Cuidemos nuestra vida y la vida de nuestra gente

La Equidistancia y El Coronavirus

Miércoles, 22 de julio de 2020.- Eso de distancia social o de mas bien, la regla que se ha popularizado para combatir la propagación del Coronavirus, eso, de que Mantengamos la Distancia Social, me suena un tanto clasista, aún cuando podemos argumentar que es de uso internacional y que de allí nos viene, se me parece mucho a aquello que hace años, recomendaban ciertas damas encopetadas a sus hijas, en una Caracas, mas bucólica, las damas decían a sus hijas cuando un mozo de una clase supuestamente menor las pretendía: Matén tu Distancia mija.

Distancia y Categoría, faltaba mas.

Una tía-abuela nuestra por parte de madre, se llamaba Hermelinda, decía que hasta en el cielo hay categorías: ángeles, arcángeles, querubines y serafines, que horror con ese concepto de la tía, qué diría del mundo actual, donde se han perdido todos esos valores.

Si, creo que mas bien que debería decirse, mantén tu distancia física, aunque la costumbre se hace ley y bueno, se ha impuesto lo de Mantengamos la Distancia Social, hábitos lingüísticos de otras épocas, difíciles de superar.

Consulté con Wikipedia, el nuevo diccionario de esta época lo de Equidistancia: igualdad o equivalencia en distancia entre dos seres, puntos o elementos y revisé en un viejo RAE, diccionario de la Real Academia Española que está dando vueltas por ahí, así como en un pequeño Larousse y todos ellos hablan de La Equidistancia.

En este caso, me gusto la definición de la RAE y El Larousse: igualdad de distancia entre varios puntos u objetos.

Ahora debo reconocer que eso de Mantenga su Equidistancia, contra, Mantenga su Distancia Social, no tiene comparación, gana la segunda, la fuerza del hábito o la dictadura de un oído domesticado por el uso constante, aceptado por todos.

El asunto está en que los seres humanos por naturaleza somos gregarios, es decir, necesitamos estar con otros seres humanos, relacionarnos, unirnos, mezclarnos, enredarnos y con esta norma que están imponiendo, tratando de imponer, las autoridades sanitarias en todo el mundo, para controlar la propagación del Coronavirus, se está creando un nuevo elemento estresante para todos nosotros.

Especialmente para los jóvenes, mantener a las muchachas y a los muchachos distantes en la etapa de apareamiento, se ha tornado en una batalla casi silente, que muchos padres y representantes están enfrentando.

La creatividad se ha tenido que desarrollar en los distintos bandos de esta singular batalla, ellos, los jóvenes por estar juntos y superar los límites impuestos y los cuidadores por mantenerlos a raya.

Además con la añadidura del aumento, todavía no cuantificado, aumento de esa presión social interna, ese nerviosismo que puede sentirse en el ambiente ante la incertidumbre de hasta cuando mas va a durar este situación inusual y el no tener una respuesta concreta al respecto.

Será que no les basta con el teléfono, la internet y las señales de humo y tienen que verse personalmente, eso parece.

De allí, la aparición de rumbitas bajo cuerda, de fiestecillas clandestinas donde nadie usa tapa bocas, justificadas por miles de razones, casi todas no válidas, que han contribuido a la propagación del virus y al relajamiento general.

No basta con las recomendaciones de Quédate en casa y Mantenga su Distancia Social, hay que explicarle a los jóvenes y a la opinión pública en general los nefastos efectos de contraer el Coronavirus, insistir en la posibilidad de contagio, de adquirirlo o trasmitirlo, aún siendo asintomáticos, machacar en la necesidad imperiosa de usar la mascarilla que deben limpiarse diariamente, luego de su uso y de ser cuidadosos en el aseo constante de las manos para evitar el contagio.

Nuestras cifras todavía son buenas, comparativamente nos favorecen pero hay un aumento en los contagios que debemos atacar.

Hay un peligro de muerte que debemos tomar en serio.


Mencionemos los efectos, a veces ocultos, del estrés y propongamos fórmulas reales de combatirlo.

No bajemos la guardia, armémonos de paciencia, hablemos de esto abiertamente y sin tapujos, todavía hay que permanecer en la lucha.

Cuidemos nuestra vida y la de nuestra gente.






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Luis Enrique Sánchez P.


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