Jueves,09 de febrero de 2023.- Yo no sé si usted la ve, si tú la ves, no lo sé, yo si la veo.
Es fuerte y potente, muchas veces tenue y titilante, tiende a esconderse, a casi desaparecer pero repentinamente brilla con más fuerza y su fulgor puede, en un momento dado, hasta encandilar.
Es como la vida misma, inestable, irregular y caprichosa.
Pero ahí está, está ahí, la veo y eso me da fuerzas, una fuerza que renueva e impulsa, parecida a la que una vez, hace años, sentí frente a las Cataratas de El Niágara, cuando doña Fru en un momento mágico cerró una invocación con un potente: Y nos lo merecemos.
Déjenme decirles que esa luz está ahí y que si nos esforzamos un poco podemos verla y absorber un poco de la energía que irradia y que es combustible para la vida, para seguir, para luchar y para avanzar.
No se inquieten, ni se descorazonen, si inicialmente no pueden verla, eso puede pasar y pasa.
Si usted tiene problemas significativos de salud, por favor absténgase de realizar el ejercicio que a continuación se sugiere.
Para verla haga esta prueba, tal vez le ayude, busque un sitio tranquilo, donde se sienta cómodo, siéntese, preferiblemente solo o con alguien de su absoluta confianza, trate de hacerlo cuando este descansado y relajado, siéntese, cierre los ojos, coloque sus manos sobre sus rodillas con las palmas hacia arriba e intente no pensar en nada, no saque cuentas, ni piense en lo que tiene que hacer, en las cosas pendientes, mente en blanco, ahora, visualice mentalmente un túnel, véase en su entrada y trate de ver esa luz al final, en el fondo, sienta su calor y observe detalladamente, la forma, la intensidad y las características de lo que se presente.
Esta sugerencia no tiene poderes curativos de ningún tipo y está planteada como un ejercicio de renovación anímica.
La luz, ancestralmente, es sinónimo de esperanza, de bienestar y optimismo en la vida y en los tiempos por venir.
Busquemos la luz y renovemos la esperanza.
