Presidente despeinado


Decir que los medios de comunicación venezolanos están parcializados se ha convertido en una frase hueca. Carente de interés, de punch, un verdadero caliche. Pero no por ser un caliche lo vamos a dejar de comentar, no vaya ser que se nos olvide. Se han visto casos.

Por ello menciono los dos últimos affaire mediáticos: Boyer y Calderón. El primero, en lugar de un espía parecía una mezcla del Superagente 86 con el Zorro. Muy serio él, logró “engañar” a los periodistas del diario El Espectador, de Colombia, aunque lo que dijo resultara un poco “espectacular”, por decir lo menos. Los medios de acá inmediatamente pisaron el “peine”, al decir de Teodoro Petkoff. Y a eso es a lo que quiero referirme. A la nueva forma de manipulación, descubierta por Teodoro, llamada peine. Y es que no sólo Teodoro alertó sobre los “peines”. Varios periodistas de oposición “casualmente” repitieron el estribillo. El razonamiento de estos periodistas-analistas lleva un solo camino: “el que pone los peines es Chávez”. ¡Oh! Sorpresa. Según ellos Chávez inventa y ellos comentan. Resulta que ahora los periodistas lo que hacen es pisar “peines” con sus ya conocidos moretones como resultado. Resulta que ahora no hay manipulación, tergiversación, mentiras alevosas y premeditadas sino “peines” de Chávez.

Con el Caso Calderón fue peor porque fue El Cura quien les puso un peine. Los inocentes periodistas-analistas de radio TV y prensa, pisaron el peine que consistió en un plan maléfico del Cura, en conchupancia con Chávez por supuesto, que les hizo creer que está más limpio que talón de lavandera, lo cual, a su vez, les hizo concluir que era un “secuestro político”. Es decir no hay manipulación, ni irresponsabilidad en el ejercicio de la profesión, ni abierta parcialización. Lo que hay son “peines”. Este último caso es emblemático porque no se trataría de un "peine" normal, sino de un “autopeine” que habría comenzado cuando El Cura contrató a unos extras que murieron en su rescate, lo cual es parte del acuerdo al que llegó con Chávez. No me negarán que era un “peine” digno de ser investigado por Hércules Poirot o por Miss Marple. De conocer esta historia Agatha Cristie se hubiese inspirado en Chávez, para escribir su más impactante novela: La increíble historia del Presidente despeinado. Eso explicaría el descuidado look de la Comandante Fosforito. Porque nunca pisa un peine.

* Periodista






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Mercedes Chacín


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