Pascualina y Farías en el banquillo de los acusados

En los últimos días se ha suscitado un debate, donde algunos compatriotas han lanzado sus ataques contra el diputado Jesús Farías, por aquello de cuestionar a una escribidora, profesora universitaria, economista de profesión y crítica acérrima de las políticas económicas del gobierno.

En mi opinión, ni una ni otro, precisan que alguien salga en su defensa. Creo que saben y están en capacidad de defenderse por sí mismos. Pienso que cada quién está en su derecho de expresar con libertad lo que piensa, sin que nadie por alguna posición circunstancial de poder, del tipo que sea, se considere con el derecho de vetar a alguien. Y me parece, cuando menos ridículo, el que se apele a la condición de mujer de una de las partes, para tildar de antifeminista a la otra.

Pero ha acontecido que algunas y algunos, por mucha humildad que aparenten o presuman, se han creído con el "derecho" al veto, para impedir que alguien difunda sus opiniones en determinado medio. La compatriota referida en este artículo utilizó en una oportunidad ese "derecho" al veto, apelando a su condición "circunstancial" de jefa de un Comité Editorial de un blog que con mucho esfuerzo llevan adelante unos camaradas de ayer, de hoy y de siempre. Ella y los camaradas involucrados saben de lo que hablo.

Creo que todos estamos en el derecho de expresar lo que creemos y defenderlo con sus argumentos, cada cual con su estilo. Eso, en mi criterio, han hecho los compatriotas referidos en el titular de este artículo. Tanto uno como otra han sido severos, por utilizar un término "bondadoso", al referirse a la opinión del otro, y de los que se alinean con una u otra visión de lo que se discute. La vehemencia con que se discute, creo que también es un derecho, sin caer en el extremo de ofender al contrincante. En mi opinión no ha habido ofensa alguna en el caso que nos ocupa.

Mis opiniones han diferido y creo que así seguirá siendo de los que han objetado y han solicitado un cambio en la política económica del gobierno. Nadie duda que toda acción y decisión política sea susceptible de ser mejorada. La perfectibilidad estará allí como consejera, que todo puede corregirse e intentar perfeccionarse.

De igual modo, la evidencia empírica es una señal que puede indicarnos la justeza o no de determinado plan o política asumida. Como dicen algunos: "los hechos hablan". Pero, aún así, la evidencia empírica, pudiera darnos un resultado circunstancial o pasajero. Vale decir, no sustentable en el tiempo. Estratégicamente frágil.

El asunto, pues, es en general, complejo. En el caso que nos ocupa, por tratarse de un problema económico con múltiples aristas, la complejidad es aún mayor. Sin embargo, se ha pretendido, de parte y parte, despachar la discusión con afirmaciones que según quienes la emiten no requieren demostración alguna. Por ejemplo se ha afirmado que el gobierno de Maduro es de "clara" orientación "neoliberal". Al igual que se dice que en las decisiones del gobierno, prevalece la orientación reformista. "Entre el dogma y el reformismo, el segundo avanza". Pero ambas afirmaciones carecen de una argumentación sólida, más allá de los lugares comunes que ignoran el contexto en el cual acontece lo que se critica. Se descontextualiza, tanto lo que se critica, como la crítica misma.

En un principio se apelaba al comodín oportunista de echar la culpa a los asesores económicos. Al aclarar el presidente que él asume la responsabilidad de toda la conducción económica, algunos han cuidado las formas en sus críticas. Otros no.

El problema en esencia encierra una controversia de vieja data que aún hoy no logra dirimirse a favor de una u otra postura. Se trata a decir de Michael Roberts: que fue primero, "el pollo o el huevo". Entre nosotros, se estila más "la gallina o el huevo", lo cual parece de mayor lógica, porque es ella quién lo pone.

Al margen del refrán. Hay dos posturas (no precisamente de huevos) en contraposición:

1) La que sostiene que es necesario producir e incrementar la producción petrolera y con ello el ingreso de divisas, para poder hablar de aumento salarial.

2) La otra, que es necesario aumentar los salarios e indexarlos al petro, y por esa vía aumentar la demanda, y estimular la producción de bienes y servicios, y con ello la recuperación económica.

Como naturalmente es de suponer, temas como la inflación (global e interna), las teorías monetarias, la conveniencia o no de la participación del estado en las subastas de divisas, etc. están presentes en el debate. Analizar en detalle cada uno de estos aspectos, pese a lo interesante de ello, resultaría largo y tedioso. Por eso preferimos, a la luz de experiencias propias, relativamente recientes, abordar el tema en cuestión.

En agosto de 2018 se produjo un aumento del salario mínimo equivalente a medio petro, lo que representaba en ese entonces, Bs 1800,00. En cuestión de días, no más de 15, ese aumento fue devorado por la inflación galopante, inducida por la manipulación cambiaria que todos conocemos. Nuestro gobierno y el Presidente Maduro acusaron el golpe y se decidió retroceder en la intención de indexar el salario mínimo al Petro. Los "indexadores" piensan que fue un error haber retrocedido. Los hay quienes pensamos que no. El gobierno hizo lo que las circunstancias económicas aconsejaban hacer.

Desde entonces, fueron adoptadas algunas medidas de reconversión monetaria, la flexibilización en el uso de divisas y la entrega de bonos quincenales que en alguna medida han permitido "capear" el temporal. La conciencia política de nuestro pueblo y su resistencia heroica han sido los baluartes fundamentales para que los enemigos de la patria hayan fracasado en su cometido de desestabilizar al país y derrocar a Maduro. No ha sido poca cosa llegar hasta aquí.

La hiperinflación que azotó al país durante los años recientes ha sido vencida, al lograr que la inflación mensual estuviera por debajo de 50% durante más de un año continuo. Tenemos varios meses con inflación de un dígito. Evidentemente de agosto de 2018 al presente ha habido una mejora ostensible, y las condiciones son otras. Eso lo dice el hombre y mujer de la calle. Claro algunas y algunos se empeñan en buscarle "las cinco patas al gato".

Un amigo y camarada muy cercano expresó en un grupo de Whatsapp que compartimos: "No podemos olvidar que estamos todavía bajo los efectos de una terrible guerra que tiene prácticamente 9 años (…), de un bloqueo criminal, …, de robos de activos, etc que puso en primer punto de la agenda: el resistir. Que resistimos, que no nos vencieron. (…) Que el que encabezó esa heroica pelea al frente del pueblo, el Presidente Maduro, merece que le demos un voto de confianza para que siga adelante. Que él sabe lo que está haciendo, porque lo ha demostrado con hechos y no en palabras"

Hechos y no palabras es lo que reclama el pueblo. El 15 de marzo reciente, el Camarada Presidente hizo el anuncio de un nuevo aumento salarial. El salario mínimo fue llevado a 130 Bs digitales. Un aumento de 1.705%. Transcurridos dos meses no se ha repetido el fenómeno aludido del 2018. Claro las condiciones son otras: no existe hiperinflación, la manipulación cambiaria ha sido contenida, la inflación mensual desde septiembre 2021 a abril de 2022, ha estado en niveles de un dígito, alcanzando mínimos históricos en el lapso de la última década. Estos son hechos, no palabras. No son obra de la casualidad, sí de la causalidad. Ha sido resultado de la aplicación de una política coherente, llevada con mucho pulso y serenidad, Con "nervios de acero", como suele decir el Camarada Presidente.

Las críticas se mantienen y pudiéramos afirmar que se renovarán, Si hoy se critica la intervención del gobierno en la subasta de divisas, ayer no más, en los meses de noviembre y diciembre de 2021 el pueblo llano vio con beneplácito el que los precios no se dispararán como en las navidades del 2020, 2019 y años anteriores. Son hechos, no palabras.

El segundo semestre de este año se avizora positivo. Mejores tiempos vendrán, no importa que hoy se critique el que para ello, el gobierno ponga a venta de 5 a 10% de las acciones de algunas empresas estatales, que continuarán mayoritariamente siendo de propiedad estatal. Quienes critican esta acción y la señalan como una traición de Maduro al legado chavista, se olvidan que fue Chávez el que propició la participación privada de empresas de distintos países, incluido los Estados Unidos, en la Faja Petrolífera del Orinoco, no en un 5 o 10%, sino hasta un 40%. Lo de Chávez ayer y lo de Maduro hoy, son jugadas maestras de la geopolítica, propia de miradas con un horizonte amplio y de largo alcance. El fanatismo del antimadurismo que endilgan a otros, minimiza su ya corta y dogmática visión. No tiene que amanecer para que veamos. ESTAMOS VIENDO Y … VENCIENDO !!!



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Hugo Márquez

Ingeniero Electricista (UNIVERSIDAD DE ORIENTE),Especialización en Gerencia Pública, Diputado a la Asamblea Nacional por el Estado Anzoátegui (20062011)

 huramar1@gmail.com

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