A una ínfima minoría fue reducida la mayoría popular que apoyó a Chávez en sus años de gobierno. ¿Cómo fue posible?, desmovilizando a la gente, trabajando descaradamente a favor del capitalismo entregándoles el control total de la economía, demoliendo el bolívar y dolarizando los mercados. Abandonando los proyectos chavistas, Pdvsa, el sistema eléctrico nacional, los servicios públicos, abandonando y mercantilizando el sistema de salud y del sistema de educación públicos. Luego mintiendo con ataques terroristas para justificar la ineficiencia y para justificar la mengua del apoyo popular.
La paz ha sido la gran excusa para justificar la derrota y mengua del chavismo en manos de Maduro, sus fieles y aliados. En cada elección aparece un chivo expiatorio para justificar una derrota electoral, una disminución del apoyo popular, acusando a alguien de terrorista, descubriendo una conspiración, previniendo atentados y ataques,... cuando no lo han podido hacer con las fallas del sistema eléctrico, con las iguanas, las ondas electromagnéticas y los ataques humanos. La mentira no se acaba nunca, mientras más fracasos más mentiras. El rostro de Jorge Rodríguez se ha desdibujado, es irreconocible de tanto torcerlo cuando miente, que es casi siempre.
La decadencia alcanza todos los ámbitos públicos. Inclusive Aporrea ha optado por filtrar la opinión de muchos escritores y escribidores uniformándola de tal manera que parece que todos sus colaboradores coinciden en no complicar más de lo debido la percepción de la realidad, en dejar que la crítica escurra por la superficie sin gotear al gobierno de maduro y sus felonías. Pero, en la cuenta final, eso se paga, "Roma no perdona a los cobardes", y eso es cierto (más allá de que Mlei no sepa el alcance de tal verdad).
De manera sutil estamos aceptando que la democracia es ésto, unas elecciones acomodadas para el triunfo de lo mismo, para que no haya una confrontación ideológica, para descartar cualquier posibilidad de que compita el socialismo representado por uno de los candidatos, o una opinión contraria al consenso de los medrosos… ni siquiera la posibilidad de que alguien represente a Chávez, sin que forme parte de la gavilla madurista; quien lo intenta va preso: Terrorista o traidor a la patria...
Qué difícil es vivir con miedo, eso lo sabemos todos, pero ante ese estado de angustia sólo nos queda reaccionar; plegarnos al sistema o enfrentarlo "con atrevida resistencia", usando palabras del joven Hamlet, con la ventaja para mucho de nosotros que no creemos ni en el cielo ni en el infierno; todo lo hay que sufrir y gozar está en la tierra y lo padecemos en vida. Hay que tomar partido, y eso va dirigido a los escritores de aporrea y a los administradores de aporrea, porque no se deben filtrar nuestros escritos, nuestras opiniones y críticas, autoaplicarse la nefasta ley del odio, para suavizar la realidad, la carga de responsabilidad que lleva este gobierno en esta crisis política, económica y social.
La derrota de Chávez y el chavismo, además de electoral, es espiritual. Un señor madurista escribe en aporrea una defensa de la "caja de conversión" - una de las fórmulas para colonizar las economías de países débiles- y nadie dice nada, ni siquiera él sabe qué barbaridad está defendiendo frente a la supuesta independencia económica de la que alardea Maduro a cada rato. El miedo, entre otras cosas, arrastra confusión, hace que muchos pierdan el norte que alguna vez tuvieron. El miedo nos nubla la mente y nos paraliza, cuando no sabemos para dónde ir y qué hacer, de lo contrario se convierte en un aliciente para la lucha, despierta y agudiza los sentidos. Con miedo o sin miedo hay que seguir peleando por nuestra independencia y el socialismo.