Fidel y el G-20: visiones encontradas sobre el FMI y las crisis

“Ahora existe el problema en toda su dimensión, y yo diría que este sistema de relaciones económicas ha caído en su propia trampa y que los aventajados asesores económicos, los brillantes “magos” que han obrado aquellos fabulosos “milagros” de que hablábamos antes, están creando para la economía de Estados Unidos las premisas de una gran tragedia”.  Fidel

Todo el mundo debiera conocer el papel del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. De estas entidades se ha hablado mucho en el pasado como los instrumentos más eficaces utilizados en el pasado mediato y reciente para aplicar las políticas neoliberales e imponerlas mediante halagos, amenazas, extorsión y el injerencismo. De organismos internacionales creados con fines específicos en el terreno económico y financiero internacional, sus normativas funcionales pronto se convirtieron en un instrumento del sistema capitalista y, en especial, de los Estados Unidos y las grandes potencias del G-7.

Al cabo de un largo período en que predominaron como divinos recetadores de modelos “salvadores” para las economías y, por tanto, para la política de los países que tocaron a sus puertas o aceptaron sus condiciones leoninas a las buenas o a las malas, poco a poco, tal vez sin darse cuenta por su euforia alucinante, fueron acumulando resistencias y rebeliones de algunos gobiernos y de la mayoría de los pueblos, que se percataron de su influencia nefasta para sus destinos. A medida que esto ocurría y se iban haciendo evidentes las denuncias hechas en su contra, fue aumentando el desprestigio de tales instituciones.

Ante la crisis económica y financiera que ha hecho su explosión en estos dos últimos años, el FMI y el Banco Mundial han expresado su mea culpa por haber sido incapaces de predecir esta tragedia internacional, de la cual se les ha hecho en parte responsables por muchas razones de peso.

Sin embargo, las noticias recientes que provienen de la Cumbre del G-20 celebrada en Londres, señalan que en su comunicado final se anuncia que se triplicarán los recursos para el FMI.

Por otra parte, Obama enfatiza en su declaración que se reformarán y expandirán el FMI y demás organismos internacionales con el objetivo de fortalecerlos, y que se asistirá al Banco Mundial para evitar catástrofes humanitarias.

Al comentar el tema de los resultados de la Cumbre del G-20, Fidel expuso en su Reflexión titulada LA CANCIÓN DE OBAMA, lo siguiente:

“Su país –refiriéndose a Obama- posee además el raro privilegio del veto en el Fondo Monetario Internacional. No se ha dicho en Londres una palabra que comprometa a Estados Unidos con la renuncia de tal privilegio. La próxima crisis se producirá mucho más pronto y será mucho más grave de lo que se imaginan Obama y varios de sus principales aliados del G-7. Las crisis no se resuelven con medidas administrativas ni técnicas, porque son sistémicas y afectan cada vez la economía y globalización del planeta.

No todos se han dejado llevar por la euforia de Londres”.

En el libro CIEN HORAS CON FIDEL, conversación con Ignacio Ramonet, publicado en el 2006, Fidel responde una pregunta sobre la confusión ideológica prevaleciente en esos momentos. Entre otros argumentos, señala:

“La OMC (Organización Mundial del Comercio), el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, establecen las reglas de una situación de dominio-explotación de hecho que puede ser esclavista, feudal. Y mucha gente está buscando como librarse de esa dominación (…) Ya no es una crisis en el sudeste asiático, como la de 1997, es una crisis en el mundo, más la guerra de Irak, más las consecuencias de una enorme deuda, más el fatalismo de que el dinero escape. Es mundial el problema, y por eso mundialmente también se está formando una conciencia y por ello será un día de gloria ese día en que otro mundo sea por fin posible”.

En otro momento de la conversación, Fidel señala:

“Y la globalización sigue ignorando esas realidades explosivas (se refiere Fidel a los males sociales que acumula la humanidad y la explosión demográfica en desarrollo).

Las reglas del FMI van a seguir conduciendo al abismo a muchos países y a muchas gentes porque esas reglas siguen con plena vigencia. (…) Pero es que hay además un amo del mundo (…)”

Veintiún años antes, en el libro NADA PODRÁ DETENER LA MARCHA DE LA HISTORIA, entrevista concedida a Jeffrey Elliot y Mervin Dymally en 1985, Fidel abordó la situación que atravesaban entonces los países de América Latina, y después de argumentar con cifras la realidad vivida, concluía de la manera siguiente:

“La economía de esos países no lo puede soportar, no lo está soportando ya, están tomando conciencia de este problema, están reaccionando y se va a crear una verdadera crisis. Si los países occidentales se empeñan en mantener este sistema de despojo, si no se encuentra una solución, entonces, en mi criterio, se va a producir una explosión social bastante generalizada en América Latina. Y por supuesto, nosotros lo estamos planteando, reiterando, para eso, para que se tome conciencia por todos del problema”

Mervin Dymally pregunta a Fidel: Señor Presidente, usted ha dicho que las condiciones impuestas por el Fondo Monetario Internacional en los países del Tercer Mundo constituyen una fórmula para el desastre político y económico. ¿Cree usted que las políticas económicas del FMI auguran el desastre para los países del Tercer Mundo?

Fidel respondió:

“Sin duda de ninguna clase auguran un desastre económico, un desastre político y un desastre social, van a engendrar una crisis sin precedentes, de consecuencias impredecibles. Sé cómo está pensando mucha gente en América Latina y cuál es su estado de ánimo.

Una conciencia casi unánime se desarrolla en torno a la deuda y la imposibilidad de su pago, y en torno a las relaciones económicas injustas e intolerables que se le han impuesto al Tercer Mundo. De una forma o de otra esta situación tendrá que cambiar. El Fondo Monetario Internacional, que ahora está haciendo mucho daño, al final será acreedor de nuestro agradecimiento, porque está creando una gran crisis, y de la crisis surgirán las soluciones. Es ley de la historia que los grandes problemas nunca se han resuelto mientras no han hecho crisis. Los hombres nunca han sido suficientemente previsores para actuar de otra forma. Entonces, el Fondo Monetario Internacional y el sistema – el FMI es un instrumento del sistema- van a provocar la rebelión de los países del Tercer Mundo. Y la rebelión va a promover la solución de estos problemas que no es solo la cuestión de la deuda, sino del conjunto de relaciones económicas injustas y ya insoportables entre un puñado de naciones industrializadas y ricas, y más de 100 naciones donde viven las tres cuartas partes de la humanidad.

Esto no se va a resolver en virtud de un milagro, ni en virtud de proclamas, o de ideas, o de argumentos, o por la persuasión de alguien o por la subversión de alguien. No. La crisis es la que va realmente a promover la solución.

En América Latina, no tengo la menor duda, o hay soluciones a estos problemas, o tendrán lugar grandes estallidos sociales que derivarán hacia cambios revolucionarios bastante generalizados. Al final, en prenda de gratitud, es posible que le hagamos un monumento al Fondo Monetario Internacional (…) porque todas estas cosas, todas estas políticas están ayudando a unir a los gobiernos, a unir a los países del Tercer Mundo, por encima de ideologías; para exigir y para imponer un cambio en las relaciones económicas establecidas. No tengo la menor duda de eso, estoy convencido de eso, estoy seguro. El Fondo Monetario Internacional se ha quedado sin argumentos frente a los hechos, frente a los datos, frente a los números, frente a las realidades. Todas sus tesis y todas sus fórmulas tradicionales, todas sus recetas, están en crisis (…) ya nadie cree en el mundo lo que dicen.

Pero bien, no se trata de una simple toma de conciencia. Usted toma conciencia del problema cuando existe el problema en toda su dimensión y en toda su gravedad, mientras tanto todo sería especulación teórica, noble oficio de visionarios. Ahora existe el problema en toda su dimensión, y yo diría que este sistema de relaciones económicas ha caído en su propia trampa y que los aventajados asesores económicos, los brillantes “magos” que han obrado aquellos fabulosos “milagros” de que hablábamos antes, están creando para la economía de Estados Unidos las premisas de una gran tragedia”.

Juzgue Ud., estimado lector, quién diagnosticó primero el problema del oleaje de las crisis pasadas y actuales. Las soluciones  planteadas por el G-20, con voces discordantes dentro del bloque, apuntan hacia el apuntalamiento del actual sistema económico internacional con sus instituciones proas. Las soluciones que plantean someter a análisis la actual crisis en el seno de las Naciones Unidas, integrada por 192 naciones, y plantean el establecimiento de un nuevo orden económico y financiero internacional que sustituya el actual, probadamente injusto, y que privilegia la condición de amo de los Estados Unidos, aún permanecen en la agenda de esta organización internacional, donde seguramente serán torpedeadas por quienes no quieren, ciega y egoístamente, perder sus privilegios hegemónicos.


 




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Wilkie Delgado Correa


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