuación de los efectos de la crisis financiera global de 2007-2008, inicio de una guerra comercial entre EEUU y China, entre otros fenómenos, acompañado de una ofensiva imperial en contra de la Nación; y en el ámbito interno, atravesamos una muy compleja situación en el ámbito económico, político y social. Tal contexto favorece la incertidumbre general y la inestabilidad de los flujos de capitales en el ámbito global, promoviendo eventualmente grandes movimientos o salidas de capitales que terminarían por desequilibrar y generar una grave crisis en países con economías incluso más grandes y mercados de capitales mayores que los disponibles por Venezuela. En conclusión, la adopción de una medida de liberalización del mercado de divisas en Venezuela sería esencialmente desestabilizadora y un "golpe de gracia" a la economía venezolana.

Adicionalmente, la liberalización del mercado nacional de divisas provocaría un sobre ajuste del tipo de cambio, elevando el valor de la moneda extranjera en Venezuela, y depreciando nuestra moneda local, al menos hasta el nivel de páginas web desestabilizadoras e incluso por encima de los niveles especulativos actuales, mientras que la permanencia del control de cambios -en caso de ser bien gerenciado- permitiría un ajuste más racional y ordenado, gradual y controlado del tipo de cambio, logrando un mejor acoplamiento entre las variables económicas fundamentales y los determinantes de la competitividad internacional de la economía venezolana.

El mantenimiento de una decisión a favor de la liberalización del mercado cambiario en estas condiciones sólo sería posible por medio de la provisión frecuente de divisas por parte del Estado, lo cual actualmente no se podría hacer sin el acceso a endeudamiento y cooperación extranjera en grandes cantidades. Es evidente que estos requisitos en la actualidad son inalcanzables. Por eso, la liberalización del mercado cambiario en Venezuela es notablemente impracticable en el presente.

Finalmente, la liberación del mercado cambiario en Venezuela restringiría las capacidades del país para adelantar una política económica de desarrollo autónoma. Y subordinaría los objetivos nacionales a los intereses de grupos de capitales de corto plazo muy especulativos, justificados además en la situación de incertidumbre que pudiera prevalecer externa e internamente.

Por estas, entre otras razones principales, confiar en el "libre" mercado es suicida.

Rodolfo Magallanes, profesor del Instituto de Estudios Políticos.

Universidad Central de Venezuela

magallanucv@gmail.com



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Rodolfo Magallanes

Profesor del Instituto de Estudios Políticos de la UCV

 magallanucv@gmail.com

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