Derrota de la Cuarta Columna

Este año el mundo observará la celebración de dos elecciones singulares, más por los días que por lo electorales. En otros días, aquí celebrarían al vencedor de allá con algunas caravanitas, corearían por Caracas y en algunas otras más, cual San Juan de Puerto Rico, con banderitas de estrellas y franjas y abundantes cohetes. El reto al imperio le anuncia que arranca el año estratégico con TODO el mundo. El de allá tiene un retito monstruoso de que por lo menos el 50% del electorado vote, siempre lo hace no más del 40 y el 20% ganador tiene el toûche maître de ser el mandamás de todo el orbe, casi nada. Unas elecciones que promociona un partido rojo-blanco-azul contra otro rojiblancoazul, o sea, una dictadura que se jacta de demócrata con el menú condicionado que les dispongan los secretariados de estado y el pentágono. Arroz con barandas contra tajadas con arroz.

Las de aquí, ni por allá se enterarían de su existencia, si no se viesen comprometidas sus posturas políticas, tan señaladas por estos y más confines. Así titularían sus rotativos, como “la proeza de una oposición demócrata, sometida, contra los designios de un dictador”. Por ello será más llamativo el cómo se darán las de aquí, puesto que con esas estrecheces, las infinitas intenciones de subvertirlas, se afincarán en los días preámbulos, al reconocerse los opositores como lo que son: Tumbas políticas.

La débil, famélica, patética… escuálida respuesta de que la razón electoral privó en el llamado aliado a los productores principales de nuestro país, es de un total cabeza gacha que avergüenza sus premisas e hipótesis sobre el poder real, o las ganas tan siquiera de combatir.

TODAS las estrategias socioeconómicas de este proceso llevan la distinción de EXTENSIÓN del poder a los más necesitados, y sí, al ser aceptadas, sumatorias para sus elecciones de cualquier índole. El acatamiento directo de los opositores se da por el hecho de que el interlocutor mediático de su lado, es juez además de informador. Tiene alevosía en sus reportajes, un tal cual los mortales cánticos de la charca atraen innúmeros de insectos para el menú de sus fígaros, el sapeo mediático es el peor de los mensajeros para una respuesta seria de alianza alguna con los dueños del circo. Precisamente la presión constante del pulpo inflacionario precisa darle otro techo más alto de confianza más mediata que el capital privado no tema antes que arriesgar, que su inversión dé en un gran arco de tiempo a partir de este momento precisamente. La propuesta no pudo ser más sincera, pues, es de su ganancia extra plusválica la que recibiría el impacto de lo compartible. Con ese detalle ya hay práctica incipiente de socialismo. Ni siquiera como la economía sueca, sumamente tributaria, que aumenta ésta acorde al crecimiento de la ganancia privada, en otras palabras, que una empresa como la Polar a estas alturas debería tributar al estado el 50% de lo que gana. Si el presidente llegara a formalizar algo así, tenemos aquí a los marines en 24 horas.

Todas las obras de un grupo mandatario son pruebas para su aprobación o reprobación política, y su popularidad, bien puede ser el arma más poderosa de su opositor. Para ello tienen a la mano una buena cantidad de gobernaciones y alcaldías mediocres por decir lo menos. Si la razón electoral es la respuesta a la propuesta presidencial, es casi rendirse antes de la batalla, cuando muchos de sus “feligreses” sí quieren el reto. Además es demostrativo que ya no confían en su caballería mediática, totalmente envuelta por la estrategia de la infantería rojiza en este encuentro que bien podría titularse como La Cuarta de La Puerta (*), por el riesgoso embarazo que puede traer con los de la casa roja.

El poder privado en épocas cuarta republicanas no pasó de ser un parásito del estado, del petróleo, producir más consumistas nunca productores. Y claro, son los parásitos los que más se quejan, que ni sus barbas saben poner en remojo pues ya veremos cómo tildarían de traidores a los que contacten con el gobierno. En fin, el grupo mediatiquero verá netamente reducido su poder en la opinión, ya va siendo hora de que esos vende-madres reciban ataques por el sector privado, que le restriegue su retraso con respecto a estos tiempos en los que no miran un solo análisis hacia sus posturas. Son dueños de planetitas (El Principito) pidiendo que se les obedezca, sin más habitantes que ellos mismos.

Tenemos entonces que ha sido atacada por retaguardia la cuarta columna (el poder mediático), justo al estado mayor que las comanda: La Imbecilidad. Los opositores extremos “limboares” parlanchinean sobre un slogan “No hay tratos con Piticubanos”, mientras el sol refulge en nuestras llanuras llameantes de gramíneas y nuevas vaquillas.

En el Norte, los platos rotos recibirá el posible ganador, y será duramente atacado en los problemas que estos saboteadores de profesión le dejarán, fomentados en estos años busheanos de hundimiento humano. Nuevas estrategias para unas nuevas relaciones es lo que proponen los países del sur, pues es la economía norteña la que va en declive, las de aquí ya lo están, por seguir sus recetas por cierto, pero se están decidiendo a no ser más tobogán de su parquecito. Esto va rumbo a territorio autónomo. La bola del despelote está ahora por aquellos lares. A los fritos de la mentira les llega su hora.

(*) Primera batalla de La Puerta, 3 de febrero de 1814, perdida por los republicanos comandados por Campo Elías contra José Tomás Boves. Segunda de La Puerta, 15 de junio de 1814, perdida por los republicanos comandados por Bolívar y Mariño, con ella se perdió la Segunda República contra José Tomás Boves. Tercera batalla de La Puerta: 16 de marzo de 1818, perdida por los republicanos comandados por Bolívar contra Morillo y De La Torre.

arnulfopoyer@gmail.com


Esta nota ha sido leída aproximadamente 3822 veces.



Arnulfo Poyer Márquez


Visite el perfil de Arnulfo Poyer Márquez para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Arnulfo Poyer Márquez

Arnulfo Poyer Márquez

Más artículos de este autor