Carabobo: La independencia es con el pueblo trabajador

En este año bicentenario de la batalla de Carabobo, de aquella "danza del fuego sobre la tierra" en palabras de Andrés Eloy, que fue la culminación de una visión estratégica sobre las fuerzas, los momentos y las oportunidades que se le presentaban en el continente al gran liderazgo de Bolívar. Hoy, la restauración neoliberal es el triunfo de la quietud, de la pasividad y la desesperanza; pero la crisis mundial del capitalismo, la amenaza constante contra la vida del pueblo trabajador, y el atroz retroceso de libertades y derechos obliga al pueblo nuevamente a danzar, cada vez más obligado a moverse, y con eso obligado a estremecer sus cadenas. Pero moverse por moverse, sin ritmo ni compás, es simplemente acelerar el paso de la muerte, es arriesgar el futuro de los pueblos a lances de suerte. El movimiento del pueblo por su vida, ese nuevo baile del fuego, solo puede ser la revolución.

Si en el primer Carabobo el ritmo todo del nuevo mundo se encontraba en la espada del Libertador, hoy con mucha más razón en escenarios de una crisis que afecta a la humanidad entera, el pueblo requiere aquel oído virtuoso y aquella mano firme que dirija sus pasos; este nuevo Carabobo será la hora de un gran armónico colectivo. Este no puede ser otro que el movimiento de las y los trabajadores orientado por sus organizaciones populares de vanguardia revolucionaria, democráticas, socialistas y comunistas.

La coyuntura

La crisis del capitalismo se ha impuesto sobre el país bajo la forma del estancamiento de la producción petrolera, de la producción interna y de los ingresos nacionales, aunado a sanciones imperialistas cuyo peso ha sido descargado por el gobierno nacional sobre los hombros de los pueblos trabajadores en favor de su estabilidad como gobierno y de su cada vez mayor identificación y unidad de intereses con la burguesía. Estas decisiones llegan de la mano de una concepción reformista y pragmática, incapaz de reconocer a otro sujeto distinto al capital, ya sea en su carácter de Estado, de capital privado o de trabajo reducido a capital variable. En esta óptica el único sujeto capaz de "burlar" el bloqueo, pero nunca superarlo, de reconectar el país al mercado mundial y preservar la dependencia, sería la burguesía. La imposición de estas concepciones no es casual, estas políticas no solo no son las únicas alternativas impuestas por las circunstancias, sino que responden al marcado acento estatal-institucional de la actual dirección del proceso y del influjo permanente de la burguesía sobre el aparato del estado, mediante las vías de la corrupción, el endeudamiento, la intermediación mercantil y la fuga de capitales, al hecho de no plantearse la posibilidad de avanzar a un horizonte más allá del capitalismo. La tensión entre crisis y sanciones de un lado y las decisiones antipopulares restauradoras del gobierno por el otro ha impuesto un discurso de la polarización gobierno-oposición, patria contra imperio, destinado a ocultar la verdadera contradicción entre capital y trabajo, y adormecer al pueblo en un llamado al quietismo, el "sacrificio" y la impotencia.

Es ante este desvío programático que emerge la APR como respuesta de las y los revolucionarios que señala un rumbo alternativo, popular, nacional, y de dignidad, para el cual es necesario la organización y cualificación de las fuerzas populares en vista a la toma del poder como único medio posible de liberación nacional y social. De aquí que las personalidades e instituciones conservadoras, retardatarias, reformistas y reaccionarias hagan causa común y levanten las banderas del anticomunismo en una cruzada de difamaciones, señalamientos, intimidaciones y presiones, destinadas a asustar al pueblo y enemistarlo con los únicos auténticos defensores de sus intereses de clase. Es así que en un escenario en el que las disensiones interburguesas amenazan a zanjarse en un pacto de élites, que cobrará como ficha de canje a los revolucionarios y al pueblo, que la APR se plantea la tarea inaplazable de romper con la falsa polarización, detener el avance del anticomunismo y desenmascarar las verdaderas intenciones de sus voceros y contrarrestar el avance privatizador, desnacionalizador y de ajustes antipopulares al que se encamina la actual política económica. Para esto la APR se despliega en la defensa de los intereses del pueblo mediante la agitación, la lucha y el combate. La APR hace presencia en todos los espacios populares para señalar las metas últimas del movimiento de los trabajadores, sus potencialidades y definir sus objetivos. La APR acompaña al pueblo a desechar ilusiones y lo convence de que la crisis del hambre y la migración no se superarán mediante milagros, ni por medidas de mercado, sino por decisión y fuerza del pueblo mismo. Más allá de la defensa, la APR se destaca en la preparación de la ofensiva general del pueblo.

La APR como parte del pueblo trabajador lucha por una revolución popular de liberación nacional/social que supere grandes taras como la explotación del trabajo y la pobreza, la exclusión/desigualdad, la depredación de la naturaleza, la violencia, las guerras y la opresión a la mujer todas estas expresiones de la sociedad capitalista.

Para ello nos proponemos reconquistar derechos sociales fundamentales, a través de una nueva de relacionarnos, una nueva forma de acumular fuerzas, al pueblo de Carabobo proponemos luchar por:

- Una línea transversal de conservación ambiental y ecología, del que se extrae la organización de zonas de cuidado ambiental, ciclo-vías, el reciclaje,

- Re-Conquistar derechos laborales, la protección del empleo, salarios dignos.

- Constituir un verdadero sistema de transporte público con controles de los usuarios y comunidades, que integre un conjunto de procesos, desde la mecánica y repuestos de los autobuses, paradas inteligentes, supervisión del cumplimiento de rutas hasta la puesta a punto y funcionamiento del metro de valencia.

- Organizar un verdadero sistema único de salud pública bajo control popular, que integre dinámicamente desde los consultorios populares hasta los hospitales, desde la integración de asesoría nutricional y alimentos saludables a los sistemas de distribución de alimentos hasta la consecución de salarios dignos y condiciones de empleo seguras para los trabajadores de la salud.

- Igualmente integrar el sistema de educación y vincularla a los problemas sociales, las concebimos como el epicentro de la reforma intelectual y moral.

- La lucha por los servicios públicos óptimos, en especial el gas, el agua y la electricidad

- Recuperación, drenaje y uso de las aguas y tierras del Lago de los Tacarigua para proyectos de desarrollo agrícola y turístico.

- Revisión y planificación de toda la infraestructura industrial, de maquinarias, de tierras y fuerza laboral a los fines de impulsar un desarrollo ordenado de la producción de bienes y servicios en la región, lo que pasa por el desarrollo de las zonas agricolas y pesqueras, de las industrias de alimentos, medicamentos y productos de higiene, entre otras areas fundamentales

 



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