Lo que vale la muerte y la vida en estos tiempos

HESÍODO: "Hijo de Meles, Homero, que conoces los designios de los dioses, dime lo primero de todo ¿Qué es lo mejor para los mortales?"… HOMERO: "Lo primero de todo, para los mortales que habitan sobre la tierra (seres de un día), es no nacer, pero, si han nacido, lo mejor de todo es morir pronto": Hesíodo: Certamen.

La vida es bella pero si la hacemos bella, no es que existir sea gran cosa. Crudamente hablando la vida es dolor y sufrimiento, incertidumbre, que hay que convertir en algo con sentido, con forma. Así lo hemos hecho: primero el mito la hizo más tolerable, luego los rostros serenos esculpidos en la piedra, los frontones, cerámicas y pinturas sagradas que reflejaban al hombre en sus hazañas y trabajos, también fueron obrados para sublimar ese sufrimiento. Y luego vino la representación trágica, la catarsis…

Para algunos, después de viejos, la vida es un robo. Para otros "es una sombra que camina, un pobre actor que en escena se arrebata y contonea y nunca más se le oye (esto nos recuerda la de muchos políticos de ahora), un cuento que cuenta un idiota y que no significa nada (esto también)"... En la vejez y en la literatura trágica, de cara a la muerte, la vida se descubre como un momento muy breve y lleno de dolor. Para otros pasa tan rápido que llegan a creer, al final de sus días, que todo fue un sueño… Como se ve ¡nadie está dispuesto a darle la razón a Homero!: unos luchan a pesar del dolor y la muerte, y otros niegan su existencia y se echan a dormir, hasta que la parca los sorprende!

Sin la ayuda de la literatura, del conocimiento, muy pocos pueden percibir la presencia constante de la muerte, mientras otros solo viven un sueño, con características de pesadilla. Aun así la humanidad –no el hombre solo y la mujer ella sola, como ahora – ha podido trascender en el tiempo gracias su gran obra hecha de vida, y esa obra es acumulación de conocimiento, métodos inspirados en lo más sagrado para poder sublimar el dolor y la muerte, y darle con su forma una razón sagrada a la vida. Si saltas al mundo puedes ver nuestra herencia representada en templos, pirámides, puentes y torres imposibles, en miles y miles de volúmenes ordenados en grandes bibliotecas, foros donde antes hubo sótanos de torturas e inquisidores, otra vez inquisidores donde antes habían tribunales justos, revoluciones, restauraciones, capitalismo y más revoluciones, y todo eso nos incita a avanzar.

El socialismo es parte de esa obra y hala a la sociedad hacia el futuro; en rigor, a su persistencia en el tiempo. El socialismo es una razón para vencer la muerte, es una obra humana superior, que es hacer de cada individuo una persona y un ser consciente de pertenecer a una comunidad, y buscar la manera de trascender en el tiempo, legar su gran obra: la perfección humana. Eso es el socialismo, un empeño humano por su perfección.

El capitalismo es una promesa de éxito personal y a la vez prefigura la nada, es la muerte definitiva de la humanidad, un agujero negro. El capitalismo es el desbalance, la pérdida del equilibrio en todo. Frente a él no es difícil hoy, despertar del "sueño de la vida" a la contundente verdad, golpeados por su poder destructor, desengañados de sus mentiras. Despiertos frente a la fuerza destructora y el engaño de las corporaciones no es necesario que la literatura nos recuerde que somos frágiles (¡breves y mortales!), o que la historia nos aleccione con su pasado de violencia y muerte, solo basta con girar la mirada 360 grados y ver lo que hay, despertar y abrir bien los ojos. El capitalismo representa los oficios del diablo que cada vez quedan más expuestos a nuestra conciencia.

Lo ridículo de la lucha política dentro de las fauces del capitalismo, es creerse inmortal, la realidad es muy aleccionadora en eso. Un día la soberbia nos nubla la mente, otro el resentimiento nos acorta la vista, y el otro morimos en la cama de un hospital. Todavía seguimos creyendo que disparar rencor nos salvará de algo, aquí, en la tierra de los mortales. Pero no es así, uno y otro no sumamos nada. El odio, la envidia, el resentimiento personal, esto nunca será lo suficientemente bueno como para que nos salve de la muerte, una venganza, una manipulación, una trampa. Lo único que se puede salvar es la sociedad toda como comunidad, si abrevamos a la fuente de la humanidad, y de la naturaleza que la hace posible. Y sin odio, más bien con conocimiento, amor y solidaridad; controlando la mezquindad, la avaricia, la rabia de la envidia.

Desde lo alto, conscientes, despiertos, todo allá abajo se ve pequeño, mezquino y miserable. ¡Comprensión, consciencia, solidaridad humana!, están a la base del socialismo. La idea más fuerte, más obligante de la vida es sentirla hasta el final, la comprensión de que somos mortales, malos y buenos a la vez, y elegir el mejor camino, con empeño, pero pisando duro, para que otros sigan nuestros pasos. Que las palabras cobren sentido, que no sean solo piolines al viento.

Los políticos farsantes pierden su tiempo en "arrebatos y tongoneos", para que, ya muertos, nunca más los oigamos, ignorantes de lo breve que es el éxito personal, y se mueren, sin pena ni gloria; sin honor, peleando solo por dinero, vicios, vanidades, y se mueren; sin que más nunca sepamos de ellos, porque no legaron nada bueno que perdurara en la memoria de sus semejantes.

Se burlan de Fidel, y de Chávez, menosprecian a Marx…, gritan ¡Chávez Vive!, pero ellos mismos serán olvidados y no les importa, porque en su arrebato se creen inmortales –pero solo un momento, como en el encanto de la cocaína, del alcohol, del prozac o las diazepaminas –.

Para que después, ya viejos, no digamos con tristeza que la vida fue una estafa, mejor es sentirla desde ahora despiertos y conscientes, y contribuir generosamente a la humanidad, defenderla para que permanezca en el tiempo... sin preguntarnos idioteces como, ¿qué habrá en el mundo después de que perezca la humanidad?

¡Patria Socialista o Muerte!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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