Carta a las madres

Madre, tú eres única; sin embargo, no podré darte el regalo que casi siempre te daba cuando se celebraba tu día. La suegra tampoco podrá recibir nada, aun cuando yo la tenia mal acostumbrada, tu sabes, por la hija. Te he olvidado por varios años; pero, es que la situación se ha tornado gris, escasa. Sin embargo, tengo que echarte el mismo cuento que tu sabes y el que me han dicho de por qué estamos pasando las de Caín. No busco excusas, ni me podrás decir que gasto en todo, menos en ti, porque los salarios y bonos que uno recibe no alcanzan para tanto.

Madre, madrecita del alma, siempre has sido conforme, solo con el cariño que se te brinda; pero, tu también tienes tus necesidades y es justo que uno como hijo este pendiente de ellas, pero dime tu, madre mía: ¿Tú sabes cuánto se  han robado Guaidó y sus aliados, que pudo servir para mejorar los salarios a los trabajadores y por ende, yo darte tu regalo? 

Madre, también te digo y con mucha pena, aun cuando hay quienes no creen en  eso, que desde los estados unidos con sus bloqueos y sanciones, también han contribuido para que tu regalo no te llegue en este día, que yo se lo pasarás feliz porque tú te conformas con tenernos a tu lado así no haya regalos. Desde ese sitio, también nos han dicho que se ha producido nuestra miseria: se han robado nuestro oro, el dinero guardado en sus bancos, Citgo, etc.

Para colmo, madre mía, la corrupción hizo estragos en nuestra industria petrolera y en otras instituciones conexas, y según, lo que se robaron pudo haber alcanzado para verte feliz abriendo tu obsequio y agradeciendo a Dios, el que te hubiera dado un hijo como yo. Y eso no es nada, en esta cuenta, no estoy metiendo a los que ya robaron y andan felices dándose la gran vida, hasta que los agarre la justicia norteamericana, le quiten lo que nos robaron y queden presos como unos pendejos; ni tampoco a los que quedan “motolitos” metiendo mano al erario público  y nadie los ve, dice uno. 

Al final de todo, nuestros salarios no aumentaron; el bono de guerra siguió siendo el mismo de antes del primero de mayo; es más, estaban “Esmochándolo”, menos mal que Maduro, mandó a comprar kerosene a sus malos asesores económicos al abasto cerca de Miraflores y pudo, calmadamente,  darse cuenta de ese error y ratificar lo que ya se venía pagando. Total,  lo único que aumentaron fue la cesta ticket, pero dime tu madre del alma, ¿eso es justo, en relación a los precios que nos clavan los comerciantes y empresarios? 

Lo importante madrecita, es que estamos vivos y eso nos da esperanza para pensar que en algún momento, nuestro presidente puede revertir la situación económica, y entonces, ya podrá pagarnos el salario mínimo que como trabajadores requerimos y después de eso, madre mía, te aseguro que nuevamente los regalos llegarán a ti. 

No sigo escribiéndote porque tengo que salir a gastar el bono de guerra, en otras doñas que sin ellas sería imposible vivir. Te preguntarás quienes son ellas. No te preocupes, que tú también las conoces. ¿Has oído hablar de doña Emilia, doña Tere, doña Tita, doña Goya? Esas son las que se apoderan de mi bono de guerra. No te pongas celosa, porque madre solo hay una, y esa eres tú.



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Jesús Rafael Barreto


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