(VIDEOS) Rigoberto Lanz en Foro Hacia la Transformación Universitaria: “El sistema universitario requiere una urgente cirugía epistemológica, política y ética”

14 de febrero de 2011.-El Centro Internacional Miranda inició una serie de foros sobre la transformación universitaria.

Transcripción de su intervención

En Venezuela hoy, el tema es la reforma universitaria, me parece que la ley de la que hablamos es una palanca que pudiera ayudar a la cosa más importante en este momento, que es transformar el sistema universitario. Y dije bien ayudar, porque a nadie se le ocurre que ninguna ley va a transformar nada, la ley es un coadyuvante o un obstaculizador, puede ser las dos cosas, en este momento tenemos un adefesio que tiene 50 años, que es la ley de universidades, que es un obstáculo para lo que sea, para cualquier cosa, también para la transformación de la universidad, por tanto es obvio, que hace falta, también, un instrumento legal que ayude, que empuje, que facilite que es lo que justamente queremos hacer ahora. Esta ley coadyuvante, estimuladora, propiciadora de las transformaciones que tienen que haber, transformaciones éstas que no iban a ocurrir con la dinámica normal de la vida universitaria. Eso es clave entenderlo, cualquier ingenuo que crea que la universidad se va a transformar a sí misma, obviamente no conoce de qué estamos hablando.

Transformación Universitaria

Nuestra universidad no se transforma a sí misma, perdió toda posibilidad de auto transformación, hace rato que no tiene energía interna para hacer lo que sería normal en estos casos que es transformarse permanentemente. Pues no, la universidad se reproduce permanentemente y no hay ninguna razón para creer que vendrán extrañas energías internas como para que suscite la auto transformación.

Por tanto todo lo que se haga, desde el lugar que sea, para coadyuvar a impulsar los procesos de transformación universitaria de las autónomas y de las que no son autónomas, pues también esas requieren la misma transformación o quizás más fuerte todavía que las famosas universidades autónomas; todo el sistema universitario requiere una urgente cirugía epistemológica, política, ética, de modelo, de paradigmas, etc., que sin la cual no habrá una nueva universidad.

Entonces, la diferencia entre este Foro y los foros normales que se hacen siempre sobre estos debates es que es justamente estas ideas, estas contribuciones, pueden ahora mismo llevar a redactar una mejor ley de estudios universitarios o de educación universitaria. La importancia estratégica de esta discusión que tiene destinatario más inmediato, que tiene direccionamiento más inmediato, es contribuir aquí y ahora a confeccionar un proyecto de ley que no tenga los inconvenientes que tuvo el abortado proyecto anterior.

Sistema universitario en crisis

Me parece clave que entendamos que esta ley y las políticas públicas que acompañan la ley, y todo el direccionamiento de prácticas incursas que van por ahí, que estamos frente a una crisis de la universidad, a una universidad colapsada pero no por razones presupuestarias o de espacios o que tiene pocos alumnos o muchos alumnos, me refiero a un modelo mundialmente colapsado, a una crisis de modelo, a una crisis profunda que no tiene reparación de reingenierías ni re-acomodos internos. Sería la segunda precisión, no hay capacidad interna de transformación pero es que además, la crisis que aqueja al sistema universitario es una crisis que no es venezolana ni latinoamericana, sino que es una crisis de sistema, una crisis de civilización, es una crisis que va mucho más allá de consideraciones menores como presupuesto, como currículo, como tamaño físico, como dotación, etc.

Entonces, una cosa es legislar para ese tipo de universidad colapsado y otra cosa es legislar como tengo unos amigos en Boloña y en Europa que cuando van a hacer algunos arreglos se ponen de acuerdo para que haya libre tránsito de profesores y estudiantes así como el euro, ese es otro tipo de legislación, pero si están motivados por eso hacen una ley para esos fines. Si estás motivado por que estás encarando un modelo de universidad colapsado, que se agotó, entonces la ley debe reflejar eso. La ley de alguna forma debería contener una idea de universidad que no puede ser una reingeniería de lo que ya tenemos, eso es un peligro inminente porque tenemos demasiados re-ingenieros por allí circulando, entonces es muy probable que la pragmática vaya por el lado de hacer reingeniería, es decir, acomodar aquí, reparar aquí, es decir reparar una cosa que está a nivel de chivera pues, que son las universidades.

Yo no creo que haya nada que reparar, el verbo no es reparar, el verbo es inventar otra idea, otra experiencia, otro modelo de universidad, claro que no es para mañana, se entiende, que lo veremos dentro no sé cuántos años también lo entienden, pero una cosa es que tu diseñes un proyecto de ley, que diseñes políticas públicas, que diseñes prácticas para inventar un nuevo modo de enseñar y encarar la universidad y otra cosa es que lo hagas para hacer re-ingeniería.

Eso es cómo ustedes ven, si nos están escuchando los amigos redactores del nuevo texto legal, pues, y si están sintonizando con esta idea, bueno, tienen que escoger entre hacer re-ingeniería, reparar, o proponerse de verdad, verdad, prefigurar, realistamente claro, porque tampoco vamos a hacer un texto utópico que no sea aplicable ¿Por qué está muy avanzado? No, una cosa que sea realistamente manejable, pero en la perspectiva de otro tipo de universidad, de otro tipo de espacio académico, de otra manera de investigar, de crear conocimiento, de enseñar, de formar, de vincularse con la comunidad, que no solamente es un cambio de nombre de estos asuntos, sino un cambio de concepto, de perspectiva, de contenido

Entonces viendo ese punto, que es un punto álgido pero esencial para entender a que nos enfrentamos, me parece que hay que tener claridad so pena de reproducir, incluso, inconscientemente, sin querer, parte de lo que queremos combatir, parte de lo que queremos transformar, parte de lo que estaría en el centro de la transformación que queremos impulsar. Me parece que, sin tener claro el modelo nuevo, de cuál es la fórmula para armar esta nueva universidad, porque no hay ningún formato que diga hágase esta o esta cosa para que esto se logre, sin embargo hay algunas ideas sueltas que me importa poner en la mesa para encarar en serio a que nos referimos con otro modelo de universidad.

Saber lo que no queremos ayuda mucho, saber por dónde van los tiros, ayuda mucho, me parece que una de las carencias más dramáticas que tenemos hoy es que nuestra universidad, todas ellas, no hacen más, casi nada más que formar, y está por verse esto de formar, formar profesionales. Esa es una lamentable caricatura adonde derivó lo que tenemos como universidad. Casi lo único que se hace es formar profesionales y esa es una entre otras de las tareas de la universidad pero no su tarea principal. En eso no consiste una universidad, en solo formar profesionales.

El docentismo y el profesionalismo es una derivación producto de la decadencia de la universidad, el marasmo que tenemos es lo que ha conducido es que unos chicos estén en un salón de clases sentados en unos horribles pupitres y un no menos horrible profesor con un pizarrón dando clases. En eso consiste básicamente el 90% de lo que se hace en la universidad. Esa universidad no tiene vida, ni el estilo. Pero en fin, no voy a entrar a fondo de este debate, aunque me interesa mucho y quisiera en otro espacio mostrar con más detalle cómo es que no hay manera de que la universidad retenga el privilegio y el monopolio de certificar profesiones. Eso está herido de muerte, por ahí no hay manera de sobrevivir. Habrá otras agencias, existen otras agencias que certifican profesiones, insisto, con métodos mucho más amigables, más atractivos, más eficientes etc., así que la universidad con ese modelo que tiene no va a sobrevivir al darwinismo que existe hoy.

Comunidades intelectuales

¿Frente a eso qué? ¿Frente al docentismo profesional, qué? lo esencial de mi proposición consiste en que la universidad que inventemos deben ser comunidades intelectuales. Si las universidades no son comunidades intelectuales pues, no hay forma de no ser un aparato que forma solo profesionales, un aparato que entrena, un aparato que adiestra, una universidad que consista en eso no tiene chance de sobrevivir a la época en la que estamos.

Entonces, comunidades intelectuales. Es decir, si la universidad debe definir, todo espacio que se organiza alrededor de las ideas, del pensamiento, de las grandes preguntas, de las agendas del país y del mundo, que anima la reflexión, que anima la búsqueda.

¿Qué es la universidad? Dice la ley: una comunidad que busca la verdad, no, no, no, eso es un anacronismo casi ridículo, buscar la verdad. Pero la verdad huye de su hogar, la verdad huye, la verdad no se encuentra.

No, ninguna búsqueda la verdad. Sería un espacio donde la gente se reúna, se junta porque comparte preguntas, porque se hace preguntas en común, porque comparte preocupaciones, porque se plantea unas interrogaciones que los mueven, porque crean ideas, porque inventa cosas, porque resuelven cuestiones, en fin, comunidades intelectuales.

¿Qué es una comunidad intelectual? Eso, una reunión de gente que comparte preguntas, que comparte agendas, que comparte investigación, que comparte búsqueda de salidas para los problemas inmediatos o menos inmediatos, para los grandes problemas o los pequeños problemas; eso va a depender de cada espacio.

Pero si no tenemos universidades formadas así, esencialmente gente volcada con una enorme pasión por la producción de conocimientos, por la creación de saberes, obviamente que eso será cualquier otra cosa, menos una universidad que sobreviva al Siglo XXI.

Entonces como ustedes ven, si el legislador tiene en mente esta idea, de alguna forma la va a traducir en el texto legal, de alguna forma esto se debe reflejar, porque una cosa es decir más o menos retóricamente que nos encanta la transdisciplina y la complejidad como estaba dicho en el viejo proyecto y en el paso siguiente somos positivistas ¿verdad? Y somos pensamiento simple y pensamiento único, pero bueno ¿En qué quedamos?

La declaración de principios de transdisciplina y complejidad no se corresponde luego con la organización de la universidad, en el modo como se entiende la formación. Entonces hay que ser consecuentes con palabras tan potentes como transdisciplina y complejidad, que son muy fulgurantes estas palabras y luego entonces, no somos consecuentes, repetimos una vieja idea del desarrollo, de progreso, etc., que son trampas conceptuales que se cuelan por falta de densidad en lo que estamos proponiendo.

Pues entonces yo les aseguro que si de algún modo nuestra ley contiene al menos una prefiguración sin pretensiones o sin utopías demasiado alejadas del mundo real, una prefiguración de la universidad que viene, no sabemos en cuánto tiempo, de alguna manera se plantea cómo justamente la reunión de comunidades intelectuales, no de una comunidad intelectual, de muchas, de muchas familias intelectuales, de muchas tribus intelectuales, de mucha gente a su interior que se juntan precisamente porque comparten con una cierta sabiduría algunas preguntas comunes. No todo el mundo está obligado a compartir las mismas preguntas, no todos están obligados a ser parte de una tribu intelectual y a compartir lo que eso implica, claves de proyectos de investigación, claves de docencia y todas las claves

Entonces esa universidad que justamente desafía lo establecido, que le hace preguntas a lo establecido, que dice no, cuando todo el mundo dice si, etc., eso obviamente te genera un espacio vivo permanentemente vivo, en el cual es imposible la reproducción burocrático, burocrático-despótica que hoy tenemos en los gobiernos universitarios, en las aulas, en el profesorado, y también por cierto en el estudiantado, es una cosa completamente anacrónica, mediocre, insípida que es la vida universitaria en su conjunto, no solamente porque la derecha es fácil que cultive allí, no solamente porque el conservadurismo es fácil que se instale allí como lo estamos viendo ¿verdad? eso no es casual, allí prospera con mucha más facilidad el conservadurismo, los climas retrógrados en fin, y cuesta mucho más que las ideas anarquistas, revolucionarias, radicales ¿verdad? aprendan, como aprendían por cierto cuando yo era un chamo por allá, hace algunos años, cuando la renovación académica, que por cierto fue antes que el Mayo Francés por cierto.

Bueno, estamos en otra época, una época de, -en el caso de la universidad- de profundo conservadurismo instalado, y no solamente por que sean chavistas o anti-chavistas, digo porque hay conservadurismo, digamos cultural en el seno de sus espacios, y ese conservadurismo de alguna manera tiene mucho que ver con esta decadencia en el que ha ido derivando el propio concepto de universidad, pues entonces creo que sería conveniente, saber a qué universidad nos enfrentamos, saber como de alguna forma bordear el núcleo básico de lo que sería una nueva universidad, pensada en clave de organizarse alrededor de esas ideas, de una cierta capacidad o voluntad de saber, como lo diría el maestro Michel Foucault, saber que hay, y con esto quiero rematar, problemas asociados que si bien no son directamente de la universidad, repercuten en la vida misma de la universidad que tenemos en mente, asuntos de los alrededores.

Para concluir lo que envuelve todo esto, lo que resume de alguna manera lo que estoy diciendo es que una mentalidad subversiva y de eso se trata, de una mentalidad subversiva que es lo que entiendo que unifica a todos los revolucionarios mas allá de las tendencias en las que estén, mas allá de la sensibilidad en la que estén, es una permanente mentalidad subversiva que no se conforma con lo instituido y que no se contenta con lo constituido, pues debería apostar en este caso en particular de la ley de universidades, favorecer los climas constituyentes, insurgentes de la vida académica, es decir, pensar la universidad como un espacio constituyente, en permanente revuelta.

En permanente revuelta, eso que en una época intentó ser la noción de universidad experimental, se entendía que experimental era un poco de eso, un clima donde nada se queda como está, que se cambia a cada rato cuando sea necesario, entonces la experimentalidad intentaba traducir esto, pero ya sabemos que se agotó también pues, que sea experimental o no, eso no agrega nada hoy día a lo que existe como universidad, y sin embargo hay que buscar una manera, encontrar una manera para que el clima constituyente, para que el clima de movimiento sea la clave, digo permanente, eso no se decreta por un día, ni se pone en un reglamento, ni se instruye como un mandato: ¡háganse constituyente! eso es un tema de mentalidad, es un tema de concepción, es un tema, digamos, de sensibilidad.

Entonces hay una dinámica de reproducción de lo dado que los realistas nos dirán: pero compañero usted está muy radical, hay que esperar un tiempo, espere que la cosa avance. Bueno muy bien, que los realistas hagan hacer las cosas pero a sabiendas que lo instituido, lo constituido siempre huele a reacción, huele como a derecha, huele como a escualidismo, y entonces bueno, insisto en que la diversidad, ella es el espacio más favorecedor para que ahí predomine permanentemente y en la vida cotidiana un clima y una mentalidad constituyente, es decir, que está siempre preguntándose, siempre moviéndose, siempre empujando los límites, siempre creando nuevas cosas y no conformándose con lo dado, aun cuando lo dado provenga de las mejores intenciones revolucionarias, si eso fuera así, si algo parecido pudiéramos reflejar en la ley o en otros instrumentos y políticas públicas, la universidad como un espacio constituyente, permanentemente en movimiento, por tanto en una disposición a repensarlo todo, una y otra vez, pues entonces habremos dado el paso más firme para parecernos a la universidad emancipatoria que merecemos. Muchas gracias.

A continuación podrá ver la intervención del Profesor Rigoberto Lanz.









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