Donald Trump en su afán de cumplir con la promesa realizada durante la campaña electoral de "hacer grande a los Estados Unidos"; está moviendo todas las piezas del ajedrez; ataca y retrocede, aprieta y suelta, como una estrategia para mantener en vilo a la comunidad internacional. En el caso de Venezuela, Trump cree que Maduro es un guevon, por una parte, al tomar posesión de la primera magistratura envía a un emisario para hablar con Maduro, dentro de la agenda estaba extender la concesión a la transnacional Chevron y como contraprestación liberar a seis mercenarios norteamericanos detenidos y enviar aviones para trasladar a los venezolanos deportados; pero simultáneamente, actúa con la mano zurda, en el objetivo de aislar a Venezuela, agudizando la confrontación interna de Colombia, para sacar a Petro del poder. En Brasil, ignora a Lula por haberle tendido un puente a Maduro. Lo más cumbre en todos estos altibajos, nos sorprende hace unos días con la suspensión de las concesiones a la trasnacional Chevron; para luego, 36 horas después renovar nuevamente la concesión. Esto nos pone sobre la pista de que quien gobierna el país más poderoso del mundo padece de trastornos en su personalidad. O Trump, o no conoce a Maduro o se hace el pendejo. El presidente ha demostrado que tiene toda la fuerza y la inteligencia para superar todos los obstáculos y salir airoso. En el caso de Rusia, ha venido coqueteando con Putin, buscando la paz entre Rusia y Ucrania; pero con la condición de que ese país renuncie a los logros obtenidos el enfrentamiento con Ucrania y con este país le retira los recursos y lo deja prácticamente en el aire. Llama al diálogo a Volodimir Zelenski y en medio de una acalorada discusión, lo puso entre la espada y la pared, diciéndole: "le estamos haciendo una pausa y revisando nuestra ayuda para asegurarnos de que contribuya a una solución". Agregando luego "sospecho que no quiere la paz". En este caso Trump le tiene el ojo puesto al territorio ucraniano para poner manos, a eso que llaman "las tierras raras". Pero al final Zelenki firmará si o si. El caso de Panamá, que habló sin respingos de apoderarse del Canal; pero en el trasfondo lo que pretendía era cortarle las alas a los chinos para que no continúe a su libre arbitrio en la economía latinoamericana; para luego recular sobre la expropiación del Canal. En el caso de México y Canadá, pretende ponerle mano a esos territorios; aumentando indiscriminadamente los aranceles de las importaciones que ingresen de esos países; pero desde México se encontró con un muro de contención y nacionalismo representada por su presidenta Claudia Sheinbaum. Para terminar la Unión Europea, que siempre ha estado de rodillas y servil se le ha rebelado, por sus acercamientos con Putin y como contrapartida EEUU muestras sus garras incrementándole los aranceles de las importaciones. Por supuesto estas medidas ha ocasionado reveses en sus economías.
Finalmente tenemos por fuerza mayor referirse a Guyana y las tergiversaciones de su presidente Irfaan Ali, animadas por la política imperial de los EEUU que utiliza como escudero a la trasnacional petrolera la EXXONMOBIL y de esta forma tener contra la pared a Venezuela. Que permite concesiones ilegales para la explotación de recursos energéticos en las aguas del Esequibo, territorio que es de propiedad del Estado venezolano, después del fallo que se firmo con el Reino Unido, que se llamó Acuerdo de Ginebra de 1966. Dentro de ese tira y encoge nos tiene el presidentico de Guyana, casi a diario lanza sus bocanadas de humo y amenazas señalando a nuestras Fuerzas Armadas de haber violado el territorio marítimo guyanés; pero la verdad fue que fueron avistados 28 buques de perforación y tanqueros en la zona de controversia pertenecientes al Esequibo. Guyana no tiene ningún piso legal, ni legitimidad para disponer y meterse cuando le dé la gana en un espacio, donde no ejerce ni seguridad, ni jurisdicción.
