El tricolor que llegó del mar

Hace 203 años, cuando Francisco de Miranda navegaba a bordo del Leander, América Latina yacía esclavizada bajo la cúpula de un oscuro cristal que no dejaba pasar ningún destello de libertad. El denso manto, que se extendía desde México hasta Argentina, era el escudo de fuerza imperial que había enterrado sus colmillos en el "nuevo mundo" tras la invasión Europea iniciada a finales del siglo XV.

Como todos los imperios, España y Portugal estaban destinados a derrumbarse; pero era necesario impactarlos con contundencia para abrir el boquete que precipitara el derrumbe total. Era necesario que el impacto se realizara con conciencia continental para que su vibración agrietara la cúpula invisible y se sintiera hasta el último rincón del territorio sometido.

Esa fue la misión del Leander.

Aunque inadvertida por quienes escribirían la historia fue cumplida exitosamente la madrugada del 3 de agosto de 1806.

Al arribar a la costa de Coro, después de seis meses de travesía, el bauprés del heroico barco abrió una ventana por donde se filtró el primer rayo de luz hacia todo el continente. Tras derrotar la resistencia del fortín de San Pedro se selló la victoria militar del primer Ejército Libertador de Latinoamérica. Alfonso Rumazo será el primero en afirmar que la hazaña de Miranda en el Caribe marcó el inicio de la Guerra de Independencia americana. Hoy resulta bastante miope la interpretación histórica, harto reciclada, de que la Expedición Libertadora de 1806 fue un fracaso porque Miranda no logró hacer la revolución y derrocar al imperio de una vez.

La victoria militar de la Vela de Coro fue coronada con un logro simbólico todavía mayor: arrear la bandera real española, que durante 300 años había ondeado en el cielo americano, para izar, en la misma asta, la bandera tricolor; primer símbolo patrio de una nueva identidad continental. Por eso no es capricho sino justicia histórica el decreto presidencial que trasladó el día de la bandera del 12 de marzo (fecha en que se izó por primera vez en la costa de Haití) al 3 de agosto, cuando finalmente ondeó victoriosa en tierra firme.

Todavía no existe consenso sobre el significado y el orden de los colores de nuestra primera bandera nacional. Sin embargo, numerosos testimonios de la época refieren que era, de arriba abajo azul, amarillo y rojo. Los tres colores primarios que Miranda pensó para América toda y que siempre simbolizarán el triunfo de la Libertad. Los mismos colores de las actuales de banderas de Venezuela, Colombia y Ecuador, hijas de la bandera madre.

proleander@gmail.com


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Manuel Bazó


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