Del país profundo: Sobre las coplas llaneras de Vidal Colmenares

Morocota y Colorete se llamaron las primeras vacas que ordeñó Vidal Colmenares en el sitio de La Mapora cuando tenía diez años. Así extendería el mantel del canto. Había nacido en Caño de Indio de Barinas, y niño todavía se mudó con su familia a Las Ventanitas y de Las Ventanitas a La Mapora donde vivió hasta los once. De la Mapora a La Ceiba, y definitivamente trabaja hasta los dieciocho años en el fundo La Esperanza, jalando machete, abriendo la tierra para instalar los botalones, ordeñando y arreando. Es la historia del niño humilde de caseríos divididos en distintas faenas en cada estación de una vida temprana, hasta que se dedica esencialmente a la fabricación de casas de bahareque y a la carpintería con las enseñanzas de Lucio Gómez. Con las entradas y salidas de agua trabajó en el fundo La Esperanza, en Vuelta Larga y en el hato Las Mercedes, arreando ganado desde esos sitios de Barinas hasta Guanarito en grandes marchas de cinco días de camino. Escuchando el mugir de las vacas y frotándolas con el canto se fue haciendo hombre. Se casa con Luisa Blanco Vivas y fabrica su propia casa en un lugar llamado La Palmita, cerca del fundo la Esperanza, antes de mudarse al anillo ceñido de Guanarito donde nacen la mayoría de sus hijos. Conversamos de su vocación llanera en la isla de Jeju en Corea del Sur, mientras probamos deliciosos gajos de inigualables mandarinas. Nos seduce la fama de las aromáticas Hallabong coreanas sin semillas, que según estudios científicos, al consumirlas se mejoran los problemas derivados de la diabetes y la obesidad, además de controlar el nivel del colesterol y favorecer efectos anticancerígenos. Vidal no dejaba de hablarnos de su asombro, al ver en casi todas las calles principales de la isla cientos de árboles de intocables mandarinas. Decoran el camino con su potente presencia y las más escogidas se envuelven en cuidados huertos de esa tierra asiática de donde es originario el fruto. Resultan del cruce de naranjas y mandarinas de gran tamaño con una piel muy gruesa y se exportan por miles de toneladas a Corea Peninsular y a otros lugares del mundo. Mientras permanecimos en Jeju no hubo un día en que no disfrutáramos de su incitante sabor. ¡Ajila Ajila novillo Por la huella el cabrestero Que te llevan pa’ Caracas A cambiarte por dinero ahhá, ahhay! Esa tonada de arreo interpretada por Vidal Colmenares fue el primer asomo de verso y contrapunto con el guariqueño Angel Remigio Tovar cuando se cumplieron las formalidades del reconocimiento de los “Cantos de trabajo de llano colombo-venezolanos” por parte de la UNESCO en el Tamna Hall del Centro Internacional de Convenciones de Jeju. Seguramente recordaría en ese instante aquel sitio de bejucos llamado El Balsar, donde en una fiesta de San Simón, un veintiocho de octubre el dueño de finca Víctor Ortega lo empujó a lo profundo del canto cuando solo contaba con catorce años. “Ser llanero es como el propio vivir, conocer de todas las faenas del llano y de los trabajos rústicos en los potreros, del trabajo de mano, limpiar y jalar machete en las fincas donde se fabrican los corrales de tramo y paloapique para encerrar el ganado. Ser llanero es saber enlazar un animal, torearlo, picar una soga, despresar una res y no tener miedo de jinetear un caballo machiro, bellaco, rebelde, mal amansado, saber domarlo para los cantos de faena…” “Cantos de faena son los que hace el cabestrero durante el arreo, cuando se trasladan las reses de un lugar a otro lugar, son los cantos del jinete que va abriendo la marcha, le siguen los punteros, los traspunteros, los culateros y el caporal que va en la parte de atrás de la manada. En Colombia del cabrestero hacia atrás le dicen orejeros. Se sigue la marcha y en el camino lejos se oye una voz “muchachos paren el ganado para que corte la baba”, eso quiere decir que el ganado debe comer algo de pasto durante la jornada de trabajo para que recobre fuerzas y pueda seguir la marcha en el mismo orden. Cuando se arrea en el llano, siempre hay una majada adyacente al corral donde se corta la jornada para el descanso en la noche, allí se come al caer la tarde y en la noche se canta si se consigue un instrumento cerca, o se cuentan las anécdotas del día, o se echan cachos, durmiendo siempre entre chinchorros, colgaderos y mosquiteros porque la plaga es insoportable. Así es la vida del llanero…” A diferencia de Ángel Remigio Tovar, quien por primera vez viajaba fuera del país, Vidal Colmenares ha visitado Cuba, Argentina, Ecuador, Perú, Panamá, Colombia, Chile, México, Paraguay, Uruguay, las Guayanas, San Vicent, Aruba, Estados Unidos, Alemania, Francia, España, Austria, Turquía, China, y ahora Corea del Sur, porque después de aprender todas las faenas del llano y de pintarse la frente como arreador de ganado, se hizo cantante de gran trascendencia con muchas producciones discográficas. Aprende a tocar el cuatro en el fundo La Paicera con Pedro Páez que le enseña los que es una periquera y un zumba que zumba. Contrapunteando con Nelson Parra y con José Linares interpreta una vez y otra vez, ciento de veces, la Leyenda de Florentino y El Diablo, por la cual es más conocido y de fama absoluta. No solo es el contrapunteo con pajarillo y chipola que sale de su propio cuerpo y de la imaginación del poeta. Vidal Colmenares además de cantador de arreo y de ordeño es de la sangre del seis por derecho y de otros imanes como el seis numerao, gabanes, chipolas, pajarillos, pasajes, tonos de velorio, aguinaldos y parrandas. Vidal es el diamante oculto de los sabanales donde desgarró su vida en los primeros años con la espesura del llano. ¡Japa toro japa vaca! Japa novillo encerao Este torito está gordo Porque estaba empotrerao ahhá, ahhay!
Vidal Colmenares y Ángel Remigio Tovar en la isla de Jeju.2017
Credito: Rafael Salvatore


Esta nota ha sido leída aproximadamente 2861 veces.



Benito Irady

Escritor y estudioso de las tradiciones populares. Actualmente representa a Venezuela ante la Convención de la UNESCO para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial y preside la Fundación Centro de la Diversidad Cultural con sede en Caracas.

 irady.j@gmail.com

Visite el perfil de Benito Irady para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: