El burócrata tiene siempre la razón

Agarran o no agarran; según el momentáneo grado de conciencia o inconsciencia social de los burócratas. Un gobierno tiene esos cortocircuitos, disponen de otros cortocircuitos más sutiles, que saltan ellos también por encima de las jerarquías públicas, sagrada tradición del burócrata, el rey de la oficina, carisma del proceso, abre el camino a la comunidad ideológica, y sin preguntar al pueblo, porque, el burócrata tiene siempre la razón.

Aun cuando no tiene el poder, quiere enseñar a la naturaleza, opina sobre las verdaderas necesidades de la masa, desdeña sus gustos, quiere demostrar que el pueblo deberá  consagrar una mayor parte del presupuesto a la salud y a la educación, en lugar de comprar más coches o una casa, no pudiendo entender que el pueblo desea, porque encuentra mas cómodo decretar lo que debería desear. Luego en reuniones dicen a la gente, lo que ellos no cumplen, pero, hablan, explican a su antojo sus opiniones instruyéndoles desde “arriba”.

Los funcionarios que están en relación, no con una clientela, sino con el pueblo, tienen tendencia a considerarlo como compuesto de inoportunos, diciéndoles que les hacen ver sus errores. En una tienda se les sirve aun siendo burócratas como a un hombre o mujer del mismo aspecto, en una oficina se les despacha, y si usted está mal vestido se le aterroriza, lo que no le impide al aterrorizado acusar de su humillación al presidente no al burocratismo que todo lo atrasa.

Los delicados malcriados, por las comodidades y seguridad que brinda el gobierno encuentran odioso, y por otra parte más odioso la falta de sonrisa del pueblo cada vez que acude a su tienda por la falta de atención y eficiencia del burócrata, olvidando que una tienda no discrimina, vende, una oficina pública no es de venta, es de atención pronta y eficaz. Hacer compras en una oficina no es para nada agradable, pero a veces toca, por el ejercicio publico en una atmosfera voluptuosa por las mujeres que allí trabajan. Eso si es agradable a la vista y a los sentidos.

Las diligencias en las oficinas públicas es lo más cercano a una pesadilla, la gente tiene que prepararse mentalmente con días de anticipación, los empleados públicos olvidan que el servicio al público está compuesto de clientes no de mendigos y que no están dispensados por la amabilidad comercial sino por la eficiencia pública gratuita cuando es el caso.

Los sindicatos y el pueblo cuando recuerdan esta tendencia se indignan, los universitarios tienen la misma tendencia, pero se confunden cuando un presidente de fedecamaras sostiene que la universidad debe ser  como su empresa, lo que en efecto es un excesivo despropósito para el rendimiento de sus hijos al servicio de la familia, excita las iras de la sociedad. Los profesores, los estudiantes y algunos padres de familia de esa clase, quieren ser funcionarios puros y consideran que la universidad es de su exclusiva incumbencia y no un asunto de los demás.

Sin embargo, consideran que sus hijos cuando profesionales o burócratas, para liberar al pueblo debe continuar el negocio en las oficinas públicas, olvidando que el pueblo como quiera que este vestido es el rey, para tratar de redirigirlo a las mismas prácticas comerciales, otra cosa es educarlo para que escape al peso de la responsabilidad económica pública, eso es otra cuestión.

En el monopolio público el monopolio es económico y está contaminado por la política, motivo por el que no entra la ideología revolucionaria en las estructuras públicas y en los funcionarios. El peligro no comienza más que cuando el monopolio público es politizado, el cual coloca la atención eficaz como mercancía usando el vehículo de la propaganda política del cambio, afectando enormemente al proceso.

El pueblo piensa como solucionar los problemas, el burocratismo se estanca en tratar de solucionar los asuntos de menor importancia, en ello se pasan toda la vida, mientras los asuntos importantes son desatendidos y su eficacia queda determinada en gran medida por los métodos propios del burocratismo. En realidad, solo algunos elementos de esta circunstancia se aplican conscientemente para un mejor proceso. 




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Raúl Crespo


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