Maduro reitera que será inclemente contra los corruptos

Como era de esperarse, una vez más el Presidente Nicolás Maduro en el acto de su juramentación el 19 de abril en la Asamblea Nacional, reiteró que la propuesta de la Comisión Eficiencia o Nada, idea de nuestro Eterno Líder Hugo Chávez, acerca de la cual él le manifestó su interés de que comenzara a funcionar lo antes posible semanas antes de que falleciera, nos ha dicho en su discurso protocolar que ratifica la creación de inmediato de esa Misión, la cual tendrá dos componentes fundamentales, las Micromisiones, sobre las cuales agregó que el Vicepresidente Jorge Arreaza le explicará al país, en los próximos días, lo que serán sus estructuras, el diseño de las mismas y sus tareas, así como un segundo componente que llamó el Comando Contra la Corrupción.

Dentro del interés por cooperar desde nuestras trincheras para que esa misión de enfrentar la corrupción tenga absoluto éxito, hemos considerado bien útil reiterar una tesis que también la hemos sostenido en cada escenario donde abordamos el tema de la corrupción, la cual se resume en que estamos totalmente convencidos de que los honestos en nuestro país son la inmensa mayoría de los venezolanos y que los corruptos son apenas una ínfima porción y que por ello hemos llegado a la conclusión de que derrotarlos no tiene por qué convertirse en una tarea titánica.

Nuestra experiencia en el área y pedimos disculpas a los lectores por hacer quizás demasiada referencia a ello en nuestras notas sobre este tema, nos han llevado a la conclusión de que una vez que se implementen y se ponen en funcionamiento mecanismos de control y fiscalización preventivos en los espacios públicos donde se manejan recursos y que los mismos lleven la garantía de que son expeditos y transparentes, es decir que se evite con ellos retrasos injustificados y confusiones a quienes tienen la competencia de admnistrarlos, todo comienza a marchar a las mil maravillas. De inmediato se cohesiona en la dirección de hacer efectivo esa acción contralora, la unidad y total cooperación de los integrantes de los respectivos equipos creados para cumplir esa misión, la cual -debemos decirlo- es de obligante cumplimiento, conforme a nuestras leyes y normas sublegales en la materia (*).

Igualmente, hemos sostenido una verdad de Perogrullo: todos los funcionarios públicos son servidores a tiempo completo de los ciudadanos y como tal no solamente debe cumplir con las tareas que le sean asignadas y/o estipuladas en los estatutos y normas de funcionamiento que correspondan, sino que tienen la obligación ineludible de hacerlo de modo eficiente y transparente, de manera que no dejen lugar a ningún tipo de dudas acerca de su idoneidad para el cargo y menos aun de su honorabilidad y rectitud en el cumplimiento de sus responsabilidades, por lo que también sostenemos el criterio de que el control para ellos es su mejor aliado y en eso, si es que pudiesen existir algunos funcionarios que no lo comparten, la sola convicción de que en ellos se deposita la confianza ciudadana para manejar con transparencia bienes y dineros públicos, creemos que es suficiente razón para convencerlos de que esa es una verdad irrebatible que, lejos de perjudicarlos, los ayuda y mucho a hacer las cosas bien…

Dice un viejo y sabio refrán: “el que no la debe, no la teme”. Y ello es muy cierto. Si como funcionarios del Estado pudiéramos ser señalados de alguna irregularidad y ante esas acusaciones estamos absolutamente persuadidos de que no nos cabe responsabilidad alguna, no tendríamos razones para temer por los resultados de una investigación que adelanten los órganos competentes, por lo que debemos abrirnos totalmente y prestar a quienes adelanten esas indagaciones o investigaciones de rigor, la mayor información que nos pidan y aquellas otra que consideremos necesario transmitirles.

Que hay despropósitos o mala fe en ello, pues lo que se busca es causar desprestigio y sobre eso no podemos negar que ocurre, no creemos que exista la mejor ocasión para que quienes así lo adviertan, exijan, sin dilación alguna, la más rigurosa revisión de sus ejecutorias para desvirtuar los señalamientos y en ese sentido consideramos que quien sirve a este proceso y se siente revolucionario autentico, es decir, ganado para la lucha por la transformación del país en esta ruta hacia el socialismo, está en la obligación ineludible de ofrecer su mayor cooperación para que sean revisadas sus actuaciones, sin limitación alguna.

Intentar negar los señalamientos o infundios, así como impedir que sus actos sean revisados y evaluados y opten por brincar "talanqueras" , dan pie para que, por el contrario, aumenten las dudas sobre su honesto desempeño.

Nunca debemos olvidar que Hugo Chávez, nuestro grande hombre que nos dio patria y entregó su vida para lograrlo, jamás dejó de decirle a todo su equipo de gobierno, en todo escenario que fuese y más aun en su programa “Aló Presidente” (palabras más, palabras menos), lo siguiente: “si quieren hacer dinero, no pueden seguir trabajando al servicio de la revolución y, por tanto, deben irse a la actividad privada, pues los dineros del país son sagrados”.

(*) Entre otras normas legales vale destacar los artículos de la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y del Sistema Nacional de Control Fiscal, números del 35 al 39 del Capítulo II del Control Interno.


oliverr@cantv.net


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Iván Oliver Rugeles


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