Las Ganancias Anuales Esconden la Explotación Continua (II)

Es preocupante que un artículo como este no haya recibido más aceptación que la que se propuso su autor. Las “crisis bancarias” conocidas como Burbujas Financieras del actual Sistema Capitalista, la del Año 1929 y la del año pasado, son quiebras contables que han declarado los grandes financistas mundiales pero que no necesariamente traducen quiebras de sus accionistas principales.

Los bancos privados son compañías anónimas y como tales pertenecen a determinados y ceduladas personas quienes son perfectamente ubicables y sancionables por un Estado que sea menos servil con la clase burguesa de alto calibre.

Todas esas quiebras son convencionalmente contabilizadas. No reflejan la realidad del patrimonio capitalista atesorado durante todos los numerosos años que produjeron ganancias millonarias.

Por eso recomendamos prestar más atención al mensaje del artículo que nos vuelve a ocupar nuestra atención:

Desde hace milenios los procesos productivos económicos, tanto premanufactureros como los manu y postfactureros, han sido asimilados a procesos biológico naturales, y, al igual que estos, han sido medidos y cuantificados temporalmente en términos anuales, por aquello de la vuelta de la Tierra alrededor del Sol.

Así, nos encontramos con un generalizado y mundializado Impuesto Sobre la Renta que igual recae sobre empresarios que s. trabajadores, es un gravamen anual. De igual manera, lo cierres económicos empresariales también siguen ese intervalo. Los contratos colectivos obrero patronales suelen ser anuales o regir durante bienios o trienios. La edad cronológica de los trabajadores y la de las firmas comerciales se mide en años solares, cosas así.

Durante el largo Medioevo (10 siglos, aprox.) los siervos entregaban al aristócrata correspondiente parte de sus cosechas y estas eran estrictamente anuales. Las Olimpíadas griegas se celebraron cuatrienalmente. Los estudios escolariegos, liceísticos y universitarios se miden y ponderan anualmente.

Bien, démonos cuenta que los estados financieros de comerciantes, productores y vaqueros están a condicionados a presentación una vez a al año con fines impositivos, ante el Estado, y dos (2) o más veces para satisfacción de los accionistas correspondientes.

Las Ganancias y Pérdidas, si fuera el caso, dan cuenta de cada ejercicio comercial y fiscal, y luego del reparto de dividendos los empresarios pueden perfectamente acumular como superávit parte de la ganancia anual que haya sido obtenida. Lo hacen a manera de reservas para fines expresamente establecidos en los estatutos empresariales. Pensamos que el superávit debe permitir también la cobertura de pérdidas venideras.

Sin embargo, las pérdidas que ocasionalmente pudiera presentar un empresario, e independientemente de su actuación personal, son puntualmente cargadas al ejercicio del año en curso, y de ninguna manera ninguna empresa está obligada a compensar dichas pérdidas con cargo a ganancias anteriores por fabulosas que estas pidieren haber sido.

Esa realidad nos hace inferir que la acumulación indefinida de capital tiende a conservarse a espaldas de la contabilidad que lleve la empresa a lo largo de sus décadas de ejercicios positivamente rentables. Los accionistas van acumulando de manera continua dividendos tras dividendos, pero estos contablemente desaparecen de los libros en juego.

Esto explica cómo una empresa podría declararse en quiebra real o fraudulenta y evadir responsabilidades contractuales con entes privados, con sus trabajadores y con el Estado, y estar exonerados de partida y legalmente de cubrir dichas pérdidas con cargo al patrimonio de los accionistas involucrados-

Venimos proponiendo que todos los años las empresas declaren la ganancia del año en curso y paralelamente asomen en sus libros las ganancias acumuladas sobre la cuales hayan satisfecho impuestos y dividendos anteriores.

El superávit de una empresa no puede ser exclusivamente para beneficiar los accionistas sino al resto de la sociedad implicada en su fuente de acumulación durante sus décadas de ejercicio, esto es, de sus trabajadores y del Fisco Nacional.

Los intervalos previstos para de declaración de ganancias y pérdidas deben ser continuos y acumulativos, incluyentes de todas las ganancias netas previamente registradas en períodos ya cumplidos con sus correspondientes superávit anuales. Sólo así la ganancia acumulada durante décadas estaría expresamente disponible para la cobertura de pérdidas eventuales sufribles en cada empresa en particular.

No debe seguirse permitiendo que los superávit y ganancias recibidas por concepto de dividendos puedan emigrar hacia nuevas empresas que terminen evadiendo toda responsabilidad contable con aquella de dónde provino el nuevo capital inicial de la nueva empresa.

Esto no es así actualmente. La legislación burguesa ha sido elaborada para sobreproteger la acumulación de capital, más allá de tolerarla sin límite cuantitativo alguno.

De esa acomodaticia manera contable y jurídica cada empresa aparece como recién fundada y cada dólar de ganancia nuevo pareciera que no guarda relación alguna con las ganancias precedentes.

Como no es así, podemos explicar por qué se niega jurídica y legalmente, y se esconde contablemente, que las empresas recuperan su capital inicial en cuestión de varios años en función de los montos amortizados en cada período comercial. Esconden así la continua explotación que practican con sus trabajadores en funciones y también con aquellos que tienden a emplear en sus nuevas empresas. Las empresas se enfrentan cada año a una especie de aventura a ciegas, y cada año pareciera que están aportando el mismo capital que años atrás declararon estatutariamente.


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Manuel C. Martínez M.


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