Ha muerto el último humanista, clásico vivo y andante de Venezuela

Don Guillermo Morón Montero (1926 - 2021)


“…escritor prolífico, conversador inagotable, caminante de hemisferios
y perpetuo divulgador de lo venezolano en el mundo”
Alfredo Pérez Alencart. “Paginario Americano”, pág. 103

La figura del Dr. Guillermo Morón sobresale en las letras venezolanas, sin su presencia la historia de Venezuela estaría incompleta o por escribirse. Por su oficio cotidiano se le reconoce como el historiador venezolano del siglo XX, aunque las generaciones futuras lo recordaran por su monumental Historia de Venezuela, antes y primero que todo fue un escritor consumado, polémico y proverbial que nos legó una múltiple y transcendente obra de divulgación histórica y literaria con la que alcanzó “El señorío de la inteligencia y el dominio de la palabra”, según la fina expresión de Don Pedro Pablo Paredes. Trabajador incansable por y para la historia nacional y persistente critico de nuestro sistema educativo, de allí su insistencia en que el fracaso del país es no haber cumplido con el deber de educar al pueblo. “Ni de derecha ni de izquierda. Lo que soy es un hombre bien educado”, así se definía Don Guillermo Morón: genio y figura; Maestro y amigo.

Nació en la raya entre Trujillo y Lara, las dos ciudades Cuicas y Carora se disputan su cuna, su gentilicio es “cui-caroreño” de acuerdo a lo señalado por Don J. A. Escalona - Escalona. En honor a la verdad, su partida de nacimiento está registrada bajo el Nº 132 folio 34 de 1926 en la parroquia Cuicas del municipio Carache del estado Trujillo. Su padre, Armando Morón fue descendiente directo del primer Morón que vino a Venezuela en 1538 y su madre, Rosario Montero Maestra de escuela y escritora, se casaron el 5 de mayo de 1916. Muy pequeño fue llevado a Carora donde estudio del Segundo al Sexto grado en la Escuela Federal Graduada Egidio Montesinos y del Primer Año hasta el Tercero en el Colegio La Esperanza. En su infancia fue monaguillo, catequista y cuando cursaba quinto grado director de la revista semanal parroquial El amigo del hogar. A los dieciséis años se trasladó a Barquisimeto donde estudio Cuarto y Quinto Año de Bachillerato en el Liceo Lisandro Alvarado, Bachiller en Ciencias Sociales (1946), de inmediato a sugerencia de su protector Don Cecilio Zubillaga Pereda es enviado a Caracas a estudiar en el Instituto Pedagógico Nacional, graduado en 1949 de Profesor de Historia, Geografía y Ciencias Sociales. Publica su primer libro titulado Tierra de Gracia (1949).

Entre octubre de 1950 y agosto de 1951 fue secretario privado del gobernador del estado Lara el historiador Carlos Felice Cardot y a finales de año a instancias de su madre, quien temía por su seguridad ante la dictadura, se va a España a estudiar en la Universidad Central de Madrid (hoy Complutense), logrando la Licenciatura en Filosofía y Letras (1953) y el título de doctor en Filosofía y Letras, Sección Historia (1954). Se traslada a Alemania y realiza estudios de post grado de Filosofía de la cultura en la Universidad de Gotinga (1954 - 1955), lo cual le permitió ejercer la docencia en la Universidad de Hamburgo, en la catedra de Cultura Hispanoamericana (1956 - 1958) y al regresar a Venezuela en (1958) se incorpora a la docencia en la Universidad Andrés Bello como profesor de Historia de la Literatura Venezolana (1959 - 1962) y en la Universidad Simón Bolívar (1974 - 1985). Su mayor satisfacción y orgullo fue ser Maestro de escuela como su mamá.

Don Guillermo Morón era el decano de la Academia Nacional de la Historia y su faceta de académico la inició al regresar de Alemania en 1958, cuando el 7 de agosto es incorporado como Miembro Correspondiente por el estado Portuguesa; el 19 de noviembre de 1959, a sus 33 años, es electo por unanimidad Individuo de Número y el 31 de marzo de 1960 pronuncia su Discurso de Incorporación, titulado: Para una historia de la moral política en Venezuela. Una de sus frases: “Para hacer política hay que tener ética y si toda teoría de acción se fundamenta mediante un aprendizaje, se requiere para el político una pedagogía. Esa pedagogía ha de fundamentarse en el conocimiento de la historia nacional”, aun retumba en el recinto académico y espera ser escuchada por los vecinos del Congreso.

Su extraordinaria y ascendente carrera académica se fundamenta en su actuación como Director entre 1986 y 1995, tal como lo auguró al asumir el cargo logró sacar la academia a la calle y llevar la calle a la academia, seria incontable enumerar los logros. El más transcendente crear la Fundación Palacio de las Academias e instituir un importante fideicomiso por el cual subsisten ante el asedio del gobierno. Y se sustenta con su prolífica faceta de editor que cumplió a cabalidad y de manera ininterrumpida durante 38 años, desde su designación el 3 de agosto de 1958 hasta su retiró el 3 de agosto de 1996 (tuve el inmenso honor de acompañarlo en esa oportunidad desde su oficina en plaza Venezuela hasta la Academia, esperar que participará en la sesión y regresar, ese día decidió no asistir a más sesiones). El saldo positivo de gran editor lo representan las colecciones que dejo estructuradas: Fuentes para para la Historia Colonial de Venezuela (1963), Discursos de Incorporación (1966), la serie Bibliográfica (1973), El Libro Menor (1977), la serie Archivos y Catálogos (1981), Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela (1983), Estudios, Monografías y Ensayos (1983), la edición facsimilar de la gaceta de Caracas (1983), la serie Economía y Finanzas de Venezuela (1984), Obras Completas de Cecilio Zubillaga Pereda (1988), la reedición de la Biblioteca Popular Venezolana (1988), Obras Completas de Rafael Villavicencio (1989), la Colección Centenario (1991), la Biblioteca del Nuevo Mundo (1991) y además sendas ediciones de El Quijote (1992), del Arca de Letras y Teatro Universal (1993) y otras obras dispersas, donde incorporó los textos de autores clásicos, pero también dio cabida a jóvenes investigadores con trabajos de grado inéditos. Dicho de manera cuantitativa, desde la fundación de la Academia Nacional de la Historia el 28 de octubre de 1888 hasta agosto de 1958, cuando el Dr. Morón asume la Dirección de Publicaciones, se publicaron en 70 años 84 volúmenes.

Al salir impreso el 3 de agosto de 1994 el Catálogo general de ediciones, aparecen registrados en 36 años 816 nuevos volúmenes y a su retiro del Departamento de publicaciones 2 años más tarde superaban el millar. Fue tanto su afán que en algún momento llegó a publicar un libro por semana. R. J. Lovera de Sola lo catálogo como “…el primer editor de nuestro mundo académico”

Recuerdo que una vez en la segunda planta de su inmensa biblioteca, sentado en su escritorio y con todos los libros por él editados a su espalda, conversando de lo divino y lo profano me confesaba lo decepcionado que se sentía por tantas críticas de sus amigos de tan sólo ayer, que además lo habían abandonado y ya no lo frecuentaban ni lo llamaban como cuando estaba en su oficina 1-B del edificio Las Vegas cerca de plaza Venezuela, ya no tenía poder -ese es un mal muy venezolano, por eso Pio Gil nos etiquetó de “felicitadores”-, a manera de reconocimiento y de consuelo le dije: Doctor su mayor legado está en esa colosal colección de obras, nunca jamás eso se repetirá en Venezuela, usted ha dejado plasmado los fundamentos de la venezolanidad, allí está la sabia que nutrirá a nuestras futuras generaciones y lo más importante es que esta esparcida por toda Venezuela. Porque si de algo se ocupó el Dr. Guillermo Morón fue de llevar libros a los rincones más recónditos del país. Fue un andariego trota pueblos.

Como no puede existir producción histórica responsable sin investigación, a solicitud suya en 1971 se creó el Departamento de Investigaciones de la ANH con cuatro líneas fundamentales de trabajo: Juicios de Residencia, Bibliotecas coloniales de Venezuela, Esclavitud negra venezolana y Catalogo de la serie Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, que en conjunto se publicaron 107 volúmenes hasta 1996. Labor divulgativa que tuvo su par desde el Congreso de la Republica en el Dr. Ramón J. Velázquez, con la publicación del Pensamiento Político Venezolano de los siglos XIX y XX.

Su obra magna es la Historia de Venezuela, la más completa y única historia general de Venezuela publicada hasta ahora. Su primera edición en cinco volúmenes, apareció en Caracas en 1971, y la última publicada por la Enciclopedia Britannica de Venezuela en 1995, en seis volúmenes y dos videopedias. Entre la primera y la última se desataron muchas pasiones, hasta un libro en contra y un sinnúmero de artículos, lo cual no amilanó a su autor quien siguió revisando y consultando incalculable número de documentos y fuentes referenciales, asesorándose sobre el periodo indígena hasta lograr su objetivo, fueron 25 años de trabajo denodado. Todo comenzó con su Breve Historia de Venezuela publicada en Madrid en 1958, traducida al inglés con el título de A History of Venezuela por John Sreet de la Universidad de Cambridge en 1964 y a partir de esa versión al chino en 1973. La segunda edición también salió en Madrid con el sello Espasa - Calpe en 1979 y traducida al rumano (1980), al búlgaro (1985) y al japonés en 1993. Concluía así un ciclo histórico que había iniciado en 1959, cuando afirmó: “La Historia se labra, ciertamente, por la vivencia de los pueblos, más que por la señal de individuos particulares. Pero la memoria que es el historiar debe fijar y en efecto fija sólo algunas luces de esa vivencia. Quiero apuntar con esto que aún no se ha escrito, y apenas estudiado, la historia del pueblo venezolano” (BANH, 165, 1959)

Otra de sus tareas titánicas y quijotescas fue su ambicioso proyecto de la Historia General de América, del cual se encargó en 1983 (así se estrena como Cronista del bicentenario del Libertador, nombrado por el presidente Luis Herrera Campins) y que gracias a sus buenas relaciones interinstitucionales y personales logró concluir en 1992, reuniendo a 96 historiadores que le dieron vida y forma a la publicación en gran formato de 36 volúmenes: 10 del periodo: indígena, 11 del colonial y 15 del nacional, creo que sólo quedo por publicar la biografía de El Libertador San Martin (vol. 22-IV). Para el Dr. Guillermo Morón “Lo importante no es escribir la historia, sino contribuir a realizarla, juntamente con su pueblo”

Don Guillermo Morón fue un fabulador por excelencia, heredero y continuador en su estilo de los Cronistas de Indias por su afán de dejar constancia de su tiempo, no sólo los leyó y coleccionó a todos en sus ediciones príncipes, sino que propicio la reedición de sus crónicas. En sus narraciones se entremezclan el historiador y el literato con cualidad única, reafirmando lo dicho por José Enrique Rodó, en sus Motivos de Proteo: “El historiador insigne suele ser un hombre de acción que, doblando la cúspide de la existencia, se consagra a acuñar su ciencia del mundo en el troquel de una superioridad literaria que no sólo entonces descubre, o sólo entonces cultiva como ella merece”, ese no fue el caso de Morón, ya esa pasión la había cultivado y abandonado para dedicarse por 25 años a su Historia de Venezuela, a los ensayos históricos, literarios y de interpretación de los clásicos. Entre 1946 y 1947 publicó una docena de cuentos en periódicos de Caracas y Barquisimeto, antes en su adolescencia lo había hecho en el Diario de Carora. Después de ser designado Escritor del año 1980 por la Asociación de Escritores Venezolanos, retoma el camino y publica el libro Historias de Francisco y otras maravillas (1982), le siguen: Ciertos animales criollos (1985), El Gallo de las espuelas de oro (1986, 1993, 2006), Los hechos de Zacarías (1990), obtiene el Premio Nacional de Literatura en 1990, por el conjunto de su obra literaria y El Catálogo de las mujeres (1994, 1995), para dar paso a sus libros de memorias: A la intemperie (1998), Patiquines, pavorreales y notables. Una ironía sobre los oligarcas (2002), Memorial de agravios (2005) y Este pueblo de Cuicas. La memoria I (2013), algo notable en un país donde sus escritores rehúyen a escribir diarios o memorias y prefieren llevarse a la tumba sus secretos. Ante eso, pondera el académico de la Lengua Don Alexis Márquez Rodríguez, que el Dr. Guillermo Morón: “…es uno de los pocos que se han atrevido. Y ese atrevimiento es tanto más encomiable, cuanto que él tiene en su memoria muchas cosas que es preciso dar a conocer, porque en ellas pueden estar ciertos hechos que tienen que ver con la vida institucional venezolana de los últimos tiempos”, y lo fundamental es que escribió sus memorias sin cortapisas, sin miedo y en lenguaje directo. Enumerar el resto de su extensa bibliografía es tarea de otro escrito dedicado solamente a su obra, en total fueron 62 sus libros producto de su intelecto y coraje.

Es imposible cerrar este escrito sin dejar constancia de su amplio conocimiento y simpatía por los clásicos griegos y latinos. Invadieron su vida desde su estadía en Alemania y los conocía de la biblioteca heredara de los ancestros de su madre, por eso les construyo un sitial especial a la entrada de su casa, al fondo los almendros y el busto de Doña Rosario Montero, allí tenia además su hamaca para el reposo del guerrero y la armadura de Quijote con causa para dar pelea. Compartir con el Dr. Guillermo Morón en esta parte de su biblioteca, era recibir una cátedra de saber por su polifacético conocimiento de los autores, sus hechos y las ediciones, las conocía y tenía todas, me atrevo a decir que sobre clásicos griegos y latinos es una de las más completas bibliotecas de Latinoamérica, sin pretender exagerar. Ojala y su legado vaya a parar a las mejores manos o su familia la convierta en la Casa Museo de las letras Don Guillermo Morón, sería el mejor y más grande homenaje a su nombre y la manera de perpetuarlo por siempre. Con cierta ironía y orgullo a la vez, solía afirmar: “Tengo en mi biblioteca a los griegos y los latinos. Me gusta acercar mi ignorantísima curiosidad a sus palabras permanentes”

Para despedirlo, levanto con los amigos del Dr. Guillermo Morón una copa repleta de recuerdos para brindar por su vida, por su obra, por su amistad y cercanía, por su don de gente, por su apoyo con la historia menuda y sus hacedores. Fue un Maestro en ser amigo y saber hacer amigos, muchos al final lo abandonaron, él supo conservarlos a todos en sus recuerdos, cuando lo visitaba siempre me preguntaba por los que teníamos en común. Nos dejó como tarea: “Leer, escribir, amar: ése es el destino”, ese fue su grito de vida. Leyó por todos, escribió como pocos y amo como Don Juan sin restricciones, al igual que los marinos dejó en cada pueblo un amor y murió sólo en su casa, en el ostracismo que es el más cruel destino de los grandes hombres. Venezuela se está quedando huérfana de sus intelectuales, de sus prohombres de bien y constructores de ciudadanía.

(*) Director de Cultura - IMUCU Bailadores
La Abadía, noviembre 19 y 21, 2021.
nestorabadsanchez@gmail.com y @nestorabadsanchez


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Néstor Abad Sánchez (*)


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