Hay hambre, mucha hambre

Es imposible que las naciones ricas y desarrolladas del mundo no puedan acabar con el hambre en los países pobres, hambruna que todos sus representantes han jurado y rejurado acabar en reuniones de la ONU de la FAO, y otras reuniones cumbres que hacen durante cada año, a lo largo de décadas y más décadas, y al final siempre la misma cosa, hambruna permanente en diferentes países a lo largo y ancho del mundo. Es por eso que no cabe en la mente del hombre y mujer común de los pueblos del mundo otra conclusión que no sea la de que esas naciones lo que quieren de verdad es que los pobres, mayormente de raza negra, se acaben de morir, es decir, los países ricos y desarrollados lo que quieren es exterminar a toda la población pobre, realizando por omisión una matanza de gente y sin usar armas bélicas como en las guerras convencionales. ¿Por qué los países ricos y desarrollados no invierten y establecen industrias en esas naciones en donde la mano de obra sería de las más baratas del mundo? La única razón perceptible de no invertir en ellas es porque están pobladas por negros y los países europeos y de descendencia anglosajona son racistas y quieren que los negros desaparezcan de la faz de la tierra, ya que en verdad los desprecian, y para que nadie se lo diga de frente, una que otra vez le hacen llegar a esos pueblos pobres algunas dadivas en alimentos, cuando ya miles y miles de sus habitantes han muertos de hambre y otros tantos están por morir en próximos días, entonces, cuando la población esté aniquilada vendrá la invasión de esas naciones argumentando fines humanitarios, y las irán poblando con gente de otras razas; ya que la concepción de los dirigentes y gobernantes de los países ricos y desarrollados es que solo así esas naciones llegarían a ser prosperas. Es probable que los gobernantes poderosos del mundo se escandalicen de esta suposición y dirán que tal exabrupto solo pude caber en la mente de un ser humano desquiciado.

Aquí algunos países del mundo con una pobreza extrema, empecemos por: Haití 80%, Surinam 70%, Mozambique 70%, Sierra Leona 68%, Liberia 80%, Zambia 86%, Zimbawe 80%, Angola 70%, Somalia 85% y así unos 10 países más. No hay derecho a exterminar a esa gente en pleno siglo XXI en vez de aplicarse la técnica y tecnología actual para mejorar aquellos suelos y ayudarlos a aumentar la producción al invertir en aquellos países e instalar allí industrias agrícolas, pecuarias, fabriles etc. y entonces producir más alimentos y bienes de consumo buscando hacer feliz a esa gente; y no matarla de hambre tal es la actual intención. En muchos países pobres pueden instalarse algunas agroindustrias y producir cereales, caña de azúcar, hortalizas, frutas etc. etc., además de otras industrias de transformación y minerías que allí pudieran existir. Es casi seguro, es de imaginar, que ningún país rico y desarrollado haya realizado estudios científicos sobre la posibilidad de hacer alguna inversión que sea lucrativa en algún país pobre.

En fin, estos países pobres no han tenido quien los ayude, a ellos los han dejado luchar solos, ya que cuando sus líderes van a solicitar alguna clase de préstamo a la banca internacional para crear fuentes de empleos y establecer algún sistema económico que lo saque adelante y darles trabajo a sus pueblos, esta ayuda le es negada por cuanto ese determinado país no ofrecen suficientes garantías, y así pasa los tiempos condenados a que sus habitantes se debiliten y se mueran de hambre. Si, hasta ahora esos pueblos están condenados al exterminio, el sistema capitalista en que viven los países ricos y desarrollados no pueden ayudarlos porque el sistema económico neoliberal en que viven se lo impide, por lo que se puede considerar que actualmente se está desarrollando otro tipo de guerra contra esos países pobres, guerra que resulta mucho más barata que si estuvieran bombardeándolas. Cuando esos países pobres queden prácticamente deshabitado a causa de la hambruna, que es precisamente lo que esperan los gobernantes de los países ricos y desarrollados, entonces éstos vendrán y harán el favor de apoderarse de aquellos países: comenzando un nuevo coloniaje. Parece cruel esta apreciación, pero es que cuando alguien analiza el asunto de los países pobres y el comportamiento de las autoridades de los países ricos y desarrollados no queda otra conclusión. El odio disimulado contra la raza negra está actualmente en su apogeo en los corazones de los europeos y anglosajones.


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José Manuel Ameliach


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