Sentir bolivariano

Reflexiones necesarias (III)

I 

En estos días de Semana Santa, importante es reflexionar sobre la historia de Jesús de Nazaret, el hombre, el luchador, el que vino a este mundo como un auténtico líder social, preocupado siempre por la miseria de las masas populares y la necesidad de construir un mundo mejor. El Jesús que es imagen universal de humildad, sacrificio y sabiduría, portador de una fuerza física y espiritual que le permitió enfrentar sin temores el poder imperial de la época. El que del lado de los desposeídos, organizó un pueblo  para la unión y el amor a los semejantes; contra la dominación y el abuso de los poderosos. El que pregonó entre los humildes valores como la igualdad de derechos, la justicia en la distribución de los bienes, la solidaridad entre los pueblos;  mensaje incompatible, por supuesto, con cualquier intento de dominación, de división en las comunidades; de acumulación de riquezas por unos pocos, en detrimento de las mayorías. 

Jesús fue implacable con los administradores de justicia de la época, por considerar que no cumplían con las funciones inherentes a sus cargos. En Mateo 23,1-20 se lee: “… entonces Jesús habló al pueblo y a sus discípulos de esta manera: los maestros de la Ley y los fariseos… preparan pesadas cargas… y las echan sobre las espaldas de la gente, pero ellos ni siquiera levantan un dedo para moverlas… les gusta ocupar los primeros asientos en los banquetes y los principales puestos en las sinagogas…, ustedes cierran a los hombres el reino de los cielos. No entran ustedes ni dejan entrar a los que quieren…”. Es imperativo seguir insistiendo en la necesidad de rescatar de la frialdad de los altares, del comulgar individualista, de los tradicionales golpes de pecho, a ese Jesús solidario, humanista. Busquemos al Jesús revolucionario que se manifiesta, además, a través de principios cristianos como no odiar al enemigo, bendecir al que te maldice, ser generoso con los demás, tratar a los semejantes como quieres que te traten. Por ejemplo en Romanos 12: 13; 16 se manifiesta: “hagan suyas las necesidades del pueblo santo; reciban bien a quienes los visitan… vivan en armonía unos con otros”. Pero también al que enseña a través del coraje necesario que demostró en acciones como la de echar a latigazos a los mercaderes del templo. En Juan 2: 14-17 se lee: “y encontró en el templo a los vendedores de novillos, ovejas y palomas, y a los que estaban sentados en los puestos donde se le cambiaba el dinero a la gente. Al verlo, Jesús tomo unas cuerdas, se hizo un látigo y los echo a todos del templo, junto con sus ovejas y sus novillos. A los que cambiaban dinero les arrojo las monedas al suelo y les volcó las mesas. A los vendedores de palomas les dijo: ¡saquen esto de aquí.  No hagan un mercado de la casa de mi padre!...”. Son principios cristianos que Jesús no sólo pregonó con la palabra, sino también con la práctica diaria de su vida, hasta el mismo momento de su muerte, cuando clavado en la cruz pidió el perdón para sus detractores. 

Así que, compatriotas, comulguemos para lograr nuestra paz interior, pero también hagámoslo con sentido comunitario, participativo, colectivo;  y roguemos con Jesús por la solución de los problemas que aun aquejan a nuestra sociedad, con la seguridad que la conseguiremos con la fe y el trabajo constante. Pidamos y aportemos por la consolidación de la patria libre e independiente que soñó Simón Bolívar, por una sociedad verdaderamente democrática y participativa, de derecho y de justicia social. 

II 

Para las próximas elecciones, proceso que tenemos en puerta, la meta es clara y fundamental. Debemos ganar abrumadoramente el 26 de Septiembre, para que la Asamblea Nacional continúe siendo un espacio para afianzar y profundizar la construcción socialista. Aunque tal propósito alguien lo podría visualizar sólo como una determinada cantidad de parlamentarios, de lo que se trata principalmente es de un problema cualitativamente revolucionario. Sobre qué base se puede afirmar esto. En que estamos en un momento crucial para la revolución bolivariana y que por lo tanto, como lo manifestó el Presidente Chávez recientemente: “Tenemos que acrecentarnos en conciencia revolucionaria y en ejercicio realmente socialista, si queremos que una institución como la Asamblea (Nacional) cumpla, a cabalidad, con el desmontaje del viejo estado burgués y contribuya a abrirle las puertas al Estado Socialista…”. Y para lograr la destrucción de ese viejo estado burgués, que es, sin duda, la primera condición para la construcción de una sociedad realmente democrática y humanista, que ponga las bases para la transición hacia el socialismo, se necesita, como lo escribió el pensador Ted Grant: “…una sociedad sin clases, en que el Estado, esa reliquia de la barbarie, será relegado al museo de antigüedades, junto con el dinero, las cárceles, la familia burguesa, la religión, y todas las demás aberraciones que, por razones incomprensibles para cualquier hombre o mujer capaces de pensar, son consideradas como los componentes imprescindibles de una vida “civilizada”…”. Entonces, efectivamente se trata de legislar respondiendo a los principios bolivarianos y socialistas; y obedeciendo los mandatos del pueblo. Quien no lo entienda de esa manera, debe elegir otro camino. 

Necesario es trascender el parlamentarismo social de calle; llegó la hora, como lo ha dicho el Comandante Presidente, del protagonismo de la calle parlamentaria, del pueblo legislador. Resalta Chávez: “Estamos obligados a ir hacia la viva fuente del poder obediencial: la que desborda toda forma de representatividad. A 200 años del inicio de la batalla por nuestra independencia definitiva, sólo si radicalizamos el proceso, acelerando la transición al socialismo, encarnará, en realidad y en verdad, la Patria libre, soberana e independiente de nuestros sueños y nuestra esperanza…”. 

De allí  el llamado, compatriotas, camaradas, a continuar nuestro proceso eleccionario con mucha disciplina, con solidaridad, con lealtad, con conciencia clara del compromiso asumido y teniendo muy en cuenta las batallas que se avecinan. Asumámoslo ejerciendo plenamente la conciencia crítica y alimentando continuamente el fervor patrio. Practicando siempre la consigna: “Irreverencia en la discusión, lealtad en la acción”.  

Igual que el Presidente y la Dirección Nacional del Partido, tengo plena confianza en las bases del PSUV y sé que van a elegir a los mejores cuadros, para la contienda de Septiembre, por su solidez ideológica, su madurez política y su compromiso con el pueblo. 

¡Patria socialista o muerte!

¡Venceremos! 

  sentirbolivarianobarinas@gmail.com



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Adán Chávez Frías


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