Caracas, agosto 23 - El 23 de agosto de 1845, fallece el militar y político venezolano, Rafael Urdaneta, quien luchó por la independencia de Venezuela bajo las órdenes de El Libertador Simón Bolívar.
En su juventud, Urdaneta se traslada a Santa Fe de Bogotá para concluir sus estudios, donde se incorpora al movimiento independentista y revolucionario del 20 de julio de 1810, ingresando en el Batallón de Voluntarios de la Guardia Nacional creado por la Junta Suprema de la capital neogranadina.
Durante su permanencia en el Batallón de Voluntarios, el último presidente de la Gran Colombia, comparte su entusiasmo por la independencia de Suramérica con los próceres neogranadinos Atanasio Girardot, Francisco Paula Santander, Antonio Ricaurte y José D`Elhuyar.
En 1813, participa en la Campaña Admirable liderada por Simón Bolívar, incorporándose a las tropas dirigidas por el coronel José Félix Ribas participando en las batallas de Niquitao y de Taguanes, en la cual Bolívar escribe al Congreso de Tunja que Urdaneta es “digno de recomendación y acreedor de todas las consideraciones del Gobierno por el valor e inteligencia con que se distinguió en la acción”.
Desde este momento la actividad militar de Urdaneta se incrementa participando en las batallas de Barbula, en retirada de Oriente, en la toma de la ciudad de Maracaibo y en la de Carabobo.
Una vez consolidada la independencia de Venezuela y la Nueva Granada, Rafael Urdaneta decide acompañar al Ejército Libertador en la denominada “Campañas del Sur” y en 1824 es nombrado intendente del Zulia.
En 1828, ocupa el cargo de Secretario de Guerra, integrando el tribunal donde fueron juzgados los responsables de atentar contra la vida de Simón Bolívar en la llamada “Conspiración Septembrina”, condenando a muerte a su compañero de armas Francisco Paula Santander, a quien le fue conmutada la pena por El Libertador.
Ante la crisis política desatada por las ambiciones personales de los caudillos de Venezuela y la Nueva Granada que amenazaba la unidad de la Gran Colombia, el general Rafael Urdaneta decide participar activamente en el llamado Congreso Admirable en apoyo del ideal bolivariano de integración, defendiendo a Simón Bolívar de sus detractores.
Al morir Bolívar y al desintegrase la Gran Colombia, siendo Urdaneta su último presidente, decide abandonar a la Nueva Granada trasladándose a Curazao y en 1832 vuelve a Venezuela instalándose en la ciudad de Coro.
Es nombrado Comisionado Presidencial para Maracaibo con la misión de restablecer el orden y en 1835 se le designa Segundo Jefe del Ejército venezolano defendiendo al presidente constitucional José María Vargas, contra la conjura militar de “Las Reformas”, dirigida por Pedro Carujo y Santiago Mariño.
En 1837, el presidente Carlos Soublette lo nombra Secretario de Guerra, renunciando al cargo solicitando una pensión para su existencia.
Rafael Urdaneta es nombrado gobernador de la Provincia de Guayana (1842) y un año más tarde recibe el cargo de Secretario de Guerra y Marina, siendo designado, a la vez, como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante el Reino de España, con la misión de canjear las ratificaciones del Tratado de Reconocimiento, de Paz y Amistad, encargo que no pudo concluir pues fallece en París cuando iba rumbo a Madrid.
