¿Beneficia un "superbodegón" a quienes reciben salarios mínimos?

La cuestión, desde mi punto de vista, no es criticar porque sí el hecho de que se haya inaugurado un "supermercado iraní" en Caracas, donde se ofrecen mercancías importadas.

El tema es que hay vastos sectores de la población venezolana que con los deprimidos sueldos, salarios, pensiones y jubilaciones que perciben no tienen poder adquisitivo para comprar en ninguna lado. Decir que porque un supermercado ofrezca precios entre 10% y 20% por debajo del resto de los comercios, se está "atendiendo al pueblo con precios accesibles", más que un error es fraudulento. En este sentido coincido plenamente con la opinión de Fernando Saldivia Najul, tiene al respecto.

No hay que ser economista, presentar gráficos ni cálculos econométricos algunos, como excelentemente lo hace la profesora Curcio, a pesar de la feroces críticas de Farías, para afirmar que con los sueldos y salarios que actualmente percibimos, quienes dependemos del Estado, no logramos cubrir lo más mínimo de las necesidades esenciales para sobrevivir.

La inauguración de Megasis, a mi entender, supone parte de la "alianza estratégica" con los iraníes, como esquema de negocios, que más bien por la vía impositiva podría dejar ciertos beneficios a la economía del país, así como la posibilidad de que Venezuela exporte a Irán ciertos productos que también ayudarían a mejorar la economía tan duramente golpeada, tanto por errores propios de nuestro gobierno, como por las acciones expresas de quienes pretenden derrocar al gobierno, a través de sanciones comerciales, con Estados Unidos a la cabeza. Lo que no es otra cosa que una vía de romper el cerco comercial y financiero que desde EE UU se ha impuesto al país.

Un ejemplo que vale la pena citar es el de la importación de gasolina de Irán. Para nadie es un secreto que antes de la llegada de los 5 buques iraníes, el parque automotor venezolano estaba virtualmente paralizado. Si bien la idea es reactivar definitivamente la producción nacional de gasolina, es evidente que fue oportuno y necesario importar la gasolina, por mucho que los detractores del gobierno no han dejado de quejarse. Como antes afirmamos, habrá que seguir recibiendo combustible iraní hasta que haya una reactivación definitiva de nuestras refinerías. Mientras tanto bienvenida la gasolina persa.

El tema pendiente, aunque al Constituyente Jesús Farías le parezca "un discurso pseudorevolucionario", es como mejorar la capacidad adquisitiva de los vastos sectores que dependen de los salarios y de las pensiones y jubilaciones del Estado, pero eso es harina de otro costal.

Que el subsecretario de la Oficina de Asuntos del Hemisferio occidental del Departamento del Estado norteamericano Michael Kozak haya expresado críticas, a la inauguración del Supermercado iraní en Caracas, indica que los perros ladran, si lo perros ladran, es señal que cabalgamos.
 



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Juan González


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