Asesinos

La conducta de la gente que se acurruca en eso que todavía alguien denomina por ahí la oposición no puede ser entendida sino como delictual, porque en su empeño en justificar a como dé lugar su errática y torpe actuación termina por convertir en filosofía su persistente consagración del delito común como logro político.

Hoy se pretende que resulte absolutamente normal que un sector de la sociedad (gracias a Dios cada vez más reducido) se declare a favor de actos delincuenciales de cualquier naturaleza, cuyo único factor común sea solamente el carácter antichavista de su origen, como las guarimbas, los sabotajes a la industria petrolera o los intentos de magnicidio como el recientemente develado, sin que ello conlleve sanciones de ningún tipo, en virtud de las libertades de las que supuestamente deben gozar estos degenerados que hoy se enfrentan tan arrogantemente a la gran mayoría decente de los venezolanos.

Tiene que ser definitivamente un fenómeno clínico (ya sea "disociación psicótica" o como quiera llamársele), porque en ninguna cabeza en su sano juicio cabe que el delito sea un logro de nada en función de nada.

Pero la oposición es así; a falta de argumentos eficientes contra la revolución, acude al expediente de la violencia y del crimen como único recurso, sin percibir (porque seguramente no tiene con qué) que de esa forma pasa de ser un eventual factor político a un simple grupo delictivo. Agravado (si es que ello cabe) con la recurrente manía de acusar a los chavistas de lo que en efecto son ellos.

¿Que estoy exagerando? Sólo tres preguntas tendría que responderse quien así lo piense: ¿qué le pasaría a una persona que se pare en medio de Time Square, en Nueva York, a hablar "políticamente" bien de quienes derribaron las torres gemelas del World Trade Center? Otra: ¿qué acarrearía decir hoy en un noticiero de la televisión norteamericana que "la ciudad va a arder" si no se hace lo que usted quiere? Una última: ¿cuánto tiempo duraría en libertad en Estados Unidos una persona que se dedique a defender los "derechos humanos" de quienes planifiquen el asesinato del Presidente y cuántas serían sus verdaderas posibilidades de salvarse de la silla eléctrica? Y ojalá que no se respondan con la misma imbecilidad con la que alguien me ha contestado recientemente: "No, lo que pasa es que eso es diferente".

albertoaranguibel@gmail.com


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Alberto Aranguibel

Comunicador social e investigador. Conductor del programa Sin Tapujos, que se transmite por Venezolana de Televisión. Asesor Comunicacional y de Imagen en organismos y empresas públicas y privadas.

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