Pedro Castillo por guabinoso y papanatas se puede quedar sin el chivo y sin el mecate

Ante el limpio y trascendental triunfo del comandante Daniel Ortega en Nicaragua, el pasado domingo al ganar con el 75,96% del electorado y asegurar 75 escaños en el parlamento de 90: uno de los primeros que salió a disparar a mansalva contra esos resultados fue el gobierno peruano en manos de Pedro Castillo, que todavía tiene el estigma de "izquierdoso", en la voz de su canciller Oscar Maurtua, el mismo que llamo ilegitimo al presidente Maduro. Dentro de unas disparatadas declaraciones señaló que las elecciones en Nicaragua "no cumplen con los criterios mínimos de elecciones libres, justas y transparentes que establecen la Carta Democrática Interamericana. Vulneran la credibilidad, la democracia y el Estado de Derecho y merecen el rechazo de la comunidad internacional". Para rematar añade que "el Perú ha apoyado las resoluciones adoptadas en la OEA para evitar esta grave situación". Postura ponzoñosa de francotirador, casi sin emitir los resultados finales, coloca a ese gobierno como un peón al servicio del imperialismo y a asegurarse un espacio en su patio trasero.

Pedro Castillo resultó ser un papanatas sin solidez ideológica que no aguantó dos pedidas para temblequear y ceder ante la añeja oligarquía de ese país, al departamento de Estado gringo y a la mediática golpista como el diario El Comercio que no descansa en latirle en la cueva pidiendo su destitución y de esta forma darle continuidad a la acostumbrada cesantía de presidentes. Por la Casa de Pizarro han desfilado, desde el 2017 cuatro presidentes (Kuczynski, Martin Viscaya, Merino y Francisco Sagaski). Estas salidas intempestivas le han hecho perder el sueño al maestro rural; primero se desligo de quienes se echaron al hombro su candidatura presidencial y luego despidió de su gabinete a quienes tuvieran algún toque izquierdoso. No sabemos qué tiempo durara ese coqueteo con el imperio y la oligarquía peruana, lo cierto es que dentro de ese ambiente de tira y encoge, vendrá el momento que no habrá espacio para las concesiones y saldrá el zarpazo final; recordemos que el imperialismo no tienen amigos, sino solo intereses". No van a estar tranquilo hasta no verlo fuera, no le perdonan su ascendencia indígena; por más complaciente y comedido en no golpear sus intereses, va a llegar el momento que le van a meter su zancadilla y sanseacabó

La Constituyente que fue su caballito de batalla durante su campaña electoral, hoy en su gobierno es un ofrecimiento casi clandestino, lo mismo pasa con muchas reivindicaciones por las cuales votó el pueblo, fueron engavetadas. Perú Libre el partido que lo llevó al poder marcó distancia del gobierno y está en el anonimato. Estas posiciones ambiguas marcadas por el guabineo del presidente peruano no le auguran un final nada feliz



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Luís Roa

Licenciado en Administración de Empresas (ULA). Luchador social. Jubilado de CVG Alcasa

 Luisroa519@gmail.com

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