La revolución y el desencanto

“… y me ha quedado un dolor,

Más que un dolor un desvelo

Al saber que yo he cambiado,

Pero no ha cambiado el pueblo.

(Enrique Hidalgo, Mi suma y la de Juan)

La verdad es que me siento más que desencantado, aunque esto no es nada nuevo, por más que uno quiere hacerse el loco, la realidad está allí. Y voy a decir algo que puede parecer irrespetuoso: Nuestro comandante presidente es retardado, cegato o es que simplemente se hace el loco. Yo estuve en Nagua Nagua a principios del año pasado, en un foro sobre la TV que queremos. Y ninguno de mis camaradas de los diversos puntos de la geografía carabobeña estaban de acuerdo con la gestión del Gral. Acosta Carléz, y todos coincidían que estaba aliado con las cúpulas económicas del eje Valencia-Maracay. Pero nadie dice nada porque era compadre del Comandante Presidente.

Por otro lado, la diputada Iris Varela se cansó de denunciar las irregularidades del gobernador de Guárico, Eduardo Manuitt. Pero El comandante cada vez que le nombraban esas irregularidades, hacia lo que en lenguaje militar se conoce como “vista a la izquierda”.

Podríamos llenar miles de cuartillas ilustrando ejemplos.

Claro, a estas alturas ya me deben estar acusando de traidor. Claro, es más fácil descalificar a un militante desempleado y sin poder, quien tiene mucho tiempo esperando un cambio real de la realidad nacional.

Porque, es justo de decirlo de una vez por todas: Esta revolución ha creado una nueva casta de oligarcas, disfrazados de revolucionarios, pero el ojo clínico del comandante, solo es capaz de apreciar eso cuando el susodicho ha saltado de manera notoria, evidente y con las alforjas llenas se va al otro lado, es decir, que salta la talanquera. No tengo humor para comenzar a citar los nombres, ustedes conocen todos los casos, y para variar: NINGÚN PRESO.

Entonces, ¿qué clase de revolución estamos haciendo? Y esos discursos encendidos donde nos mandan a morir por esta revolución, mientras los nuevos oligarcas, nuestros oligarcas hacen su agosto, septiembre, noviembre y diciembre, en nombre de la manoseada revolución. ¿Qué dirían Allende y el Che?, quienes han recibido merecidos homenajes, en este mes, gracias a sus luchas militantes, en las que ambos cayeron gloriosamente, con dignidad y pundonor.

¿Qué diferencia existe entre, digamos Vinicio Carrera Arismendi, exministro de Luis Herrera y cualquiera de los traidores de este gobierno? Me perdonan, o mejor dicho, no me perdonen un coño: YO NO VEO NINGUNA.

Pero mientras a Vinicio Carrera, por lo menos lo satanizaron hasta el cansancio, nuestros nuevos corruptos, siguen jodiendo, ricos y tratando de tumbar un gobierno que hasta hace muy poco defendían. Yo veo a algunos de ellos, a los que el comandante exalta como patriotas, intento penetrar dentro de sus rostros, y solo me queda preguntar: ¿Y éste, cuándo se irá? Supongo que hay honrosas excepciones, claro que las hay, pero me parece que los corruptos del gobierno nos superan en poder, en dinero y en agallas, mientras millones de compatriotas fieles, permanecen, o bien desempleados, o bien, muy marginados dentro de sus puestos de trabajo, sintiéndose impotentes ante tanta maldad y codicia.

Entonces, tengo que creer lo que me han dicho unos buenos amigos, que el Comandante, solo está en el gobierno como figura que encarna la esperanza, eso para ellos y por ahora… es my conveniente.

Ellos no son brutos, saben que su figura se mantiene muy bien dentro del fervor popular, dentro de ese pueblo que se entusiasma con las arengas y las consignas baratas.

Yo, lamentablemente, no quiero seguir siendo simple comparsa. Creo en la revolución, pero una revolución de verdad, no basada en el estímulo materialista. Yo quiero una revolución en la cual todos seamos convocados, pero no solo para darle vivas al Comandante, queremos que nos escuchen, aunque usted no lo crea, Comandante, hay dentro de este pueblo gente que piensa y que no le gusta lo que está viendo. Usted no es la única lumbrera, yo respeto mucho lo que usted ha aportado como figura emblemática, como el hombre que logró canalizar todo el descontento que llevó al traste a la IV República, pero tampoco quiero que salga por la puerta de atrás de la Historia, si de verdad, no es capaz de interpretar el sentir colectivo, solo por el hecho de defender su puesto como presidente de la República.

“En una revolución, si es verdadera, se triunfa o se muere” (Che Guevara)

Seguiremos escribiendo…


pedroqueral@hotmail.com


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Pedro Querales C.


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