Referirnos a Monómeros empresa venezolana propiedad de la filial Pequiven con residencia en Colombia, es referirnos a un despojo a mano armada por parte de quien desgobierna desde la Casa de Nariño. Allí se
convalidaron una serie de factores para ponerle la mano a una empresa que fue en su momento rectora en la producción de fertilizantes. Con esa actitud rastrera del sub presidente narco Ivan Duque, pone a flote su condición lacaya ante los designios del departamento de Estado gringo y a la godarria que gobierna a ese país. Este presidentico de poca monta, no tuvo escrúpulos en adjudicarle a Monómeros al Grupo Daabon; que no sabemos si Álvaro Uribe es testaferro de ese Grupo o ese Grupo es testaferro de Álvaro Uribe. El asunto es que este consorcio empresarial, tiene una fuerte presencia en Colombia y en Latinoamérica, moviéndose con mucha soltura en los sectores de la agroindustria y los puertos, con un centro de operaciones ubicada en Santa Marta.
Esta decisión apresurada de Duque, en común acuerdo con Juan Guaido y su sempiterno jefe Leopoldo López, le facilita el terreno para lanzarle el zarpazo definitivo a Monómeros, que se adelanta el día 18 de agosto pasado, en momentos cuando se libraban las deliberaciones de la Mesa de Dialogo, entre el gobierno del presidente Nicolás Maduro y la oposición y se asomó como punto de honor la devolución de Monómeros a su legitimo dueño, en este caso el Estado venezolano; cuya solicitud, permitió que tocaran las alarmas al narco mandatario y saliera corriendito a desempolvar a un vetusto organismo como es la Superintendencia de Sociedades utilizarlo como carne de cañón. Hasta Julio Borges, que operaba desde sus escondijos en Colombia como ministro de relaciones exteriores del presidente “interino” Juan Guaido, que de pendejo no tiene un pelo, pretendía mediante la figura
del fideicomiso ponerle la mano a Monómeros, donde a través de un contrato, entre las partes, hace y deshace con sus recursos; eso respetando la propiedad del poseedor accionaria de la empresa, en este caso de Pequiven.
Recordemos que Monómeros desde el 2019 venía siendo manejada por los peleles de Juan Guaido, con cargos que eran adjudicados por el G – 4 (primero justicia, voluntad popular, ad y un nuevo tiempo) Con directivos vinculados a los paraísos fiscales o a narco traficantes con conexiones con la mafia colombiana. Es más, el diputado José Luis Pirela, señaló que el 60% de sus ingresos iban a la Lion Street, empresa panameña, con tan solo 4 años de operatividad ya era acreedora de este ingreso. Hasta el mismo Calderón Berti quien fungía
como “embajador de Colombia” por el defenestrado presidente “interino” Juan Guaido; salió diciendo: “A Monómeros se incorporaban directivos que iban a tramitar contratos y la tenían como a una piñata”. Es bueno recordar, que Calderon Berti no es ningún santico, celebro la autoproclamación de Guaido a sabiendas que estaba en contra de la
Constitución Nacional; ahora se lava las manos.
La señora Carmen Elisa Hernández que llegó allí de la mano del rey de Salamanca, como suplente de la directiva, dio un salto de talanquera y fue nombrada presidenta, luego renuncio. Esta señora guarda en sus alforjas muchos
secretos, de cómo se hacían todos estos negociados; algún día tendrá que responder por todos estos desafueros. El diputado José Brito, puso sobre el tapete gravísimas denuncias, de como la urea, producto que es usado en la elaboración de la cocaína, hacia mayor énfasis en su producción, durante la gestión guaidonista. En todos estos desafueros, cometidos en tan corto tiempo, existe mucha tela que cortar. En fin con esta empresa todos estos pillos desataron todo un festín de Baltasar con sus empobrecidos ingresos. Llegará el momento que tendrán que rendir cuentas ante la justicia.
Luis Roa
Luisroa519@gmail.com
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