El estado Anzoátegui tiene en el subsuelo un prodigio, una bendición de los dioses y un misterio sin fin. Según el mítico buscador de agua de la isla de Margarita, Antonio Rosas, cuyo péndulo avista en profundidades remotas las gigantescas reservas acuíferas que ni los satélites precisan, la Mesa de Guanipa que tanto él conoció cuando laboró para la industria petrolera, contiene más que crudo y mereyales, chaparrales y moriches, un suelo minado de pozos de agua dulce con capacidad para abastecer el planeta. Según su teoría, ese prodigioso afluente deviene desde Santa Elena de Uairén atravesando lajas ancestrales y hasta el mismo Orinoco y se escabulle bajo estas sabanas hermosas hasta adentrarse en el Caribe más allá de las islas de la tierra neoespartana. El sólo relato de don Antonio Rosas asombra por su riqueza mágica, y en sus ojos verdes, sus cejas blancas y sus pestañas de algodón, parece que esta historia la contara un dios.
Sus hijos nacieron en Cantaura antes que decidiera repatriarse al cajón de su Guarame natal, en ese valle en V que emerge entre dos montañas enigmáticas: El cerro Guayamarí cantado y celebrado siempre por el poeta Gustavo Pereira y el cerro Matasiete, cantado y celebrado en gesta heroica por la historia de la independencia nacional. Sin embargo, esa sabana prodigiosa que abrigó tantos aborígenes en el pasado, y que según su propia cosmogonía han emergido en árboles desde el más allá, después de la muerte, se llenó de pueblos, cuyos nombres en su mayoría se atan a las voces caribes y sus raíces lingüísticas, y con los pueblos llegaron los vicios y los defectos humanos, las bajas pasiones y las perversidades, los daños ecológicos y físicos, la brutalidad de tantas acciones y las desmedidas arbitrariedades de los sin pueblo, los hurgadores y cazadores de fortunas, narcotraficantes sin escrúpulos, robacarros, secuestradores, mafiosos y corruptos. Mal coctel para el desarrollo integral de la misma.
El presidente comandante Hugo Chávez se maravilló siempre con esta tierra y su infinitud, porque ahí sintió volar su espíritu sabanero, de llanero visionario y de revolucionario desde los tiempos de perseguir guerrilleros. Aflojó mucha plata para las primeras cooperativas destinas al agro y a la producción de pollo y gallinas ponedoras, cochinos rojos, además de la siembra. Todo ese dinero paró en la perversa ambición y la riqueza fácil de los codiciosos y esos proyectos se abandonaron y murieron. Da tristeza constar eso. No hubo una gerencia política eficiente y ciertamente comprometida que diera cuenta de la debida contraloría social tan demandada y reclamada por nuestro líder camarada.
La idea de rescatar el campo y aquellas siembras pujantes de girasol, sorgo, maíz, maní, yuca y frijoles de la década de los ochenta se fue por un barranco sin fondo. Surgió entonces un relanzamiento a través del proyecto agroindustrial José Inácio Abreu e Lima en memoria del gran prócer brasilero para la producción de soya como materia prima para derivados alimenticios y aceite comestible, galletas y jugos saborizados, alimentos para animales y leche de soya; y la siembra de yuca para casabe y almidón con su respectiva planta procesadora a gran escala ubicada en las cercanía del río Cari y el sector La Guarapera. De las maquinarias asignadas al proyecto de soya han sustraído varias decenas de tractores por órdenes de arriba para ir a parar en fincas de neo-terratenientes y gente pudiente del mismo gobierno. Esto es inadmisible e intolerable. Ojo, no tienen culpas los trabajadores. También se observa gran cantidad de cosechadoras y equipos de trabajo dañados, a expensas del óxido, según por falta de repuestos o exceso de desidia. Los fondos destinados para fertilizantes del programa de yuca han parado en lujos y confort de quienes ostentan el poder y la administración de los recursos del financiamiento. Es tal la dimensión del proyecto Abreu e Lima que de ochocientas cuarenta y cinco hectáreas sembradas en 2009 alcanzó las catorce mil cien en 1012 y se proyecta un desarrollo sostenido en el tiempo que alcance las seiscientas mil hectáreas. Para ello se cuantifica científicamente y en el péndulo de don Antonio Rosas está la otra suposición visionaria una reserva de agua en la Mesa de Guanipa de tres mil setecientos ochenta kilómetros, lo que equivale a tres mil seiscientos millones de metros cúbicos.
Otros vicios presentes en esta zona agropecuaria y petrolera los paso a detallar con la simple intención de que alguien con sensatez dentro de nuestro proceso revolucionario tome lápiz y apunte los cañones de la dignidad hacia esta noble geografía y trate de investigar a fondo cuando aquí se detalla, a manera de autocrítica para corregir los entuertos que desde la aplicación de las tres erres aún tenemos en deuda en esta y otras regiones del país, en sintonía con la moral y los más altos valores expuestos en nuestra Constitución. Los consejos comunales piden créditos a nombre de las comunidades y las utilizan para beneficio particular y de familiares cercanos. De esto pueden echar un ojito en el barrio Simón Bolívar II de El Tigre. Utilizan los recursos destinados para mejorar el sistema eléctrico para comprarse hasta tres quintas y darse bomba con equipos de usos propio del tipo 50, 75, 100 KVT a nombre de testaferros y hermanos con total descaro.
Dirigentes del mismo PSUV utilizan la Misión Vivienda para darle casas a sus familiares en detrimento de familias más pobres que viven en ranchos de zinc. Han surgido neoburgueses en la gestión crediticia de la revolución para esta zona del sur de Anzoátegui. Debe crearse una agencia de gestión de trámites de todo orden para evitar los costosos viajes a Barcelona, donde los termina de diezmar la burocracia y el tráfico de influencias. Esto incluye procesos de cedulación, pasaporte, mapas halográficosde fincas y permisología diversa, entre un largo etcétera. Debe terminarse de una vez el matraqueo de algunos guardias nacionales contra quienes trabajan la agricultura o quienes poseen talleres mecánicos y autolavados, entre otras empresas similares, bajo el pretexto de la política medio ambiental. Esto debe ser atacado de fondo pues no se puede tolerar miembros de las fuerzas armadas corruptos que mal empleen el poder de su embestidura para diezmar a los trabajadores en lugar de protegerlos de las bandas de ladrones que desde El Tigre azotan las fundos y fincas.
Hay productores nuevos beneficiados con créditos que matan los pollos administrándoles alimentos para cochinos para declarar pérdida y quedarse con la plata del financiamiento. También botan el abono y la cal y hasta queman las plantaciones de yuca con fines igualmente perversos. La gente de la oposición es la que más recibe créditos y beneficios aunque esto parezca insólito a cambio de pagar los sobornos y recibir grandes sumas de dinero que luego destinan para su provecho particular. Jamás entregan productos ni cosechas, tampoco cancelan los créditos. Esta misma gente tuvo el descaro recientemente de promover la campaña de Enrique Capriles y recogieron gente de los campos para llevarlos a votar por el candidato oposicionista.
Los cupos para ingresar como trabajadores de PDVSA se venden hasta en treinta mil bolívares con la anuencia de mafias sindicaleras y de pranes que desde Puente Ayala meten sus manos sucias en este asunto, así con en la construcción, mandando su gente por sí o por sí. Ojo con esto camaradas del proceso. Investiguen y jodan a quien tengan que joder pero esto es intolerable y antipatria. Curiosamente, en la Mesa de Guanipa han reportado para empresas filiales de PDVSA hasta tres mil maracuchos y gochos que pagan por los cupos pero que luego emigran a sus lugares de origen después de adquirir grandes beneficios de la explotación petrolera, amén de su manifiesta afiliación con el comando caprilista, es decir, golpista de la oposición, lo que abiertamente declaran en sus jornadas de trabajo. Además, no votan en la zona. No benefician políticamente a la revolución en la Mesa de Guanipa, y dos o tres mil votos contrarios merman los alcances de nuestro proceso político. También se venden bombillos de gran amperaje propios de PDVSA y CORPOLEC a particulares a razón de doscientos bolívares aunque el mismo bombillo tiene impresa la inscripción: prohibida su venta. Revisen galpones, urbanizaciones y casas de particulares y verán esto.
Existe una corrupción flagrante en los peritajes de los créditos a cambio de recibir dineros y bienes `para declarar pérdidas. Se han adjudicado tierras a gente de la oposición con sus respectivos créditos impagables, comisionados por los corruptos. Empero, se niegan créditos a productores campesinos plenamente identificados con el proceso a pesar de que llenan todos los requisitos exigidos y hasta migran a Barcelona para enfrentarse al imposible burocrático acarreando gastos y pérdidas. Otro aspecto grave es la falta de adoctrinamiento en el uso del fruto del trabajo que debe destinarse al bienestar, a la salud, al hogar, a la formación de los hijos y al ahorro. La jornada semanal termina en licorerías, compras de BlackBerrys, ropas de marcas, zapatos costosos y lujos estúpidos. Duele ver a nuestros indios cariñas ataviados de estos productos onerosos como seres absurdamente globalizados, con mentalidad yanqui: gorras costosas, zapatos Adidas, pantalones Lee, camisas Columbia y teléfonos táctiles de última generación, amén de lentes fashion. Es decir, más de diez mil bolívares en atuendos mercantilistas sin que en el hogar se traduzca le necesaria mejora de las condiciones de subsistencia. Tendencia esta que también imita nuestra juventud.
Otras de las fallas es que no funcionan los simoncitos ni los centros de desarrollo integral. Todo minado por la desidia. Y bueno, hay que parar esta lista. A quien competa averiguar y comprobar cosas, aproveche estas pistas. Compatriotas que estén ciertamente comprometidos con el destino de la patria y tengan la potestad de trabajar por el bien y la decencia en la administración de los fondos públicos, actúen con mano de hierro. Acaben con estas miserias. Háganlo en nombre de nuestro Comandante glorioso Hugo Chávez. Háganlo por un destino próspero, autosustentable, de independencia económica pero también de una administración sana y eficiente que bien se lo merece nuestra amada República Bolivariana de Venezuela.
Urge en la Mesa de Guanipa un trabajo político serio que ataque los vicios y la corruptela, la ineficiencia de los alcaldes, las mafias, los poderes viciados desde el mismo poder, el tráfico de influencia, el matraqueo, la extra limitación de funciones, el usufructo, el robo, y cuanta perversa herencia persiste de la Cuarta República. Que se apoye al campesino, al hombre y la mujer que saben trabajar el campo, que abrigan la esperanza en su soledad de la tierra para ser escuchados, atendidos, respetados y protegidos y no los falsos trabajadores del campo que han aparecido en la Mesa de Guanipa proveniente de Occidente y Caracas para beneficiarse de fondos, equipos y recursos esenciales para lograr la independencia alimentaria. También para aflojarle billete a los corruptos y desbancar los recursos del erario público para beneficio de unos sinvergüenzas.
Esta zona geográfica es reconocida más allá de sus bondades del subsuelo y su potencial agroalimenticio por ser cuna de reconocidos intelectuales y artistas (poetas, narradores, escritores, periodistas, docentes de todos los niveles, actores, modelos, músicos, cantantes, pintores, entre otros), ingenieros, médicos, abogados, empresarios honestos y una buena camada de políticos. Ahí puede hurgarse la reserva moral necesaria para rectificar, para corregir y atacar los amañamientos corruptivos descritos y los no descritos. La refundación de la patria debe partir de una conciencia nueva basada en la ética y la moral, constructiva y no destructiva, que fomente la solidaridad y no la impunidad, que establezca un nuevo orden de hacer y no de usufructuar, de construir no de manipular ni vejar. El país se merece un esfuerzo basado en la nobleza y la entrega para reorientarlo y convertirlo en potencia industrial. Sólo que esas mafias enquistadas y galopantes diezman esa esperanza. Por ello, el que tenga oídos que oiga y el que quiera ver que vea. De nuestra parte mantendremos el grito de la dignidad: Patria, Patria, Patria querida; tuya es mi vida, tuyo es mi amor.
Profesor Universitario. Investigador, poeta y narrador.
Licenciado en Letras. Doctor en Filología Hispánica.
Columnista de opinión y articulista de prensa desde 1983.