Los tobitos de agua más caros del mundo

Amigos de la trinchera

Unas cuantas respuestas al buzón por el aporreador de ayer (23 04 08), han devenido en estas palabras, que espero limen ciertas asperezas, como certeza que ustedes y el resto de lectores, también acatarán el contenido genérico del artículo a través de este, para que quede claro el propósito central.

En primer lugar es todo un conjunto, íntegro, aunque el alfil amenazara directamente circunstancial a los del apagafuego en el Waraira. Al respecto diré lo siguiente: Los helicópteros se transformaron EN la solución de ello. La estrategia no es integradora sino de un aislado que el cariz de héroes es lo que queda para los que están en el siniestro. La principalidad en una sección o parte legal que se obligue el conocimiento sobre ese legado llamado suelo, simple, con o sin connotativos de identidad territorial, porque es lo que piso y me da ver, presenciar, de comer, me mira, me daría de comer otras cosas además de comida alimenticia: esa principalidad, no existe en el espíritu nacional. La tierra es un “medio de producción”. Desde que sea éste y no que es algo que vibra en cada paso mío, que ella respira a través de mi, es por lo que aún no encuentra asidero en la conciencia de los y las compatriotas.

Toda cultura que tenga conciencia de gratitud de donde está parado, no tiene incendios forestales. No así de la que cree que es conciencia el creer que esa tierra es tipo A, sirve para que siembren sólo esto, apta para aquello solamente. Allí soy yo el que “manda” o es el gobierno, o el club, aquel otro no me importa no es mío. Ese, aunque se trate de centenaress de millones, no sabe dónde está parado. Y el resto, la undécima parte del globo, los únicos que tienen la solución… para estos otros el resto del mundo, casualmente hablamos de pueblso primigenios que aún persisten.

Todos los apagadores de fuegos que están allí, brigadas, grupos, espontáneos, se cansarán de subir; vendrán otros; y otros; yo hice lo mismo en Mérida. El número nunca aumentará porque aquella otra visión no se ha impartido, aunque esos apagadores son un lubricante compasivo que maneja la Madre Tierra; la emergencia más generalizada, emplaza a ver cara a cara la agonía. Aún una resistencia persiste en la abocación al problema, todos nos sentimos sobre, no EN La Tierra. De paso, nunca el número de desfensores ha sido ni es proporcional al daño.

Esa visión la podemos catalogar de Capitalismo, pero si la otra ni se conoce, ni mucho menos se pretende a ello, todo luce que las soluciones llegarán vía carretera vieja, lentísimas. Partamos de un punto, yo no sé qué esa vaina del ambiente, pero no quiero que se queme más el cerro. Apueste entonces por quienes sepan de otra manera de saber, al respecto y procúrese, digo yo, un convenio con Bolivia por ejemplo, que estudien las rugosidades del Waraira, sus fuentes de agua, se aplique una solución quecha que irrigaban kilómetros con una canalcita original. canales que lleven a tanquillas, ello implica además de saberlo, participarlo, adosarle una cantidad de trabajadores, para ello. El Waraira no es sólo una compasión, sino un hermano tal cual, el aseo urbano que recoge mis porquerías que no son pocas. Sistema de irrigación, todo aprovechado desde arriba… es una visión. El personal trabajaría siembra, cuidado y manutención de su espacio. El personal es vecino de allá abajo, es trabajador, es algo cercano e ese espacio. Previo y paralelamente a ello se le infunde al vecindario, el poder de su frente, además de los institutos que lo van a estimular. Pero no sólo a enseñarle el terreno del frente que se llama Waraira Repano, sino que donde está parado, sea cemento, asfalto, parqué o granito, es la misma Tierra, en este espacio que está dentro de una figura jurídica denominada Venezuela… Que es tremendo el campo de visión desde aquí.

Esta otra visión se podía impartir desde una explicación de los dos acervos que nos levanta más que identifica, que son el acervo histórico y el acervo del entorno ambiental. Que a partir de los nuevos billetes esa sabiduría escondida en cada cartera o bolsillo de mi paisano, es un puente para abreviar la comprensión del proceso que sabemos que debemos acelerar. A qué lleva todo esto, pues que aún se provee de soluciones donde la ínfima voluntad en el medio citadino, ya no de Caracas, sino del país entero jamás entrará en acción, porque sabe que “siempre habrá alguien para eso”, otros lo sentirán como deber, y otros más como obligación de honor. La visión que se pretende busca que “solucione” tal cual su clasificación, en el tiempo estipulado, el objeto a obtener, para la población que lo necesita.

En cambio, LA REAL OTRA VISIÓN, es como tal, otro sentido de vista, que por cierto muchos apagadores de incendio atrapan ese sentido, vía la “escuela” personal de la compasión. El otro sentido de vista en cambio, es más bien un sistema de tranquilidad, de andar “acompañado” de algo que sonríe, y por el chispazo de vida que uno es delante de eso que pisa, la sensación es de Mamá, estás sobre Mamá, una rolo de Mamá. No en el sentido de planeta, sino en su circunstancia, lo que te circunda. A ese amor no le pegan candela. De seguro serían otras las plazas. Nuestro país no es ese y no vamos para allá tampoco, luego Hay que irlo. 

El hecho de que aún se use la vía helicóptero para la urgencia inminente, requete repetida, como un látigo de cartujo sobre el cuero ignorante, es demás de comprobado que la estrategia no ha servido ni va a servir, puesto que no se trata ni del capitalismo, ni tampoco de otra visión que también la “margine” como simple cómputo, sino de aceptación en la vida como sentimos a una novia, que está a nuestro lado aunque no esté. La propuesta de hidrantes la he visto en google, simplemente pregunten: “aviación apagafuegos”, y aparecerá la gama de lo que quiera, fue tal cual hice; expertos en fuegos de California, Grecia, casualmente las pruebas de sitios donde mejor se portaron esos hidrantes, hay links donde habla de los distintos modelos, hay hasta uno pequeño muy versátil.

Pero este no es el hecho, sino que no hagan falta y por ahora utilizarlos en la manera más adecuada, cuando comienza el incendio, que aún es falda... La atención al momento la tendrían los que estén a cargo de una jurisdicción, pero hace falta esa Otra Visión, sin miedo.  Al verse lo que cuesta cada viaje de helicóptero, da pena que aquí se gaste de esa manera tan onerosa, un capital, porque lo es, que necesita Haití, más que lo que podamos aportarle de lo que tengamos en la despensa producto de nuestra compra al sur.

También que propuse una vez vía este medio algunas soluciones, pero eso lo veo ahora producto de mis vísceras más que de mi sentido común. De lo que sí estoy seguro es que con solo oír alternativas, las hay y es como vengan, si es una unidad es oído al tambor, quien es ley para reglar que la propuesta debe ser grupal o individual, es como querer elegir la suerte de un tiempo del que soy parte no juez. Es la vida por lo que apostamos. Que la solución que se busque DEBE ser para el colectivo, es en esa que estamos, no tema.

A los que se sintieron zaheridos, mis disculpas, pero esto es grosso modo del sintetizado de ayer, su debida explicación, espero que clarifique; en otros artículos he expuesto de esa concepción (http://www.aporrea.org/misiones/a22793.html). Que en verdad del dicho al hecho hay modalidades subyacentes que nada tienen que ver con revolución, que es a la cacería de un concepto que es erróneo tras el cual vamos, no tras quimeras, pero que eso no se quita dejando pasar a la situación, sino acercándolo con quien más debe tener atención, con el ser que pisa, que está allá en el Waraira, en el Darién, en Güiria, aquí donde estoy parado en este apartamento. Es otra visión. Que tengan buen día lluvioso, elixir para los bosques que amamos, tregua que incitó esta cercanía.

Saludos desde estas teclas.    

arnulfopoyer@gmail.com


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Arnulfo Poyer Márquez


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