Diseñe su cultura en la revolución

Nadie que haya viajado por algunas ciudades de su propio país o por algunos países de América latina y de los mundos revolucionarios, socialistas o capitalistas puede dejar de sentirse impresionado por la similitud arquitectónica de todas las estaciones de gasolina, aeropuertos, centros comerciales y por los mismos problemas globalizados, contaminación, desempleo, violencia, consumismo y pobreza, dice el libro “proyectando el futuro”.

Cualquiera que apetezca un refresco descubrirá que un frasco de Coca-Cola es idéntico al de otra marca. Consecuencia de la uniformidad masiva en la producción y en la educación de nuestros países. Están homogeneizando toda la raza humana.

Sería imposible negar que el capitalismo haya tenido un efecto mayúsculo en la nivelación cultural para mantener la industrialización dependiente del petróleo y el consumismo. Así, cuando nuestros gobiernos fijaban la atención en lo que era la sociedad no percibieron lo que se venía. Es este el punto, que no lograron comprender la mayoría de nuestros políticos e intelectuales, se quedaron en la tecnología primitiva que impuso la estandardización. En cambio, la automatización de la tecnología allanó el camino a una infinita, deslumbrante y pasmosa diversidad, cambiando para siempre nuestras costumbres sociales y hábitos alimentarios por la cultura del consumismo y el derroche neoliberal.

El descubrimiento de la tecnología avanzada facilita la diversidad, viene confirmado por una discutida penetración e innovación estadounidense en nuestra cultura aumentando progresivamente el desempleo y la pobreza. Como las gasolineras, los aeropuertos y los centros comerciales tienden a parecer idénticos, la cultura de los pueblos también.

Los McDonald son los misioneros de los cambios en la alimentación mundial. Los centros comerciales con marcas norteamericanas ya se encuentran en Moscú y Pekín desde principio de los 80, eliminando millones de tiendas y farmacias por grandes cadenas transnacionales. Fomentan no solo la uniformidad del medio arquitectónico sino la diversidad de artículos perjudicando nuestras fabricas, negocios, medio ambiente y hábitos. Fomentan la oligarquía económica por medio de la distribución exclusiva de marcas, por otro lado, perjudican nuestra soberanía alimentaría y economías por un libre mercado que nunca fue libre y tampoco mercado como lo manifestó Delgado.

Los capitalistas dicen: “mientras avancemos hacia una homogeneización cultural y espiritual la diversidad de los pueblos es insignificante. Lo que cuenta es lo económico”. Esta opinión subestima gravemente la importancia de la diversidad étnica como expresión de dignidad y libertad cultural. Más importante es la premisa de que avanzamos hacia una homogeneidad cultural aun con recesión económica o problemas políticos del imperialismo, sin importar los derechos universales de la humanidad.

En Venezuela como en los Estados Unidos, se ven personas en vehículos de gran cilindrada o celulares ultimo modelo con la ilusión de exclusividad. Una gran cantidad de venezolanos prefieren un vehículo, un centro comercial, la pinta de la apariencia a una casa sin importar las colas, sin importar que las ciudades no estén diseñadas para soportar 570 mil vehículos por año aproximadamente que salen a las calles y carreteras en un país donde la gasolina por litro es más barata que el litro de agua, y tanto vehículos como celulares representan gastos suntuosos con dólares subsidiados.

Culturalmente esta tesis es defendida por la población como superación personal y logro político, Chávez no se atreve a tocar la gasolina manifiestan, producto de la gran ignorancia socio-económica y estupidez neoliberal atribuida a la invasión cultural y dependencia económica.

La diversidad cultural y su dirección, se advierte en un estudio de la UNESCO sobre la tendencia sudamericana en la producción de libros por millón de habitantes. Cuanto más similares sean los gustos menos títulos serán publicados o se rebautizaran los mismos libros con otra portada. Lo que se averiguo es que, existe una enorme diversidad de gustos con una gran aceptación por los autores extranjeros de libros en los pueblos de la región. Es decir en una misma sociedad existen diversidad de gustos clasificados por edad, religión, “raza” y clase social.

Las culturas más uniformes son enclaves geográficamente pequeños de los pueblos indígenas. La cultura contemporánea de masas es el basto alcance y la diversidad de sus alternativas culturales. Incluso “la masa” se rompe en muchos públicos diferentes. La dirección hacia la diversidad cultural representa un grave problema en la educación.

En Latinoamérica la educación fue diseñada para las masas con una gran cantidad de materia estándar. Y no es accidental que en el preciso momento en que el consumidor empezó a recibir una mayor diversidad de productos una ola de rebeldía haya empezado en los campos universitarios. Aunque la conexión sea advertida pocas veces, los sucesos de las universidades y del mercado de consumo están íntimamente relacionados.

La diferencia está en que mientras la industria es muy sensible a la demanda del consumidor la educación se ha mostrado típicamente indiferente a los deseos del estudiante y al proceso revolucionario, impidiendo el cambio en los hábitos. Así, cada quien esta en capacidad de diseñar su cultura en base al neoliberalismo. En el primer caso decimos, el cliente tiene siempre la razón, en el segundo manifestamos papá y el profesor tiene la razón no el gobierno. Por eso, el estudiante consumidor se ve obligado a luchar para que la industria de la educación atienda sus demandas basadas en los medios de comunicación.

La televisión con sus elevados costos de producción y su limitado número de canales, son mas que suficientes para crear malestar con la desinformación; sigue dependiendo necesariamente de públicos muy numerosos igual que la radio orientadas hacia el mismo público, viven de la publicidad de productos que promueven el consumismo. Los aficionados al cine de cualquier generación en un 90% ven películas hechas en Hollywood.

La producción es tan especializada que se puede encontrar en todos los países mercados exclusivos para el surf, el motociclismo, mascaras para Hallowen, etc, ahora mucho más diversificado es el mercado de los DVD. Y, todavía mucho más sofisticado los mensajes subliminales orientados hacia el público de masas, la televisión por cable y el Internet. Muchos públicos reducidos buscan determinados tipos de películas sin que se resienta la economía de la industria pero sí nuestros valores y principio morales por la poca o ninguna convicción ideologica.

La televisión hirió de muerte a la rama editorial, la única que sostenía rasgos culturales, la difusión de artículos, las mismas novelas, las mismas publicaciones para millones de hogares pasaron a la historia. Han proliferado las revistas de diversas tendencias, se calcula que por una revista desaparecida aparecieron nueve. Hay revistas de diversas tendencias: para niños, para adolescentes, para la tercera edad, para los casi viejos, para aficionados al motociclismo, al surf, al paracaidismo, para ovnis, mensuales, quincenales, semanales, religiosas, cristianas, protestantes, en fin; lo propio ocurre con los libros como lo demostró la UNESCO. Alguien se lamentaba, cada vez es más difícil encontrar una persona que haya leído el mismo libro, ¿Como se puede sostener una conversación sobre lectura?

Esta invasión cultural no se funda solamente en la abundancia de productos, sino en la nueva política del expansionismo norteamericano que basan la homogenización y la destrucción de todo tipo de culturas autóctonas como estrategias para el dominio del planeta hasta el año 2020.

La misma tecnología ha puesto en manos de estudiantes y público en general; computadoras, filmadoras, celulares, armando una revolución en el cine clandestino, tosco, perverso, animado, altamente individualizado y localizado hacia la prostitución infantil y películas totalmente prostituidas de la ética. Prolifera así otra variación cultural.

En vista de todo esto es estúpido decir que la tecnología nos robará nuestra individualidad o eliminaran la variedad cultural. Lo cierto es que, ahora cada sociedad se divide en diseños culturales homogeneizando la cultura de diferentes masas por sexo, edad, raza, religión, gustos.

Esto nos ha llevado a un punto crucial en el desarrollo tecnológico de la sociedad incrementando las opciones… y nuestra dependencia.

Sin embargo saber si el hombre está preparado para elegir entre el caudal material y cultural es una cuestión diferente. Pues llegó el momento en que las muchas opciones más que liberar al individuo se hacen tan complejas, difíciles y costosas que surte el efecto contrario. Dicho en otras palabras el exceso de opción los convirtió en mentalmente débiles y esclavos dependientes de la cultura tecnológica que permite que los públicos diseñen su propia cultura.

Debemos examinar a conciencia nuestro cambio hacia el socialismo, en como realizarlo.

rcpuma061@yahoo.com


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Raúl Crespo


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