La luz en el tunel atormenta a viejos y nuevos opositores

Un grupo de opositores de esos, que, en la IV República aparecían todos los días en los distintos medios opinando, creyéndose unos verdaderos eruditos y de paso los dueños del país, están desesperados por la indiscutible recuperación de los últimos meses de la economía venezolana; lenta, pero visible. Destacan en esa lista: Antonio Ledezma, a quien, solamente le faltó en el pasado ser presidente, y después del fracasado golpe de estado salió espantado para irse a refugiar en la tierra de su madre patria ¡ole! Este vende patria aparece todos los días con auténticas infantilidades sumamente, rabioso, iracundo, sin poder esconder todo el odio que, lleva en la sangre, comparable a un auténtico mercenario del ejército gringo ocupando tierras por mandato del imperialismo.

Apenas empiezan aparecer los primeros destellos de luz en el otro lado del túnel. Estos renegados saltan y brincan, como los peces atrapados en las redes, con tanta desesperación al no poder escapar de una realidad, el cual los lleva contrariamente a todos sus deseos e intereses. Antonio Ledezma, a la par de Carla Angola, pueden fácilmente forma un dúo para presentarse en la televisión española, Sin embargo, suenan tan desafinados que, dudo en estos momentos puedan conseguir un público capaz de oírlos, aunque sea para reír, ya que, la verborrea esparcida en el camino arrastrados al gobierno de los Estados Unidos y personajes, como Álvaro Uribe Vélez, uno de los ex mandatarios, a quien Ledezma, todavía lo llama ¡Señor presidente! Por su parte Carla Angola, ni siquiera el que, la contrato para la televisión debe digerir tantas falsedades, hipocresías y posees de un verdadero adulante, a pesar de su boquita roja, rojita.

Antes cualquier avance o muestras del gobierno de estar rompiendo lentamente el criminal bloqueo impuesto por el gobierno estadounidense, el llanto de estos supuestos venezolanos es mayor. Es tanto el lloriqueo, y la desvergüenza puesta de manifiesto, que, no es raro ver a los mismos mandatarios de USA, reírse al leer cualquiera declaración empapada en lágrimas por el único motivo: están viendo respirar con un poco de más tranquilidad al sufrido y heroico pueblo venezolano. No es fácil asimilar la actitud de estas personas entregadas en cuerpo y alma, en contra de los intereses de la patria. Lo lamentable de todo esto, es que, en la misma izquierda están apareciendo seguidores por hacerle oposición al presidente Nicolás Maduro, coincidiendo con estas payasitos del imperialismo, y algunos sueñan y ponen en boca de otros golpes de estado.

Después de evadir en parte la hoguera donde arrimó al pueblo venezolano el imperialismo, con su escuadrón de alabarderos, aunado a la pandemia por el Covid-19, se necesita ser un desquiciado para ponerse de parte de estos enemigos del país. Antonio Ledezma, se dio varios paseítos por Colombia, y su anfitrión Uribe Vélez, lo recibió siempre pensando en lo valioso para arremeter contra Venezuela. Hasta hace poco, cualquier movimiento en materia economía por parte del gobierno venezolano, empezando por las reconversiones las desbarataban apenas tocaban tierra colombiana por los lados de Cúcuta y Maicao, sin tomar en cuenta varios kilómetros de fronteras el cual se encuentran desguarnecidas, y han pretendido utilizar para ataques militares al fracasar en la parte económica.

Lo cierto del caso, es que la frustración de estos cachorritos va seguir en aumento irremediablemente, por una razón muy sencilla: el monstruo que, los amamanta no se encuentra pasando por un buen momento, a pesar de los desplantes de su longevo mandatario, quien llegó para frenar el desplome de la hegemonía de los Estados Unidos, y no la tiene nada fácil, antes el avance de China y Rusia, a pesar de todos los intentos por poner trabas que, en algunos casos rebotan en contra del mismo ente aplicador. Tiene razón un slogan publicitario ¡En tiempos de crisis unos van lloran y otros vendiendo pañuelos! Para suerte de estos vendidos tienen los recursos para comprar las pañoletas –como dicen– los amantes a las fiestas de los toros. La lucha está planteada y el futuro les pertenece a las fuerzas de la paz, así, el imperialismo y sus marionetas se presenten, como unos angelitos, con sus lágrimas de cocodrilos.



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Narciso Torrealba


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