Atención Ministro Osorio: Efectos corregibles derivados del racionamiento cedular en los comercios oficiales

Nota preliminar: me ha llamado la atención la omisión de mi artículo sobre la cuestión del decreto oficial que mapea expresamente el Frente Marítimo de nuestra parte costera con Guyana, la cooperante de Inglaterra, alias República Cooperativa de Guyana (Artículo de YVKE, Mundial). Lo digo porque no veo el mío cuando se cita un artículo relacionado con este tema ¿Será, acaso, que a quien hace esas selecciones no me considera experto en esa materia por ser Economista y no Ing. o técnico que es lo que al parecer califica para tratar semejantes temas? Si piensa así, está excusado porque es lo que ha venido estilándose durante esta V República y en las anteriores a ella, lo que no debe entenderse como correcto.

Los racionamientos por terminal de la cédula de identidad con asignación de diferentes terminales para cada día de la semana, si bien han frenado un poco las compras nerviosas y, por ahora, algunas de las de su mutación a compras bachaqueras, desgraciadamente, llevan aparejados, para cada uno de esos días en particular, la congelación de las demás actividades hogareños o del trabajo en la empresa donde nos veamos obligados a solicitar un permiso-probablemente no remunerado-so pena de no poder comprar las mercancías específicas que habitualmente ofrecen los grandes centros comerciales creados por el gobierno, mercancías que están muy lejos de cubrir el paquete completo de lo que se conoce como cesta básica.

Efectivamente, hasta donde sabemos, la distribución de sólo algunos alimentos hoy, y otros la semana entrante, no pasa de ser, en los hechos, una forma muy disimulada de no competir con los comerciantes privados quienes hasta ahora siguen haciendo de todos los meses "su agosto", y de todos los días, su 24 de diciembre.

Por lo demás, los inventarios de los expendios oficiales se hallan atiborrados de mercancías que no entran en la cesta básica, mientras en ellos cada día faltan la mayoría de ellas. En parte son inventarios pantalleros, no porque no sean bienes necesarios, pero no son los que precisamente están siendo aprovechados por los intermediarios irregulares y que luego aparecen encarecidos como jamás antes los conocía en venezolano.

Esa es una peligrosa falla estratégica. Estos centros del gobierno deben, no sólo cubrir toda la cesta básica[1] y todos los días, sino que deben hacerlo con mayores volúmenes los días de 15 y último en estricta correspondencia con los hábitos de consumos de toda nuestra vida, antes de que terminemos cambiándolos por esta errática política de mercadeo: hoy compro tal cosa, maña mi hijo la otra, etc. Él mañana no podrá hacer esto ni yo hoy podré esta otra.

El consumidor sufre, pues, una congelación y un entorpecimiento derivados contra nuestras libertad laboral doméstica y en los centros de trabajo tanto privados como burocráticos.

10/06/2015 09:49:00 a.m.


[1] Para cada producto de la cesta básica hay más un sucedáneo que bien podría aparecer en esos inventarios. Si no hay azúcar, papelón cónico o en panelas; si no hay harina de maíz, yuca, ñame o pan de trigo, etc.; si no hay detergentes, jabón azul o de tierra; si no hay desodorantes, bicarbonato de sodio o acetilsalicílico en polvo; si no la fruta A, que haya la B; si no hay pañales, centros de cama; si no hay carne roja, que sea blanca o pescado, o caraotas, o huevos o gelatinas, con tal que haya proteínas, cosas así.

 



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Manuel C. Martínez


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