Entrevista a Nélido González, Vicedirector del Instituto Nacional de Oncología de La Habana

La verdad de la solidaridad cubana en medicina

A pesar de la compleja situación económica que
atraviesa Cuba, el sistema de salud sigue estando
entre los más desarrollados de país alguno del
planeta. Tal es la tesis central de Nélido González,
46, médico cirujano cubano y vicedirector del
Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología de La
Habana. Profesional y docente de primer nivel en Cuba,
integra desde años su práctica médica, su compromiso
militante y la preocupación permanente por fortalecer
las nuevas formas de solidaridad en gestación.

González se desempeña como coordinador nacional de
"mediCuba", organismo no-gubernamental suizo dedicado
a la cooperación médica con ese país caribeño y
promotor de la red europea "medi-Cuba" con presencia
activa en nueve países del continente.

De visita en Suiza para participar durante un mes en
numerosas actividades solidarias, no deja de recordar,
en este dialogo exclusivo, el pesado impacto del
bloqueo impuesto contra su país desde hace cuatro
décadas por los sucesivos gobiernos estadounidenses.

Y reivindica con satisfacción el "contra-impacto"
decisivo de la cooperación internacional solidaria ,
entre ella la suiza, para contrabalancear ese bloqueo
que, de más en más, es cuestionado por cada vez
mayores sectores de la misma sociedad norteamericana.

-Cuba vive hoy significativas tensiones económicas
internas. ¿En qué medida esa realidad condiciona la
vida cotidiana de la población?

Es cierto que la cotidianeidad está en tensión. El
bloqueo de cuarenta años condiciona toda la vida del
país y su gente. El golpe es duro y abarca todos los
sectores esenciales: alimentación, transporte,
electricidad y, por supuesto, también áreas como la
salud. El presupuesto del Ministerio de Salud en
moneda libremente convertible se redujo a la mitad en
los últimos años.

El bloqueo, - y no "embargo" como quieren presentarlo
a veces para disminuir la inhumanidad de la medida-,
impide que podamos tener acceso, por ejemplo, a
antibióticos de última generación o ciertos
medicamentos citostáticos -para el tratamiento del
cáncer- , que son patrimonio de transnacionales
americanas que no le venden a Cuba. Una gran cantidad
de material médico desechable y otros equipamientos,
que sería mucho más barato conseguirlos en Estados
Unidos, los debemos traer desde Europa o Asia, lo que
encarece significativamente los precios y limita
nuestra capacidad de compra. Podríamos mencionar miles
de ejemplos descriptivos al respecto.

-¿ No se desanima la gente ante esa situación?

Me permito contestarle con algunos elementos
analíticos. Veo, detrás de este bloqueo irracional,
dos consecuencias significativas. Por una parte, la
esencial, la gran capacidad de resistencia del pueblo
cubano. Cuando hace diez años se cayeron los países
socialistas europeos, algunos pensaron que de
inmediato Cuba desaparecería. Sin duda fue un golpe
brutal ya que el 85 % del intercambio comercial era
con esa región. Pero, a pesar de eso, no desaparecimos
y seguimos construyendo.

El otro elemento, las nuevas señales de solidaridad
internacional que fueron consolidándose en los últimos
años. La solidaridad de "mediCuba"- Suiza es ejemplar
y llevó a la construcción de la red en toda Europa.
Encontramos manos amigas que a pesar del rigor del
bloqueo nos hicieron sentir que no estamos solos.

-¿ Hay casos de muertes consecuencia del bloqueo, como
sucede , por ejemplo, en Irak ?

¡Categóricamente no! Pero eso es el resultado del
esfuerzo enorme diario del gobierno y las
instituciones del área de salud para suplir los
déficits y asegurar que no falte el material médico
mínimo para mantener el servicio básico a la
población. No hace mucho se desencadenó una epidemia
de polineuritis. Hubiéramos necesitado de emergencia
cierto tipo de vitaminas. ¿De dónde hubiera podido
venir más rápido sino de nuestros países vecinos?
Estados Unidos está a escasas 90 millas... Y ni
siquiera entonces logramos conseguir un gesto
humanitario.

-Lo que muchas veces sorprende es que a pesar de esos
condicionamientos de política internacional, el
sistema médico cubano es considerado, incluso por
organismos internacionales de todo prestigio, como uno
de los más desarrollados de toda Latinoamérica...

Estamos a la cabeza del continente e, incluso, podemos
comparar algunos de nuestros índices con países del
primer mundo. A pesar de ser un país subdesarrollado,
Cuba tiene el cuadro de salud de un país desarrollado.
Lo que nos lleva a afirmar, no sin algo de
satisfacción y humor, que somos pobres pero morimos
como ricos.

Un aspecto clave: la alta capacitación de nuestros
recursos humanos que permite a miles de médicos y
personal de salud de Cuba trabajar, por solidaridad,
en otros países del Sur. Hemos colaborado con más de
30 naciones. Hemos aportado más médicos para misiones
internacionalistas que todos los médicos que han
participado en misiones similares promovidas por la
Organización Mundial de la Salud (OMS). En áreas como
Higiene, Epidemiología o Medicina Familiar tenemos una
marcada experiencia. Otras especialidades, como por
ejemplo nuestro Programa de Reducción de la Mortalidad
por Cáncer, ha sido seleccionado como "tipo" o
"ejemplo" por la OMS para las Américas.

-Un concepto bastante original. ¿ A pesar de las
penurias propias un sistema médico abierto a otros
países y en solidaridad con otros pueblos aún más
necesitados?

En efecto. A raíz del huracán Mitch que devastó
América Central, Cuba , además de sostén directo a los
países afectados (Honduras, Nicaragua), puso en
práctica un Plan Integral de Salud para el continente,
para disminuir la mortalidad a causa de enfermedades
prevenibles y evitables.

A otro nivel , son miles los latinoamericanos que
llegan a Cuba par estudiar medicina de forma gratuita.
Eso existió siempre pero se refuerza. A raíz del
Mitch, creamos la Escuela Latinoamericana de Medicina,
que alberga a dos mil becados de todo el continente
[entre los que se cuentan los miembros de Hijos
Argentina], en general provenientes de las comunidades
de más bajos ingresos. Doscientos haitianos estudian
en otra Escuela de Medicina en el oriente cubano en un
programa específico de formación en solidaridad con
Haití.

-¿Una solidaridad médica hacia afuera de Cuba quien,
sin embargo, sigue convocando al mismo tiempo a la
solidaridad internacional también para el propio país?


Una buena pregunta para volver a una temática que
habíamos mencionado al principio de esta entrevista.
El desarrollo médico cubano está fuertemente vinculado
a la Solidaridad Internacional.

Hubo dos etapas. Durante los primeros decenios después
de la revolución existieron estrechos vínculos
comerciales y de cooperación con los países del Este.
El comercio solidario, en el que se reconocían precios
justos a nuestros productos de exportación, permitió
un sólido desarrollo de nuestro Sistema Nacional de
Salud.

En pocos días cambió el mundo, luego de la caída del
Muro de Berlín. Junto a esto, el bloqueo
norteamericano siempre presente. Fue entonces cuando
nació una nueva etapa, animada por otra forma de
solidaridad internacional diferente. Se materializó, y
sigue expresándose, a través de miles de personas y de
organizaciones (gubernamentales y no-gubernamentales)
que se propusieron defender los logros sociales de
nuestros sistema de salud y educación.

Pionera en esta nueva forma de concebir la
solidaridad, fue la organización suiza "mediCuba"
apoyando una serie de proyectos diferentes en nuestro
país.

-Para concluir: ¿Esta nueva forma de solidaridad
permitió realmente contrabalancear los efectos del
bloqueo en la salud?

A pesar de las restricciones económicas, nuestro
desarrollo se ha mantenido. Y podemos, incluso,
contabilizar diferentes logros, entre ellos, por
ejemplo, la producción de vacunas y medicamentos en el
área de la biotecnología médica; la continuidad de la
formación de un número considerable de profesionales
de la salud y, a pesar de todo, haber asegurado que
los índices de la mortalidad infantil continúen en
descenso. Por otra parte, numerosos profesionales
cubanos siguen prestando apoyo a países de Asia,
África y América Latina, que atraviesan situaciones
mucho más límites que las que nosotros vivimos en
Cuba.


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Sergio Ferrari/Agencia Pulaar


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