Transición al socialismo, sus fenómenos aberrantes y el PSUV

Después de 1990 el socialismo había perdido, y sobre ello se generaban pobres resignaciones que justificaban negar a la izquierda para América Latina como opción de modelo político y mucho menos económico, tal es el caso que cita Atilio Borón (2004) (en La izquierda latinoamericana en el umbral del siglo XXI: reflexiones, tareas, desafíos. Movimientos y poderes de izquierda en América Latina. Coordinador Bernard Duterme. Editorial Laboratorio Educativo. Caracas, Venezuela), refiriéndose al expresidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso cuando afirma, “dentro de la globalización no hay alternativas y fuera de la globalización no hay salvación” (p.26)

Pero previa a la condición de aparente derrota del Socialismo Real como consecuencia de la caída del Muro de Berlín, ya el socialismo estaba censurado en América Latina, y sólo logró aplicar “agresivas políticas de redistribución de ingresos, rentas y propiedades” (Borón, 2004, p.24) o nacionalización y/o estatización de monopolio extranjeros, reparto de tierras entre los campesinos y trabajadores rurales y se establecían molestas regulaciones para el capitalismo en los ámbitos laboral, comercial y financiero, en una suerte de modelos populistas como versión de un socialismo a la latina. Asumida así por atentar contra la estabilidad del capitalismo en  el proceso de globalización.

Sin embargo, a través de la persistencia de los movimientos sociales y nuevas coaliciones políticas, en América Latina existe un resurgir del pensamiento de izquierda, a través, dice Borón, (2004), de la retórica que ha cambiado más que las políticas concretas que llevan adelante los gobiernos autoasumidos como de izquierda. Es por ello que podríamos entender que el cambio del modelo político en gran cantidad de países de América Latina, ha empezado por el discurso más que por las acciones políticas, importante para el avance más que para la consolidación de un modelo como el  Socialismo del siglo XXI (SSXXI) o un Nuevo Socialismo Latinoamericano (NSL).

Como consecuencia del avance discursivo del socialismo en América Latina, y a su vez del retardo práctico del mismo, Gramsci ha servido como justificador de acciones aberrantes para el desarrollo de un modelo humanista, cuando, parafraseándolo, según Borón (2004): “podría decirse que la lenta agonía del neoliberalismo es una de esas situaciones en las cuales lo viejo no termina de morir y lo nuevo no acaba de nacer, y como lo recordaba el gran teórico italiano, en tales coyunturas suelen aparecer toda clase de fenómenos aberrantes” (p.26).

Es por el riesgo a los fenómenos aberrantes, derivados de la transición gramsciana que vivimos en la actualidad venezolana, que la constitución del Poder Popular y Comunal, y la consolidación de un Partido, sólido, autónomo, crítico y alineado (pero no sumiso) con el gobierno, podrá permitir desarrollar un comisariato ético del rumbo del SSXXI o NSL, que garantice el camino eficiente al éxito revolucionario, que en este año se encuentra en una importante encrucijada, decisiva para el destino de América Latina.


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Nicmer N. Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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