¡Benditas pruebas de corrupción!


Llegó al colmo el jueguito descarado de muchos “adeptos” del gobierno, quienes para presumir de su aparente fidelidad y entrega al proceso revolucionario venezolano vocean a mandíbula batiente: “soy chavista”, con el agravante de que pareciera que muchos les creen.

En todo caso, esa gente no escatima en pregonar su amor, su apego al proceso, a la revolución, a los ideales de Chávez, como si decirlo a los cuatro vientos fuera más que suficiente.

De tal forma, nos cansamos de ver a políticos que hablando son más socialistas que el propio Carlos Marx, pero en la práctica, continúan aferrados al poder, a los privilegios, al disfrute de la buena vida, de esas prebendas económicas que proporciona estar enchufado en puestos claves de gobierno, pero nunca se observan haciendo algo digno por el pueblo.

Es que se hacen ricos. Escribir sobre este tema es difícil, porque nunca se tienen las pruebas, pero el dinero posee una particularidad: es como la gripe y el amor. Si usted tiene un resfriado, en cualquier momento lo delata un estornudo y si está enamorado, amiga o amigo lector, en una mirada, en cualquier gesto, tenga cuidado, porque se le sale la baba sin darse cuenta.

Y eso sucede con el dinero. Uno no tendrá acceso a las cuentas bancarias, ni a las billeteras ni a los bolsillos de las personas, pero si puede observar como repentinamente la piel de esa gente comienza a largar el “carbón” y a recobrar su lozanía. Los cabellos marchitos y llenos de horquetillas retoman un estado sedoso y regresan a su color original.

La piel –en caso de ser blanca- pareciera que se les porcelaniza y las morenas claras se tornan en una especia de rosado delicado e intenso, en tanto, las negras adquieren una textura tersa, suave, agradable, fresca…es que cambian los gestos, modales, en fin… y eso sin detenernos a reflexionar en la ropa, reloj, calzados, vehículos…

Incluso, esos cambios llegan al extremo, de que ni la televisión puede ocultarlos, por el contrario, acentúa más esa sorprendente mutación de pobre a rico, que aunque sin la menor prueba, los pone en evidencia ante la población revolucionaria.

Y es que vamos a ser claros. Al gobierno de Chávez llegaron muchos con flux que habían cogido más cuerda que Betulio González en la época dorado del boxeo profesional y ahora son millonarios. Por eso se debe ser severo con la corrupción, con esos oportunistas que, de alguna manera, siguen conectados al gobierno, aparentando romperse el lomo por el proceso revolucionario, pero en realidad lo que hacen es llenarse de dinero.

Sabemos que no es fácil. La corrupción en Venezuela se convirtió en un problema cultural, desde los tiempos aquellos en que con los adecos se vive mejor, porque robaban y dejaban robar.

Todavía aquí prevalece el “yo no quiero que me den sino que pongan donde hay” y el “cuanto hay pa’eso”. Y es que a muchos, sino la gran mayoría, les metieron en la conciencia más que trabajar, hacer un negocio y ganarse un billete rápido y fácil.

El presidente Chávez lo sabe. Como buen espectador debe observar esos cambios en la gente. No en balde sigue con sus llamados de conciencia, para combatir esa corrupción, que pese a no dejar pruebas, existe y lesiona esa moral fundamental que se necesita en la construcción del país que queremos.

Por eso, en esta nueva etapa de profundización del Socialismo del Siglo XXI, hay que cerrar filas, para quitar la careta a esos dirigentes, que con boina roja siguen enquistados en el Gobierno en detrimento de esa mayoría que apoya el proceso.

Es que preocupa y causa indignación ver los cambios en las personas que se hacen ricos impunemente y nunca se tienen las benditas pruebas para condenarlas.

Hay que hacer algo. Deben existir los mecanismos que permitan enfrentar este tipo de delincuentes y que de una vez por todas ocupen el sitio que bien merecen: la cárcel.

Sin embargo, antes de finalizar, debo decir que lamentablemente en el país todavía hay una forma legal de enriquecerse: devengando los tales salarios astronómicos. Ya Chávez puso el dedo en la llaga, pero eso es otro tema.

(*)Periodista

albemor60@hotmail.com


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Alberto Morán(*)


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