(Frente de Mujeres Argelia Velázquez Carrizales)

Un 8 de marzo para reflexionar. A propósito del Día Internacional de la Mujer

Se ha escrito mucho sobre este Día Internacional de la Mujer; algunos o algunas lo ven como un motivo de celebración, como un día festivo, otras y otros como un día de combate para exigir respeto a los derechos de las mujeres. En realidad, todos los 8 de marzo las mujeres salen a la calle para recordar la lucha que han dado durante siglos por la igualdad de derechos y donde muchas féminas dieron su vida por las reivindicaciones que tenemos hoy. Estas movilizaciones sirven de balance para reafirmar los logros obtenidos, para redefinir la agenda de las tareas que están por seguirse contra las desigualdades de un sistema patriarcal.

El Día Internacional de la Mujer se conmemora el 8 de marzo desde el año 1975, cuando fue institucionalizado por las Naciones Unidas. En diciembre de 1977, por exigencia de las organizaciones de mujeres en el mundo y la consecuencia en la movilización en reclamo de sus derechos a mejores condiciones laborales, el derecho al voto, igualdad de condiciones de vida, la Asamblea General formuló una resolución proclamando un Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.

Un motivo de mucho peso, que sentó precedente para este 8 de marzo, fue la huelga textil en Nueva York donde las mujeres exigían mejoras en las condiciones de trabajo, denunciaban las rudas condiciones a que eran sometidas en la jornada laboral, donde murieron 129 mujeres entre 14 y 24 años en el año de 1857, las cuales no tuvieron escapatoria porque los dueños del edificio cerraron las puertas, no dejándolas salir, fue una masacre; por ello el símbolo de este día es el color lila, por ser la tela que estaban confeccionando de ese color.

En los países de Latinoamérica se han abierto unos cuantos debates en diferentes temas sobre el feminismo y los derechos de la mujer. Ha sido el 2020 un año muy rudo, con la aparición de la pandemia del Covid-19, la crisis sanitaria, la situación económica la aparición del teletrabajo, así como el deterioro emocional de la población. A pesar de todas estas variantes en contra de los movimientos feministas, las mujeres y su lucha por la igualdad y el acceso a sus derechos no ha cesado; a través de la consecuencia y la constancia en la luchas por la igualdad de derechos las mujeres siguen avanzando en sus conquistas.

En Venezuela está sobre el tapete la reforma a la Ley Orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Desde el Movimiento de Mujeres "Argelia Velázquez Carrizales" pensamos que, independientemente de las mejoras que se puedan hacer a la Ley, también deben considerarse otros aspectos para combatir las desigualdades de género y la violencia contra la mujer en todas sus manifestaciones.

Consideramos que en la erradicación de las diversas desigualdades que sufren las mujeres debe tomarse en cuenta la diversidad entre mujeres afrodescendientes, mujeres indígenas, mujeres obreras, mujeres con discapacidad, mujeres privadas de libertad, mujeres rurales, mujeres campesinas, mujeres pescadoras, mujeres trabajadoras, es decir considerar las múltiples formas de opresión y exclusión social por razones de género en nuestra Abya Yala y El Caribe, con el objetivo de integrar y empujar propuestas de políticas públicas para la visibilización de las mujeres, su autonomía y empoderamiento en los ámbitos social, económico, político y cultural.

También, para nuestro movimiento de mujeres es preocupante la invisibilización del INAMUJER en los diversos medios de comunicación, lo que implica la poca difusión y promoción de sus acciones tendientes a la defensa de los derechos humanos de las mujeres. En ese sentido, proponemos implementar actividades de formación y socio-educativas en el ámbito local y comunitario, donde se percibe directamente los casos de violencia contra las féminas y donde muchas veces no cuentan con un servicio de atención de ese Ministerio.

Igualmente, planteamos la reactivación de la atención a las mujeres en las zonas fronterizas del país, en especial en Santa Elena de Uairén, donde los presidentes Hugo Chávez y Lula da Silva firmaron memorándum de entendimiento para combatir la violencia de género, la trata y tráfico de mujeres, niñas y adolescentes. Entre los años 2010 y 2014 funcionaron oficinas y casas para la atención a las mujeres y en los actuales momentos no se encuentran activas, que por su situación fronteriza tienen mayor incidencia los casos de violencia de género.

Dentro de las áreas de atención prioritarias consideramos: la atención y prevención de la violencia de género, la defensa de los derechos de la mujer en cuanto a la asistencia jurídica y atención psicológica, el resguardo y protección de las mujeres, hijos e hijas a través de las casas de abrigo (tomando en cuenta las altas cifras de feminicidios durante el año 2020), así como el fortalecimiento y atención a la adolescencia desde la prevención del embarazo a temprana edad.

Sin duda, debemos mantener el accionar revolucionario para enfrentar la ideología patriarcal y generar políticas públicas eficaces en el ámbito nacional para recuperar la credibilidad institucional. Por ello, presentamos unas líneas prioritarias para dimensionar las políticas de Igualdad y Equidad de Género en un plan de trabajo que puede definirse como "AGENDA DE LAS MUJERES - Venezuela 2021", la cual incluiría:

CINCO GRANDES (5) DIMENSIONES:

1. Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos: La mortalidad materna, el impulso de programas de salud sexual y reproductiva, la necesidad de incorporar el conocimiento en medicina natural de las mujeres en los sistemas de salud establecidos, y la urgencia de programas en función de enfrentar el flagelo del VIH/SIDA.

2. Autonomía Económica: Empoderamiento de las mujeres para una Economía Feminista Emancipadora que combine el conocimiento académico y la militancia política para:

a. La sostenibilidad de la vida.

b. El "Buen Vivir".

c. La protección a la naturaleza.

3. Violencia de Género: Frenar el incremento de todas las expresiones de violencia contra las mujeres, producto de una cultura que diagrama relaciones de poder y subordinación entre hombres y mujeres.

4. Participación política de las mujeres: Las mujeres tiene un mínimo acceso al ejercicio del poder y a las instancias de toma de decisiones. Esto debe revertirse mediante la acción de los movimientos de mujeres y la conquista de una institucionalidad política equitativa.

5. Políticas públicas y justicia de género: Desarrollar un proceso de inclusión de las demandas de las organizaciones feministas y de mujeres en la agenda política y gubernamental. Los estados han reconocido y abordado la existencia de desigualdades de género y han impulsado políticas públicas que contribuyan a revertirlas, las cuales deben ser evaluadas y fortalecidas en el marco de las demandas de la "agenda comunitaria de las mujeres".

Estas dimensiones propiciaran la autonomía de las mujeres económica, física y en la toma de decisiones. Por lo tanto, deben ser comprendidas en conjunto, de manera interrelacionada, dado que poseen un carácter multidimensional, o sea, la autonomía económica se fortalece al tiempo que las mujeres conquistan más autonomía física o en la toma de decisiones, y viceversa. Así, por ejemplo, al superar los límites del poder de elección sobre su vida sexual y reproductiva, así como la subordinación en el campo del trabajo, las mujeres están más cerca de una vida libre de violencia y de una actuación más plena en la política.

OTRAS ACCIONES ESTRATÉGICAS INTER-INSTITUCIONALES:

• Es fundamental que se continúen profundizando y perfeccionando el uso de los censos nacionales que incorporen las variables de género y etnia, lo cual permite visibilizar la situación de las mujeres en general y de las afrodescendientes e indígenas en particular, para utilizar esa base estadística en función del diseño de las políticas específicas para la equidad.

• Los medios de comunicación no son utilizados para la difusión sistemática de los derechos de las mujeres y el impulso de campañas educativas. Los enfoques de los medios continúan siendo mayoritariamente sexistas. Gran parte de la publicidad a través de los medios de comunicación hace uso de la mujer como objeto.

• Dialogar desde la interseccionalidad (enfoque localizado y contextualizado), para revelar las experiencias sustancialmente diferentes, las identidades múltiples, los diferentes tipos de discriminación y vivencias de opresión que sufren las mujeres.

Parafraseando al comandante Hugo Chávez, quien señalo que para acabar con la pobreza había que darle poder al pueblo, podemos decir que para acabar con las desigualdades de género y la violencia contra la mujer, las mujeres debemos conquistar el poder que nos merecemos por nuestra misión en la sociedad humana.

 

fmejiasster@gmail.com



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