Hace poco tiempo atrás la clase obrera petrolera fue orgullo de sus hermanos del mundo. Haber derrotado el Sabotaje Petrolero fue una hazaña que elevó a los petroleros a su condición de clase capaz de dirigir a un país. Chávez avanzó tanto en la construcción de la nueva Sociedad por el apoyo material y espiritual de la clase obrera petrolera. Contaba con un destacamento de combate inigualable, y con un ejemplo de relación humana que prefiguraba al nuevo mundo. Los obreros petroleros establecieron una relación signada por objetivos altruistas, fueron capaces de romper con el economicismo castrador, defendieron a la Patria por encima de las mezquindades, entendieron y apoyaron los avances en el establecimiento de lo social en la propiedad y en la conciencia. Esa clase obrera fue pilar espiritual y material en la construcción del nuevo mundo, su conducta irradió al gobierno y al resto de la nación.
No fue por azar que, al tomar el poder, la traición enfilara sus mejores armas hacia la petrolera y hacia la conciencia de la clase obrera. Guillotinaron a la dirección socialista de la empresa, desprestigiaron a los dirigentes. Después de dejar a la clase obrera sin dirigentes socialistas, desmontaron los avances logrados por el proceso chavista en conciencia del deber histórico de la clase, en su conciencia de pertenencia a la sociedad, demostrado en la batalla contra el sabotaje petrolero, contra los golpes, la agresión gringa. El economicismo retomó cuenta del timón.
Sin la muralla de la clase obrera, ahora anestesiada, ausente del palpitar de la sociedad, el capitalismo se extiende sobre la Patria inerte. Con descaro del que se siente intocable, los dirigentes maduristas hablan de capitalismo, lo impulsan. Sin resistencia ninguna arrasaron con PDVSA, se burlaron de sus luchas, aquellas consignas pasaron a ser anatemas. Hoy tienen el descaro de venderla por pedacitos a los capitalistas extranjeros y los nuevos ricos maduristas, de entregar las reservas petroleras, transformar las empresas mixtas en corporaciones extranjeras con conserjes nacionales. Los maduristas tienen presos a cientos de dirigentes obreros con acusaciones absurdas, ridículas. Y ante todo este desastre, la orgullosa clase obrera de ayer calla, silencio, ni un papelito, ni un twitter, nada.
Los líderes obreros petroleros dignos de ese nombre, herederos de esas batallas que bañaron en gloria a la clase, tienen un compromiso histórico con el país. Son la vanguardia de las luchas por el socialismo, ese título se lo ganaron en las batallas más importantes de la construcción socialista en este país y en el continente todo. Tienen el compromiso de devolverle a este pueblo doliente, al planeta, la esperanza en un mundo diferente al desastre capitalista, tienen el compromiso de estar al frente de la construcción de esa sociedad feliz, de rescatar, limpiar la imagen del Socialismo y del comandante Chávez. Este desastre madurista no puede ser el fin del hermoso intento revolucionario que vivimos con Chávez.
Y hoy pueden honrar ese compromiso, recuperar el orgullo, convocando un paro cívico nacional. El paro cívico nacional tendría los siguientes puntos
- En protesta por la venta de PDVSA.
- Pedir la expulsión del PSUV de los líderes de la corriente capitalista.
- La destitución inmediata del Fiscal General de la República, liquidador de PDVSA.
- Por un plan de vacunación transparente, monitoreado por organismos internacionales.
- Por un Plan económico de emergencia, aplicado y diseñado por una comisión de emergencia que sustituya al fracasado equipo económico madurista.
- Liberación inmediata de todos los secuestrados políticos.
¡CON CHÁVEZ REGRESA LA DIGNIDAD PETROLERA!
