No dejaré mis sueños atrás

Es el título de una estupenda novela escrita por el buen amigo y compañero de muchas luchas Santiago Arconada. De él ya había leído 500 años que no son tres días, excelente testimonio autobiográfico e histórico emblemático de toda una generación de izquierda, la de los años '70. También lo es este hermoso texto de hoy, aunque restringido a la parte de izquierda que apoyó a Chávez y a eso que, a mi modo de ver incorrectamente, se ha dado en llamar "revolución bolivariana".

La leí de un tirón, como hacía tiempo no me pasaba con ningún libro. Y de inmediato le escribí a su autor: Con lágrimas en los ojos, termino de leer la novela. Puede ser planfetaria, como te escribí al comenzar a leerla, tal vez al modo de Victor Hugo en Los Miserables o de Adriano en País Portátil, pero, quizá a causa de los códigos comunes de una larga historia compartida, me llegó al corazón del corazón, como diría Nicanor Parra desde su antipoesía. Creo que desde 500 años, Arconada inaugura un nuevo estilo al que con audacia me atrevo a llamar la literatura ensayo: por momentos no hay ficción alguna, sino honda reflexión política, social, histórica sobre lo que es y ha sido Venezuela, reflexión que no obstante es parte sustantiva de la ficción que se narra y de sus personajes.

Conmueve la relación del viejo militante con su hija que parte a vivir a otro país a causa de la devastación causada en el nuestro por el proyecto político que aquél ayudó a impulsar: como en Los Miserables de Hugo, hay una tensión constante entre la ensoñación revolucionaria y la ruda realidad. Conmueve su condición de abuelo para con sus "compañeros nietos", como los llama. Y conmueve sobre todo esa guerra interior consigo mismo, el desgarramiento con lo que fue una ilusión de cambio defraudada por los pícaros de siempre, la terca vigencia de sus sueños de libertad, democracia y justicia que lo ha animado desde su edad de la razón. Su trayecto por esta Caracas nuestra, humillada, apaleada por la desidia de los malos gobiernos, es la trayectoria por estos últimos 20 años de nuestra historia como nación expoliada y traicionada mil veces, y me recordó el semejante viaje de Barazarte en País Portátil para cometer un acto "revolucionario" y violento.

-Soy un militante, dice el viejo, por toda definición de sí mismo, más que educador, padre, abuelo, esposo, ser humano, y quienes lo hemos sido durante toda la vida, sabemos la carga existencial, vital, rotunda que tiene tal condición.

Conmueve de esta novela el empeño en creer, que es lo que estremece de la historia de los pueblos, de la historia de la condición humana a lo largo de esta gregaria aventura de 5.000 años: siempre aspirando al paraíso desde la miseria, siempre creyendo que es posible lograr una vida buena y hermosa más allá del hambre y la pobreza de tantos, siempre tentando a la belleza desde nuestra infinita necesidad de ternura, que nos dijera el chino Valera Mora.

Ésta es una novela (ver en PDF)en la que su autor se da entero y entrega su alma desnuda. Porque, en efecto, Santiago nunca ha dejado ni dejará atrás sus sueños. Lo sabemos quienes lo conocemos desde hace mucho y quienes hoy descubrimos ésta, su notable faceta de escritor. Literatura militante la suya, que buena falta nos hace.



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Enrique Ochoa Antich

Político y escritor de izquierda democrática. Miembro fundador del Movimiento al Socialismo (MAS).

 @E_OchoaAntich

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