Iba por la carretera nacional y me conseguí a varios accidentados

El primero fue uno que me sacó la mano en la vía y como hombre solidario me detuve y le pregunté: ¿qué le pasó señor? Me dijo: un caucho que se explotó y no tengo gato… ¿será que me permite el suyo? De inmediato le respondí que sí y lo ayudé a cambiar su caucho. En la conversa, me enteré que era un ministro y por supuesto le pregunté: ¿y sus escoltas y los otros vehículos que siempre lo acompañan dónde están?, pero el pobre me respondió que estábamos bloqueados y que no tenía escoltas, ya que no había presupuesto para gastos superficiales y las prioridades eran las necesidades del pueblo. ¡Coño!, me dije, entonces la vaina del bloqueo es en serio.

Más adelante como a 3 km, había un carrito azul pequeño donde también el chofer sacó la mano para que me detuviera y le pregunté: ¿qué le paso señor?

Disculpe, es para ver si me puede auxiliar con un poquito de gasolina que me alcance hasta llegar a la bomba y le dije: claro, ya se la doy… y mientras la sacaba de mi tanque de combustible, me enteré que era el gobernador. Le dije: ¡mire!, ¿cómo es que usted siendo gobernador anda en ese carrito sin escoltas y sin gasolina? Y me dijo: no mi amigo, es que aquí en Venezuela estamos bloqueados y la cosa esta muy fea… Y me dije: ¡Carajo! la vaina del bloqueo como que es verdad.

Llegando a la curva de los trabajadores despedidos, estaba una camionetica roja y el chofer en cuestión, me sacó la mano y me detuve de inmediato. Me emplazó; señor: ¿me haría el favor de permitirme su teléfono para llamar a un gruero que me remolque el vehículo?... es que me parece que se dañó el motor. Y claro, como hombre solidario, le hice el favor, pero luego de la larga conversa en espera de la grúa, me entero que es un alcalde, que al preguntarle el por qué andaba con un carro viejo y malo, me respondió que estábamos bloqueados y que no había condiciones para andar en carros de lujo, ya que el poco presupuesto de las alcaldías se invertía en las prioridades del pueblo. ¡Caramba!, me dije otra vez… la vaina del bloqueo como que es verdad, porque la cosa no es como dicen las malas lenguas, de que los gobernantes andan rumbeando en camionetas últimos modelos que parecen naves espaciales y bebiendo el wiski parejo. Me despedí y me fui.

Cuando ya iba llegando al puerto a golpe del medio día, caigo en un hueco, se me explota un caucho, pego un salto, siento un jalón en la camisa y me dicen; ¡Mira viejo pendejo, despiértate!, que ya se te han coleado cuatro en la cola: ¿es que no piensas echar gasolina?

¡No me joda!, todo era un sueño por culpa del trasnocho en la cola de la gasolina donde estaba desde el día anterior.

¡Qué vaina con mi país, donde los sueños no se hacen realidad!

Lucha y Dignidad.



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José Luis Ibrahin Esté

Antimperialista. Siempre viajando... pero regresando a Falcón.

 josel_ibrahin2009@hotmail.com      @josel_ibrahin19

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