Las tierras raras son 17 elementos químicos esenciales para fabricar tecnología avanzada como móviles, baterías de coches eléctricos, misiles, turbinas eólicas o aviones de combate, y China controla alrededor del 80% de su suministro y procesamiento. Esto convierte a estos minerales en un arma geopolítica comparable al petróleo en los años 70 y ha desatado una verdadera fiebre minera entre inversores y empresas occidentales
Trump ha lanzado una gran ofensiva para romper el control de China sobre estos materiales, buscando reindustrializar Estados Unidos y garantizar la seguridad nacional con una política conocida en la prensa como “mine, baby, mine” que incluye apoyar financieramente a empresas mineras, reducir regulaciones ambientales, acelerar permisos, crear reservas estratégicas y comprar participaciones directas en empresas del sector para asegurar la cadena de suministro
