Madre Candelaria

Mis contactos con las alturas, se han limitado a cumplir con ciertos sacramentos. Bautizo, confirmación y comunión, porque con el matrimonio me hice la pagana. De la asistencia a las misas, solo a las “in memorian”, preferiblemente las de mi inolvidable hermano Pedro Chacín. Así que no me extrañó no tener la más remota idea de que en Altagracia de Orituco, estado Guárico para los neófitos, haya nacido una monja, con cualidades de santa, que recién ha sido beatificada por el representante de Dios en la tierra.

La Madre Candelaria de San José, Susana Paz Castillo, nació en 1863 en Altagracia de Orituco y murió en 1940 en Cumaná. Fue fundadora (1903) de la Congregación de Hermanas Carmelitas de Madre Candelaria. Fundó varios hospitales en Venezuela, el primero en su pueblo natal, el Hospital San Antonio, hoy convertido en Casa Hogar. El hospital fue construido para cuidar a los enfermos que dejó a su paso la Revolución Libertadora en 1901.

Sus cualidades de santa llegaron a El Vaticano, donde decidieron que esta monja, al igual que la Madre María de San José, tiene más méritos que el Siervo de Dios, doctor José Gregorio Hernández, para llegar a las alturas. No falta quien diga que estas dos madres fueron beatificadas sólo porque son monjas con influencia en el gremio divino.

Lo cierto es que no soy “beata”, pero tampoco atea, así que en mi más reciente visita al terruño me dediqué a enterarme de las causas y consecuencias de la beatificación de la Madre Candelaria.

Es así como la Madre ya ha logrado al menos un milagro, según dicen sus paisanos: que el gobernador se ocupe del pueblo. Las hasta ahora promesas pasan por el arreglo de las calles, de las carreteras que lo comunican con el resto del país y de un monumento para la Madre devenida en beata. Nada extraordinario si nos ponemos a ver lo que significa tener la capacidad de hacer milagros.

Cuentan que la Madre ha hecho que el alcalde y el gobernador, compitan para ver quien hace más promesas a los gracitanos. Hasta ahora sólo han remozado las instalaciones de la Casa Hogar Madre Candelaria, para la transmisión de algunas imágenes a través del programa Aló Presidente. A la Madre, le falta un milagrito para ser santa. ¿Le servirán a El Vaticano unas cuantas capas de asfalto?.

mechacin@gmail.com


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Mercedes Chacín


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