El desprecio al trabajo y a la vida proletaria, los emprendimientos y los comuneros

El desprecio a la vida proletaria es el desprecio a la vida del trabajador como clase social explotada y excluida, una condición que no puede superar sin llevar a cabo una revolución social. Ir en contra de la propia clase social es una actitud reaccionaria, es asumir la vida con ínfulas burguesas por un simple trabajador asalariado, como una caricatura social, al estilo "Charlotte", el personaje de Chaplin.

Cuántas veces vemos simples trabajadores realizando sus sueños de "pequeñoburgueses" en la superficie de sus vidas, por ejemplo, modificando sus humildes viviendas tratando de imitar la comodidad burguesa (o la idea que tienen de ella), comprando grandes televisores, pagando un servicio de cable y transformando sus casas adjudicadas por Misión Vivienda – sencillos espacios aptos para vivir – en habitaciones de hoteles 5 estrellas, o en una remedos de "tasca", con pisos de mármol falso y una barra de bar (para muchos de ellos los modelos más cercanos que tienen del hedonismo burgués), haciendo sacrificios inauditos, trabajando como bestias dentro y fuera de sus empleos formales, para "superarse en la vida". En eso, y en pagarles a sus hijos una escuela de beisbol, comprar perfumes de imitación y zapatos de marcas y celulares se les va la vida. Para muchos trabajadores reaccionarios, el beisbol es una vía expedita de ascenso social, para los que no creen en la educación académica, en la cultura, y mucho menos en la revolución del espíritu.

Ahora, con los "emprendimientos" del gobierno (con sus créditos para proyectos de negocios), muchos trabajadores abandonan sus oficios manuales para dedicarse a ser pequeños empresarios, emprender con ideas de comercios o de producción, que, siendo originales e imaginativas, en sus manos y compitiendo en el capitalismo de hoy, siempre estarán destinados al fracaso. El capitalismo está hecho para que el pez grande siempre se coma al pequeño, y muchos de estos nóveles "emprendedores" no lo saben, aupados por el gobierno terminan engañados, regresando a sus empleos originales o empleados por la competencia, o desempleados y sin nada en los bolsillos. No obstante, la idea de ascender socialmente cautiva al trabajador, sobre todo al que logra ahorrar un pequeño capital, cuando ha sido premiada su sumisión por el patrón, cuando ha sido fiel hasta morir actuando en contra de su clase y de sus compañeros. El trabajador reaccionario es aquel que asimila la conciencia de su patrón y se aleja avergonzado de sus iguales, despreciando el trabajo manual, aspirando ser él mismo patrono de otros, que trabajen y se sometan a él; dice Reich en su Psicología de las masas del fascismo, "instalado en una posición más elevada también el trabajador ha aprendido a dirigir sus miradas hacia lo alto"… …"Mientras la irresponsabilidad reaccionaria prive en el trabajador sobre el espíritu de responsabilidad social, será difícil conducir a las masas a una actitud revolucionaria, es decir racional."

Es decir, se acaba la revolución cuando se pierde el espíritu de clase y con él la lealtad y solidaridad con los hermanos de clase, o sea la conciencia de deberse tanto a la sociedad como a sí mismo. En este aspecto, el gobierno de Maduro NO ha perdido el tiempo. Además de adelantar las Zonas Económicas Especiales y financiar la economía de los importadores acabó con cualquier vestigio de conciencia del deber social dentro de los trabajadores, burocratizando el movimiento sindical, criminalizando a los líderes independientes y sus protestas reivindicativas, fomentando el consumismo y el estilo de vida pequeñoburgués dentro de la población trabajadora, la cual se ha ido desplazando, por falta de empleos dignos y de "responsabilidad social", hacia la buhonería y el rebusque informal, o migrando hacia otros países. No son solo profesionales clase media o pequeños "negociantes" los que migran, la llamada diáspora es sobre todo la ausencia de una conciencia social y del deber social dentro de la clase trabajadora (baja y media), inexistencia de una conciencia de clase y de espíritu revolucionario.

El caso de las comunas. Dice el nuevo ministro (citado por el articulista de Aporrea José Manuel Rodríguez): "Si por alguna circunstancia hoy se sienten desmotivados, les está hablando un compañero de la base popular que tiene claro cuánto perdería el pueblo si no ganamos estas elecciones... que hay que seguir adelante, defendiendo el territorio, la paz y garantizar la continuidad de los procesos comunales... que más allá de las dificultades hay que tener claro que es la única vía para que la clase popular pueda hacer política y defender nuestro derecho a tener recursos..." (El nuevo ministro de las comunas, Miércoles, 12/06/2024.) No nos queda claro cuál es la idea del comunero, sin embargo el asunto de los recursos parece estar en el centro del trabajo de las comunas,... y de las contradicciones maduristas.

Frente a este falso desarrollo social y las necesidades electorales, las "buenas intenciones" del nuevo ministro de comunas se disuelven en el fango capitalista y en la desesperación electoral. La lógica del capital es como un hoyo negro que succiona todo lo que se le acerca, comunas, conciencias, etc. La única manera que tenga sentido y éxito la gestión de un líder comunero honesto es avanzando en la revolución socialista haciendo resistencia al capitalismo y con conciencia clasista, pero ésto es contrario al interés del gobierno de Maduro de entregar todos los recursos del país a los capitalistas, para que ellos se los roben, o para que los administren en provecho propio. El comunero honesto debe enfrentar, por que sí, al gobierno de Maduro. Los recursos del país no pueden estar a la vez en manos de dos universos contrarios: o se ocupan los capitalistas de explotarlos y quedarse con las ganancias, o se ocupan los comuneros y el Estado socialista de administrarlos para el bien de todos. Pero, como buen demagogo, Maduro se los ofrece a las comunas y al mismo tiempo a los EEUU, a los turcos, a los rusos, chinos, portugueses, franceses, vietnamitas, españoles,… y a Fedecámaras.

Con Maduro glorificando el espíritu "emprendedor pequeñoburgués" desde su gobierno, tendremos un "comunero capitalista" (como ya existe un burgués revolucionario), cada uno con su comuna, haciéndose "empresarios", pero sin pagar impuestos, (como las cooperativas). Nada raro ver este disparate hoy día, nada raro es pagar favores electorales con "comunas".

Rescatar la conciencia de clase, la vergüenza proletaria, es una tarea básica para impulsar una revolución socialista, para igualar las diferencias sociales, demoler los privilegios sociales. Y rescatar el sentido político de las comunas es hacer revolución, es retomar el camino hacia el socialismo frente al Estado capitalista. Todo lo demás es propaganda demagógica, vender capitalismo por socialismo. Las elecciones exacerban la desesperación y las trampas, la demagogia, agudizan la inteligencia truculenta de los desesperados, obedeciendo al magnetismo de la lógica del capital.

¡VOLVAMOS A CHÁVEZ!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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