La orfandad de Caracas

“Cuando lo extraordinario se haga cotidiano habrá revolución”

Ernesto Che Guevara.


Recientemente arribamos a un aniversario más de la ciudad de Caracas, capital de la República Bolivariana de Venezuela, cuna del Libertador Simón Bolívar y escenario de los hechos más importantes de la historia contemporánea de las luchas populares de nuestro país. Conforme al artículo 18 la Constitución Nacional vigente, Caracas – ciudad insurgente, como la denomina el Virrey de Los Roques, Juan Barreto – además de ser la capital, es el asiento de los órganos del Poder Nacional. Convergen con éstos, el Poder Metropolitano – la Alcaldía Mayor – y cinco poderes municipales – Libertador, Chacao, El Hatillo, Sucre y Baruta – quienes a despecho de sus Alcaldes y para desgracia de nosotros los ciudadanos, no han sido capaces ni siquiera de recoger la basura, que todos los días crece de manera vertiginosa ante la indiferencia de las autoridades, amenazando con tapiarnos a todos incluyendo al Presidente Chávez, a quien me imagino ya le duele la lengua de tanto regañar a nuestros alcaldes por tamaña indolencia para con esta ciudad. Es inconcebible que siendo el nuestro un país que flota sobre un mar de petróleo, las calles de Caracas estén absolutamente destruidas, llenas de huecos. No hay una sola calle de esta ciudad que no sea un verdadero reto transitar. Bocas de visita hundidas, alcantarillas desniveladas, pegostes de asfalto sobre calles que fueron de cemento y que remendaron así como de mala gana, baches, desniveles y un incuantificable número de “reductores de velocidad” – popularmente conocidos como policías acostados – dan cuenta de que la ciudad que un día se ufanó de ser la sucursal del cielo, está más cerca del diablo que de otra cosa. A este calvario se le suma, la malvada manía de los alcaldes de mandar a “raspar” las vías, para después dejar pasar unos cuantos meses para dignarse a asfaltar las calles en cuestión. Suelen hacerlo claro, apenas comienza a llover, cosa que convierte a las calles reparadas en cuestión de semanas, en verdaderos campos de batalla, llenos de troneras que dañan nuestros vehículos y nos hace la vida un poco más amarga. A la postre, podemos ver como el asfalto, queda convertido en millones de pequeñas pepitas, que al más pintao ponen a pensar si fue que allí alguno de nuestros “próceres alcaldes” volvió a poner la torta o fue que se volteó recientemente en esa calle, un camión cargado de caraotas.

Con perplejidad, vemos como en las narices de un gobierno revolucionario, se adelanta a paso de vencedores, un perverso proceso de privatización de todos los espacios públicos. Donde a mi me de la gana, me instalo a vender arepas rellenas, llamadas telefónicas, cerveza – sino miren como las venden bien frías en nuestras autopistas – frutas, verduras, ropa, CDS y películas piratas y pare usted de contar. Después de la vendimia, el basurero y durante ésta el ciudadano caminado por la calle y las aceras convertidas en mercados propiedad de los particulares. Claro que aplaudimos la recuperación de Sabana Grande y la recuperación de otros espacios en nuestra ciudad, lo que no le perdonamos a las autoridades, es que esa recuperación no se haya hecho antes y que esos Alcaldes le hayan entregado la ciudad a los buhoneros para que la ranchificaran así impunemente como lo hicieron.

Vaya Presidente, dese un vueltica por la carretera panamericana, en los cuatro primeros kilómetros podrá ver como a diario personas con la infaltable excusa de tener derecho a una vivienda, invaden áreas verdes, talando cientos de árboles, para levantar “casas” improvisadas, que vierten sin empacho alguno, aguas servidas y basura por esa importante vía. Igual suerte corre actualmente la denominada “Zona Protectora del Embalse La Mariposa” , zona protectora que nadie protege y en donde se pueden ver cómodamente instalados cientos de ranchos, cuyos habitantes a diario vierten sus desechos sólidos y sus aguas servidas, en las aguas de un embalse que surte del vital liquido a miles de ciudadanos residentes en el área metropolitana y a las que también se tiran animales muertos sacrificados por los brujos instalados a orillas de sus causes. ¿Dónde están los Alcaldes, la Guardia Nacional, el Ministerio del Ambiente – que del Poder Popular para el Ambiente no tiene nada – el Ministerio Público y demás autoridades?. ¿Entonces saneamos el Bronx y a nosotros que nos coma el tigre?. Ahora cuando los políticos de todos los signos y colores, andan como locos buscando votos, es pertinente que nos detengamos a pensar en estas cosas. Porque ciertamente mientras esta Revolución no se transforme en un instrumento de solución de los problemas cotidianos de la gente, será solo un espejismo, paja y paja, pura paja. Es tiempo camaradas de hablar menos y hacer más, de hacer que la solución de esas “pequeñas cosas” que afectan a la gente sea nuestra tarea diaria para que haya Revolución. Porque la Revolución debe luchar contra el Imperialismo sí. Pero debe también recoger la basura, tapar los huecos evitar la anarquía y brindarle felicidad a los ciudadanos que la apoyamos y más allá a todos los que aquí vivimos.


Rubén Villafañe.
rubenvillafa@hotmail.es
Abogado – Militante del PSUV.


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Rubén Villafañe


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