¿Petro y deflación en puerta?

Lo que es igual no es trampa, dice un longevo proverbio; todo lo que sube debe bajar, dice otro; detrás de la tempestad viene la calma, cosas así.

Pártase de lo que se anuncia y vislumbra, con un Petro que sacaría del juego cualquier cotización del dólar que no esté taxativamente validado por el BCV.

Y entonces, ¿por qué, luego de esta pesadilla llamada inflación al galope, no sobrevendría un proceso deflacionario de precios que tendría como detonante sa flamante panacea financiera llamada Petro?

Con los precios del oro, del petróleo, del cobre, del estaño, níquel, café y de todo tipo de mercancía internacional y nacional, suele ocurrir ese zigzagueante subir y bajar de precios regulados-no creados-por el subyacente juego de la oferta-demanda.

Es de esperarse, pues, que se retome las ofertas con descuentos, unos más apresurados que otros, con diferentes ofertas de ciertos y falsos descuentos como ha sido habitual en el comercio que hemos conocido hasta ahora.

Tal sería la salida a esa represada acumulación de inventarios de mercancía seca que hoy vemos en la mayoría de los comercios, además de los tradicionales de invendibles inventarios propios del mercado capitalista.

En reciente entrega expusimos cómo la conversión DOLARTODAY-PETRO, evade implícitamente la conversión de dólares en Bs.F que es la base matemática y comercial de la disparada e indetenible-hasta ahora-suba de precios, subas tan carentes de lógica económica que ya desparecieron las obvias diferencias entre carnes de primera y de tercera, entre pan de trigo y yuca, entre jabón azul y jabón de tocador, entre un neumático y un litro de aceite para motor, entre un pañal y una prenda de vestir, entre 1 cigarrillo y una cajetilla, cosas así.

Decimos que han desaparecido las diferencias económicas de costo de producción porque ahora todos los precios, absolutamente todos, son precios elevados que tradicionalmente y en todas partes eran propios de los llamados bienes de lujo, al punto de que de que lo de los pobres era alimentarse con caraotas negras y arroz blanco y, "si repicaban duro", con embutidos de tercera calidad, mientras las personas con mejores ingresos de preferencia lo hacían con carnes rojas y pescado y frescos crustáceos.

21/02/2018 06:54:36 a.m.



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Manuel C. Martínez


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