No es un trabajo... Es un deber



Paso todos los días, de lunes a viernes, por la carretera que atraviesa a Mariara, en el Estado Carabobo. Esto lo hago casi invariablemente de lunes a viernes. Cerca del semáforo de la fabrica de lámparas, hay una calle que baja del cerro a la avenida principal. Desde que hago este recorrido, si ha llovido, esta calle arrastra todo el barro del cerro y se acumula en ese pequeño tramo de la avenida, creando unos cerritos muy molestos para el transitar de los vehículos; amén del polvo que se eleva y que nos obliga a alzar los vidrios del carro. Imaginen ustedes si me molesta en apenas dos pases diarios, ida y vuelta, como molestará a los vecinos del sector que tienen que soportar este problema en temporada de lluvias o cuando algún aguacero imprevisto arrastra con el sedimento rojizo.

Ustedes se preguntarán ¿Qué coño le ha pasado a Mario Silva, que está haciendo un simple artículo para denunciar el barro que cae desde un cerro hasta una avenida solo por que le molesta; más si es un problema cotidiano en los barrios? Tranquilo que la prisa no es buena consejera. Voy pa’lante, pues.

Justo en frente de la calle que baja del cerro a la avenida, todos los días veo a un señor con una pala y una escoba, recogiendo esos sedimentos y limpiando la calle. No falla. Está allí peleando contra ese mal eterno sin mostrar el menor disgusto y con inaplazable perseverancia. Nunca lo he visto descansar a pesar de sus años. Se mantiene firme en su diaria persistencia de enfrentar a la naturaleza y a los errores de urbanismo que lo convierten en un resignado guerrero de pala y escoba. Ese recoger y barrer diario, exaspera mi condición de observador; pues la lógica señala que ha de volver la tormenta cabrona y la lluvia que arrastra ese sedimento que se convertirá nuevamente en su pena y no existirá una respuesta de renunciación ante lo ineludible. Por lo menos, una mentada de madre o una mala cara o una queja oportuna; que lo sepan todos, que el barro y el polvo es una mierda que lo tiene cansado. ¡Que va!... Allí está, de lunes a viernes y supongo sábado y domingo, con su pala y su escoba, inmutable, recogiendo y barriendo sin arrecharse.

Hoy me paré. No pude soportar este acto imposible sin saber que le anima. “Sabe, – le dije – llevo un año pasando por aquí. Lo veo todos los días haciendo lo mismo; sobre todo en temporada de lluvias ¿Usted no se cansa de recoger y barrer el mismo barro o por lo menos no le molesta que ese trabajo sea inútil? Hoy va a llover nuevamente. Va a caer barro otra vez ¿Por qué no esperar a que pasen las lluvias?”. Su respuesta fue inmediata: “No lo veo como un trabajo inútil. Es un deber...”

Me quedé allí un rato. Tragué algo del polvo que levantaban los vehículos y me retiré pensando que suelen haber situaciones que nos enseñan más allá de los libros. He afirmado en varias oportunidades, no sin soportar cierta resistencia filosófica de los intelectuales que acompañan este proceso, que el pueblo es un marxista puro por naturaleza. Cuando asistimos a reuniones de la organizaciones populares; esas que emergen luchando por lograr mejores condiciones de vida y que hoy son las venas del actual proceso revolucionario, vemos como esgrimen conceptos marxistas ignorándolos. Luchan contra ese barro diario que les impone el sistema y los enemigos de un cambio radical, más por el deber que por el trabajo. La montaña de barro aún existente es enorme y pareciera que es imposible recogerla y barrerla. Pero, sin importar cuanto más barro se acumule, amanece un nuevo día con brigadas de hombres y mujeres dispuestos a hacer el trabajo con el mismo empeño de ayer. Este marxismo rudimentario solo es contaminado por quienes siguen insistiendo en fórmulas clientelistas y burocráticas. Le quitan al pueblo esa esencia comunitaria y organizativa, que obedece a razonamientos jerárquicos impuestos por las mayorías. Tratan de imponer métodos organizativos que responden a líneas partidistas y no a los intereses de aquellos que son históricamente, el soporte real de una revolución social.

Hugo Chávez Frías está al frente de esas mayorías. Está allí con la pala y la escoba, enfrentando el barro que van acumulando los opositores y algunos que insisten en maquillar el proceso. Chávez está allí con las bases populares, esperando que nos armemos de palas y escobas para recoger, construir y sobre todo, barrer con los que siguen acumulando el barro en nuestra vía hacia la consolidación de una revolución que beneficie al pueblo.

El próximo lunes, de seguro pasaré por la misma avenida y sabré que no es un trabajo inútil, si no un deber.

msilvaga@yahoo.com




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Mario Silva García

Comunicador social. Ex-miembro y caricaturista de Aporrea.org. Revolucionó el periodismo de opinión y denuncia contra la derecha con la publicación de su columna "La Hojilla" en Aporrea a partir de 2004, para luego llevarla a mayores audiencias y con nuevo empuje, a través de VTV con "La Hojilla en TV".

 mariosilvagarcia1959@gmail.com      @LaHojillaenTV

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