El purgatorio self service


Si algún alma caritativa decidiera levantarle un monumento al retraso mental, yo solicitaría que se colocase, en un lugar visible, preferiblemente sobre la corona de la estatua, el último comunicado firmado y difundido por el Bloque Democrático. La cosa se llama “Declaración por la Libertad. Militares: ¡Defiendan las Firmas!”, y es, grosso modo, una reiteración de cierta fantasía muchas veces abortada: piensan los integrantes de este pasticho de sifrinos neonazis, ex militares santurrones, excomunistas, empresarios y queso amarillo, que El Pueblo sólo está esperando una orden de ellos para lanzarse a las calles y paralizar el país, cataclismo que ocurrirá si Hugo Chávez no acata la orden de huir despavorido de Miraflores.

Muy triste: esa gente de verdad cree, imitando a los militares más pendejos de la historia porcina de la Plaza Altamira, que todo es cuestión de invocar los artículos 333 y 350, decir en voz alta “Yo soy el pueblo” y ya, listo, la Constitución me autoriza a quedarme en la calle y atormentar a mis familiares con el anuncio de una macabra decisión: “Si Chávez no se va me quedo a vivir en la acera junto al kiosco, nojoda. Ayúdame a sacar la cama, papá, porque lo que es a esa casa yo no vuelvo a entrar hasta que Venezuela deje de ser un país comunista (me lo dijo Primero Justicia) en el que gobierna el neoliberalismo (dice Bandera Roja)”.
A esa estrategia de guerra de guerrillas, el Bloque la bautizó dizque “La Guarimba”. Así llaman a un juego infantil (dicen los expertos en la materia) o a parte de un juego infantil que prevé una protección para los jugadores: mientras yo esté tocando determinado árbol, poste o pared, nadie puede hacer nada en mi contra. Así que, según las novedosas reglas de la lucha insurreccional ideadas por el Bloque, cuando despunte por la esquina más cercana una horda, patrulla de la policía o tanque del Ejército, se vale que el desobediente, para salvarse, se meta en su casa, no vaya a ser que este Gobierno represivo le desmamagüeve a cañonazos el colchón y la almohada de plumas. En tiempos de la feroz batalla de la clase media en contra de los malolientes chavistas, la vieja consigna “Patria o muerte” es sometida a un proceso de pasteurización que la convierte en “Patria o heridas leves”.

Asistimos a los trailers de una epopeya hecha a la medida de un liderazgo de cartón y un heroísmo que no depende del fervor patriótico ni de la nobleza de los ideales, sino de cuánto te adulen los medios.

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No, no son ganas simples de burlarnos de la oposición y de sus muy legítimos deseos de derrocar a un presidente que se montó otra vez sobre 40 por ciento de respaldo popular. No: estas cochinas líneas las escribimos mientras leemos, justo arriba del monitor de la computadora, un comunicado más abominable aun que estas reflexiones. Dice que el Bloque Democrático celebró una reunión en el Hotel Continental Altamira de Caracas, y al cabo de esa reunión decidieron manifestarle unas cuantas cosas a la opinión pública:
“Sigue vigente la situación que dio origen al Bloque Democrático…”, punto en el cual repiten aquello de que Cuba y Venezuela son de un pájaro comunista las dos alas y por eso ellos vienen a defender la libertad. “El régimen de Hugo Chávez” obedece a las directrices del Foro de Sao Paulo, cuyo objetivo (no voy a inventar nada: por mi madre enferma y linda que lo dice ahí, clarito y textualmente) “es utilizar los recursos del Estado venezolano para exportar la Revolución Cubana al resto del Continente (…) el Régimen utilizará todos los medios para conseguirlo”.
Momento cumbre del documento, agárrense: “pese a que quisiéramos una salida electoral a la crisis (…) el Bloque Democrático afirma categóricamente que el Régimen no se someterá a ningún tipo de consulta popular libre y transparente –incluyendo el Referéndum Revocatorio– ni abandonará voluntariamente el poder; aunque seguirá usando los mecanismos que le brinda la democracia para ganar tiempo y distraer la opinión pública nacional e internacional hasta que tenga el poder suficiente para establecer abiertamente un sistema totalitario”. De colección: el “Régimen” es antidemocrático pero “seguirá usando los mecanismos que le brinda la democracia”. Y hay quien los aplaude; así de bajo hemos caído.
Sigue: “el Bloque Democrático insiste en la necesidad de invocar los Artículos 5, 333 y 350 de la Constitución, que legitiman la desobediencia civil y militar activa y generalizada, a fin de restaurar el hilo constitucional…”, tras lo cual lanzan una propuesta: “a fin de buscar la unidad con otros sectores de la oposición que siguen creyendo ingenuamente en salidas electorales con este régimen, estamos dispuestos a promover un compás de espera en los siguientes términos: a más tardar el 13 de febrero el Consejo Nacional Electoral, de acuerdo a las obligaciones que le imponen sus propios reglamentos, deberá fijar una fecha para la realización del Referéndum Revocatorio, que no debe ser posterior al 15 de marzo de 2004”. O sea, a pasarse por el forro más oculto el conteo de firmas y toda esa historia: si el CNE no realiza el referendo antes del 15 de marzo el Bloque Democrático se va a arrechar y va a organizar un gigantesco acto de desobediencia.

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Pero ya va, sigan adelante que ahora es cuando el documento se pone bueno: “Inmediatamente después (después del 15/03, se deduce), Hugo Chávez personalmente deberá avalar esa decisión públicamente. De lo contrario, quedará demostrada nuestra tesis: que aquí no habrá Referéndum Revocatorio…”. Es decir, según estos saltimbanquis de la palabra, si hay revocatorio y Chávez no avala “esa decisión”, entonces no habrá revocatorio. Te lo dije, Maigualida, están mal.

Por último, en un gesto que revela su generosidad, anuncian que están dispuestos a sacrificarse. “Así como estamos dispuestos a ceder en nuestros planteamientos a fin de lograr la unidad, así también EXIGIMOS AL RESTO DE LOS DIRIGENTES DE LA OPOSICIÓN que si no se cumplen las condiciones arriba expuestas, invoquemos todos juntos los Artículos 5, 333 y 350 de la Constitución y EXIJAMOS PÚBLICAMENTE A LA FUERZA ARMADA NACIONAL que cumplan con su deber de defender la voluntad popular expresadas en las firmas entregadas al CNE el 19 de diciembre de 2003. Dirigentes políticos, diputados, gobernadores, alcaldes y concejales de la oposición deberán manifestar en la calle junto al pueblo venezolano Y NO REGRESAR A SUS HOGARES HASTA QUE LOS MILITARES HAYAN CUMPLIDO CON SU SAGRADO DEBER DE RESTABLECER LA DEMOCRACIA Y LAS LIBERTADES”. Apocalíptica amenaza-exigencia, ahora contra sus propios “panas” de la oposición: a coger lluvia y sol todo el mundo hasta tanto la Fuerza Armada no dé un golpe de Estado. En el diccionario de estos formidables estrategas del Bloque, la palabra “calle” viene a significar algo así como “purgatorio self service”: si no me obedeces me castigo. Tu penitencia consistirá en morir de lástima cuando me veas aplicándome extrañas auto penitencias.

El documento está disponible en la red y viene firmado por algunos nombre conocidos y otros no tanto: Alfredo García Deffendini, Miguel Ángel Castillo, Nedo Paniz, Neneta Semprum, Miguel Ángel Nieto, Silvino Bustillos, Alejandro Peña Esclusa. Honor y gloria a los héroes de la confusión.


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José Roberto Duque


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