Vivas Santana ¿quién es el próximo?

El secuestro de Vivas Santana pone en discusión la esencia misma del momento que vivimos. Más allá de la anécdota de su secuestro, las excusas, existe un cuadro social que debe ser estudiado. Veamos.

El fenómeno de la cuarentena, cuando toda una sociedad es enclaustrada por el miedo creado por los instrumento de dominación y manipulación psíquica, nos muestra lo frágil que somos y la facilidad con la que caemos en manos de un pranato. Aún la humanidad no supera la psicología de la cacería de brujas.

En situación de cuarentena la sociedad deja de existir, es sustituida por la suma de millones de fragmentos aislados, neutralizados. Este nuevo conglomerado, esta especie de ostracismo colectivo tiene unas nuevas leyes, una nueva dinámica. La política se reduce a su mínimo, el hombre político desaparece, el poder es omnímodo, no existe el contrapeso de las protestas, la fuerza de las masas en la calle. El que tenga la organización represiva es el poder.

En Venezuela padecemos un gobierno que sucumbió a la tentación del pranato, su espíritu es el de la mafia, y ahora con el derrumbe de la sociedad lo puede manifestar a plenitud. La cuarentena cumple el sueño de todo gobernante con espíritu totalitario, gobernar sin oposición, sin ley, sin la fuerza del reclamo.

El secuestro de Vivas demuestra la situación grave de hoy, estamos en manos de una dictadura y no hay sociedad que resista. Secuestran a un incómodo escritor, sin respeto por sus derechos humanos, por encima de cualquier ley, con la complicidad de la fiscalía, de la constituyente, y el gobierno prepotente, conocedor de su impunidad, sigue contento dando los números de la cuarentena y aquí no ha pasado nada.

En esta situación el madurismo aprovecha para liquidar cualquier vestigio de disidencia, después de la cuarentena todo debe estar en paz. Las faes se encargan de la razzia en los barrios, asesinan más que el virus, pero a esos muertos no les sale boletín de jorge; los escritores incomodos son neutralizados con cualquier excusas, los medios son intimidados, son castrados. El madurismo aprovecha la cuarentena para atornillarse en el poder. El país no protesta, la sociedad no existe.

Pero la realidad es inapelable: la situación real es de tierra arrasada. La cuarentena que tanto favorece al madurismo, es grave para el capitalismo que lo sostiene, lo liquida, no hay protesta, pero tampoco hay comercio, la economía se muere y con ella la sociedad y el gobierno. La sociedad enclaustrada languidece, se desespera, buscará maneras de protesta. Por una ley natural, el hombre es una animal social, encontrará formas de agruparse en su desdicha, no sabemos cuál forma adoptará, pero el estallido es inevitable.

Es la hora de la política, la sociedad agonizante la necesita como restauradora del espíritu social. Estamos en los límites de un estallido que sin la conducción de la política será catastrófico, nos hundirá en el caos. Es vital que la política proponga formas de conducir la energía que se acumula en el fondo del aislamiento, se debe evitar que el desespero encuentre caminos en la acción de pandillas que actúan contra el colectivo social, hay que impedir que la desmoralización apoye a salidas fascistas, hay que evitar que la salida la impongan los gringos. El desespero es mal augurio para las sociedades…

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Toby Valderrama Antonio Aponte

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