Tratado Metafísico sobre el corrupto venezolano (escrito en 1993)

1. Este trabajo fue la introducción a "Tratado sobre la corrupción en Venezuela", el cual comencé a elaborar a partir del 23 de noviembre de 1993, y que concluiría dos años después (inédito). El sentimiento que he venido percibiendo sobre la corrupción en Venezuela, es que los corruptos son más contundentes en sus procederes o acciones, más decididos y "sacrificados" consigo mismos que los llamados "moderados" o neutros. Al menos el corrupto se atreve, se arriesga, puede que viole acuerdos y leyes pero se compromete con mayor ambición. Hay un momento en el que el corrupto quema las naves y se lanza en brazos de la perdición porque el robo se convierte para él en algo hasta lujurioso, y se transforma, por así decirlo, en un ser bipolar o en un sicópata: él lucha arduamente contra el remordimiento. Es como cuando una joven de vocación santa pierde su virginidad y luego, aun así, sigue aparentando ser casta ante todos sus pretendientes.

2. El corrupto roba, falsifica, manipula, miente, promete resolver traumas sociales difíciles, distribuye y mueve un capital ajeno que lo hace suyo porque considera que lo que pertenece al Estado no es de nadie. Pura filosofía sensualista Benthamista. Siente que alguien lo ha puesto en el lugar deseado por obra y gracia de Dios, que se lo ha mandado del cielo, y debe luchar para darle uso, lo cual no es fácil, porque el dinero es tiempo futuro. Si el dinero se empoza se pudre, lo siente en lo más profundo de su alma.

3. El corrupto provoca según soplen los vientos en aliento o desaliento de todos aquellos que esperan mucho de él, y entonces tiene que moverse sin quererlo en el terreno de la amenaza y de la oscuridad: adultera oficios y documentos, cheques y órdenes de pago. Se adentra en los intestinos y excrementos de la administración pública. Se convierte en un poseso, en una especie de adivino y hasta en un artista y un investigador para disponer, para hurgar en las esencias de todo tesoro o bien del Estado; es capaz de levantar un séquito de seguidores, de inspirar amor, odio, recelo o confianza en muchos seres que han perdido toda fe en sí mismos que por lo general suelen ser la mayoría en todo grupo social. En cambio, los llamados buenos o "virtuosos", ¿qué hacen? sino criticar a las espaldas de los corruptos, susurrar intrigas, murmurar cobardemente, y no querer comprometerse en nada.
Cuando los llamados neutros o "virtuosos" ven a los fulanos corruptos, entonces van y les saludan con devoción, les rinden n su interior pleitesías y algún loable piropo: "-Ayer te oí por la radio y te felicito, estuviste muy ecuánime y directo", "-He visto tus declaraciones por el periódico, y tienes toda la razón, este país merece un cambio rotundo de sus instituciones, valores morales acendrados por la cultura y el conocimiento…".

4. Los "virtuosos" o ambivalentes hay un momento en que llegan a confundirse con los anodinos o neutros. El "virtuoso" mide mucho sus palabras y siempre procura estar bien con todo el mundo. Un "virtuoso" se declara radical, se explaya en sus sentimientos, se hace severo y duramente crítico cuando está a solas con otro de su propia condición, cuando se encuentra en la calle con un vecino, con un colega y siente que debe explotar hasta los poros y no guardarse nada. A la final, nadie llega a parecerse tanto a un corrupto como estos "virtuosos", y por eso en el fondo le envidia tanto, y siempre se considera por debajo de él. Por ello, cuando un "virtuoso" es sorprendido explayándose contra algún corrupto y éste se aparece, cambia de inmediato de humor y mide profundamente todo cuanto ha dicho y bullía en su interior. Entonces actúa con tiento y con mucha consideración viendo que en la vida todo tiene dos caras.
Los llamados comedidos en todo, son frágiles y remolones por naturaleza. Se aterran con sólo pensar que un día cualquiera el corrupto pueda llegar a descubrir ese carácter también disimulado. Si llegara el caso en el que al comedido el corrupto le niegue el saludo y con ello sabotearle un contacto, ponerle alguna traba, afectar sus relaciones porque las ramificaciones y los brazos de los corruptos son inesperado e infinitos, ¡ay Dios, podría producirse una catástrofe! La sombra y el poder del corrupto puede estar detrás de una palanca, de un préstamo, de una solicitud, de un empujoncito...

5. ¡Dios mío! ¿pueden ustedes imaginarse, lo terrible que sería que a un ser de esos que ni huelen ni hieden, de pronto sucediera que les pasara a su lado un corrupto y éste no les saludara?
Cuando los moderados o discretos, oyen criticar a algún corrupto se sienten no saben por qué aludidos. Luego, si les conocen, les llaman por teléfono para ver si se ha enterado de lo que están diciendo de él, y en el acto se solidarizan con ellos. Entonces les hablan con palabras sibilinas, como con susurros, les van declarando los horrores y calumnias que han escuchado, lo inconsecuente que suele ser el hombre, lo ingrato y peligroso que es darle uno confianza. Se lamentan, y hasta es posible que suelten algunos gemebundos suspiros, prodigándoles en todo momento solidaridad a ultranza, comunión con sus actos o proyectos.

6. Un corrupto sin su par el neutro no podría existir. Vienen a ser en el fondo idénticos. Los corruptos pretendidamente vejados o humillados aceptan comedidamente la solidaridad que les expresan los comedidos, y responden: "-Hasta Cristo fue crucificado por servirle al pueblo"; "- El servidor público tiene que pasar por las horcas caudinas de los ingratos". Y a punto de retirarse siempre sueltan esa frasecita tan cristiana: "Pero sea lo que sea, cuenten conmigo". A la vez, suelta también alguna promesa, algún obsequio burocrático, una "ayudita" de algo que está por llegar del poder central o del propio cielo. El corrupto siempre se muestra solidario, a flote con ese don de vivir sacrificado "desinteresadamente" por los demás, y lo dice con esa voz tierna y melosa de los que aparentar haber sido ultrajados.

7. El corrupto en esos momentos de agites, cuando lo requieren de todos lados, tiene un dominio absoluto de la brevedad, y seco y vago en sus sentencias y juicios, lanza la frase: "- Lo tengo pendiente, cuenten con eso", en todo momento retribuyendo cariño, dispensando compromiso y argumentando que a todo el mundo le consta que de él jamás ha salido una mala acción para perjudicar a nadie...

8. Porque a la vez, no hay nada más triste e inspirador de lástima para los cobardes, para borregos y eunucos que un corrupto vejado, ultrajado, herido en lo más íntimo de sí mismo, vituperado en su trono intocable, en la aureola sublime e infinita de su mando o poder sagrado. ¡Oh!, cuánta solidaridad es capaz de inspirar en ese latrocinio propio de los vagos consagrados a la burocracia, un corrupto que ha sido cruelmente atacado; la gente que le conoce, que le "debe" algo, que en alguna ocasión estrechó sus manos, que fue bien atendido por él, que le agilizó un trámite o le sonrió en medio de los finos esteros de los pasillos o escritorios, de las poltronas finas y delicadas…, en la que le hizo una visita, en la que se acordó de su nombre en una acto, en momentos especiales de su vida; porque los neutros son muy susceptibles: esta gente sufre depresiones terribles, vive por lo general taciturna, siente una ofensa irresistible en su pecho cuando no se le reconocen sus obras; y el corrupto es quien estará alerta para poner de relieve sus mediocres dones, sacándolo del frío abandono de sus almas. Por eso el que critique a un corrupto se arriesga siempre: será a los ojos de los neutros un violento y un grosero que no respeta a nadie y que por simple odio persigue dañar la imagen de gente honorable…

9, Así y todo, un velo de duelo cubre esos ambientes en los que se trabaja y hay harto movimiento de bienes, negocios o capitales, percibiéndose en cada momento, cosas nada sensatas. Los vientos hablan de que de un momento a otro caerá el corrupto acorralado; ese un ambiente de pesadumbre en el que brilla en los rostros de los subalternos temores nada infundados...
Hay que reconocer también, que el corrupto siempre tiene quien le defienda; siempre se ha preparado para que en el futuro haya quienes le amen, y por eso no faltará quien salga en su defensa y diga: " - Qué injusta es la gente; ¡meterse con un hombre tan decente, tan bueno, tan cariñoso y bondadoso, al que le debemos tantos sacrificios, bienes y reivindicaciones arduamente conquistadas por sus inmensos talentos, por el sacrificio inconmensurable con el que se entregaba a las ilustres instituciones que le dan bienestar y progreso a una nación". Así y todo, el corrupto calibre siempre estará calibrando la inmensa dimensión de la soledad y el desprecio.

10. El corrupto a veces se siente herido y desea vengarse o defenderse, atacar, pero él debe conservar siempre la sangre fría… está en desventaja y su fin es estar "de bajo perfil": desearía que fueran los demás quienes salieran a defenderle; aquellos a quienes él tantos favores les ha hecho, pues sería desdoroso el tener que hacerlo por sí mismo. Y que además esas defensas se hicieran, claro, públicamente. Pero ocurre que también los neutros, los "virtuosos", no se atreven a defender declaradamente a nadie; defender a quien tanto ha hecho por ellos no es cosa tampoco para los neutros. Los neutros sólo murmuran. Los neutros nacieron sólo para quejarse de lo que a ellos más les duele. Los neutros son egoístas, y por lo general muy frágiles, temerosos o débiles. El sentimiento que acude a la mente del corrupto cuando está deprimido es: "-Dios mío, todo lo que hice por tanta gente, y que existan quienes no son capaces de reconocerme nada".

11. Los neutros, también están a la caza de que los llamen virtuosos, equilibrados o ecuánimes. El corrupto también comprende, insisto, en la soledad en la cual se desenvuelve. Descubre la fragilidad del mundo que le rodea y de la cuerda floja por la que se mueve. Entonces llega al convencimiento de que es poco lo que ha dado y que debe luchar muchísimo más para volver a robar y sacrificarse por sus compinches; compartir mucho más de todo aquello que a bien pueda coger, y lo siente en los peores momentos de sus remordimientos (si es que acaso le acosen); sacar de donde no haya cuando vuelva a robar; romperse las uñas arrancando el último filón de la mina que se le vuelva a presentar… enhorabuena. El corrupto siempre piensa que no llega a robar lo suficiente. O que no se cogió nada.

12. El corrupto podría vengarse de los neutros ingratos no firmándoles los pagos prometidos, y esto los aterraría, ¿pero qué sería de él sin estos pobres seres? Cuando un corrupto firma cheques o de él depende los pagos de nóminas, diseña inconscientemente estrategias para que los neutros queden a su merced para siempre; que sientan que merecen toda su adhesión de por vida; que comprendan cuán infinitamente poderosa y necesaria puede llegar a ser su ayuda. La gente idolatra a los corruptos; ¿qué sería del mundo sin ellos, siendo que son los que les dan cursos a todas las vainas terrestres? ¿Qué sería de la humanidad, del futuro de todas las instituciones sin ellos?

13, Jamás se piensa que cuando un corrupto administra dinero, ese dinero pertenece al pueblo; "-¡No sean tan pendejos ustedes, señores, ubíquense!", piensa el corrupto; él considera que ese es un capital que sólo un buen hombre debe estar destinado y en condiciones para repartirlo como se debe; que lo que él tiene a su cargo es para joderse repartiéndolo, lo cual de veras es un acto bien sacrificado, duro, amargo, terrible, agobiante y tormentoso. Si ese hombre, por algún motivo, se retira de todos los cargos, estaríamos perdidos, el mundo se vendría abajo, los neutros se desconcertarían y entrarían en desintegración total, y sin él, a fin de cuentas, nadie recibiría nada, y se perderían todos los hilos excrementicios de la sabia colocación de lo que nos es de nadie. Así funciona el sistema capitalista. Señoras y señores…



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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